Capítulo 3

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—Naruto, eres un idiota sin remedio.

La voz enfadada de Shikamaru retumbó por toda la sala. El rubio Uzumaki soltó un suspiro largo ante lo dicho por su consejero.

—¿Sabes las consecuencias que trajiste al traer a esa humana aquí? No, claro que no, pero las hubieras sabido si me hubieras dicho que la ibas a traer.

El de cabellos azabaches se sentó con fuerza en su asiento y se cruzó de brazos. Naruto solo había llegado a la sala del consejo y Shikamaru ya lo había regañado con tres palabras fuertes de por medio. Cuando Naruto le dijo a Sakura que tenía que ir a la aldea de su manda, se negó de inmediato. El rubio no supo como terminó de convencerla. Hizo que se subiera a su lomo y luego se fue corriendo a la aldea.

Los gritos de Sakura y su potente agarre le dejaron moretones y con poca audición, momentáneamente.

Al llegar, la dejó encerrada en un cuarto custodiado por dos hembras de su manada. Y al llegar a la oficina, observó a todo su consejo, el cual estaba compuesto por 5 personas, sin contarlo a él. Los 5 lo voltearon a ver, algunos con el ceño fruncido y otros con una cara de preocupación. Se sentó en su asiento, el cual era una especie de trono de madera oscura, y luego cruzó sus dedos; expectante. Fue ahí en donde Shikamaru le dijo que era un idiota.

—Naruto, acabas de poner a toda la manada en peligro.

El mencionado no dijo nada; esperando a que le explicaran el por qué de eso.

—Los licántropos del clan de los tigres la olieron y la están buscando.— Habló Temari, quien estaba sentada al lado de Shikamaru.— Por eso te atacaron hoy. Iban en busca de la humana.

—¿Eh? ¿Pero por qué?

—Ellos saben lo importante que es para los vampiros y los beneficios de su sangre.

Shino, un hombre misterioso que siempre se cubría la cara y usaba lentes, fue el responsable de esas palabras. Naruto lo volteó a ver confundido.

—¿Beneficios? Pensé que solo la cuidaban por ser la Sangre Dorada. Explícate, Shino, ¿de qué beneficios hablas?

—Fue algo que se descubrió hace poco.— Habló Shikamaru en lugar de Shino.— Su sangre es muy extraña. Cuando se ingiere, el que lo ingirió se vuelve mucho más poderoso y su tamaño aumenta.

—¿Qué?

Naruto se sorprendió mucho por lo que dijo el hombre a su derecha. Lo miró con los ojos abiertos y con mucha estupefacción. 

—¿Cómo lo saben?

—Yo probé un poco de su sangre.— Habló Temari.— Cuando estaba haciendo una revisión básica a los miembros que te llevaste, uno de ellos tenía sangre que no era de él. La removí, pero quedó pegada a mi mano. La lamí para quitarla y fue entonces cuando la probé. Mis sentidos se agudizaron de una manera que nunca había pasado. Me transformé sin pensarlo y mi tamaño aumentó. Mi ropa quedó desgarrada debido a eso.

Todos los de la manada siempre utilizaban yukatas en extremo grande. Esto para que, cada que se transformaran, su ropa permaneciera intacta y así no estar desnudos al volver a la normalidad. Por lo que Temari debió de haber crecido el doble para romper su ropa.

—Su fuerza también se incrementó. Sin mencionar que pareciera ser que perdió la cabeza por unos segundos, ya que me atacó al verme.— Dijo Shikamaru.

La rubia bajó su mirada ante eso.

—No puede ser. ¿Y eso ocurrió solo por una gota?— Shikamaru asintió.— Demonios... Shino, ¿tú sabías sobre eso? ¿o tal vez tú, Sai?— Dijo mientras volteaba a ver a un azabache de ojos negros.

Sangre DoradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora