—Siento que hice algo extremadamente malo.
—No has hecho nada malo, Sakura.
—Pero no deja de verme mal.
Ya había pasado una semana en la casa del alfa Uzumaki. En estos momentos, Sakura se encontraba en su habitación junto con Hinata. Ambas estaban acostadas platicando alegremente. Hinata se sentía feliz de tener finalmente una amiga humana. Alguien con quien hablar después de tantos años. A pesar de que Sakura tenía 19 y ella 32. Su compañía había sido muy agradable. Sakura se sentía de la misma forma. Nunca había tenido alguien con quien hablar—aparte de Ino Yamanaka, su mejor amiga, claro está—. Sus compañeras de universidad eran unas putas rastreras y unas chismosas de primera. Si les contaba algo, estaba segura que toda la ciudad se enteraría en menos de un día.
En medio de la conversación, Sakura había sacado el tema de Kawaki. El pequeño lobo la observaba con ganas de asesinarla. A veces le mostraba sus colmillos y sus garras. Su lomo se erizaba cada que la veía y su cola se paraba al igual que sus orejas. Era como un animal salvaje que miraba a un intruso en su territorio. Que la verdad no estaba alejada de eso, pero Sakura se sentía intimidada.
Kawaki, cuando estaba en su versión animal, no era nada pequeño. Era del tamaño de un pastor alemán hembra. Medía, por lo mínimo, unos 60 centímetros. Cada que la miraba con amenaza, sentía que se le lanzaría y la atacaría sin piedad alguna. Por eso, se aseguraba de pasar tiempo con Hinata. Sabía que, si ella estaba presente, Kawaki no se atrevería a atacarla. Pero aún así, él siempre la observaba desde las sombras. Sus ojos se teñían de rojo cada que se transformaba, por lo que el verlos en la oscuridad era peor. Lo sentía observándola a cada momento. Creía que incluso la miraba por las noches.
—Sé que Kawaki no te tiene mucha confianza, pero estoy segura de que no te odia ni nada por el estilo.
Oh, pero la verdad es que sí la odiaba. Él creía que Sakura seducía a su padre. Por eso también se había apegado más a su madre. Estaba enojado con Naruto y quería darle a entender a Hinata que siempre estaría con ella sin importar qué.
—No lo sé. La verdad es que creo que sí me odia, y mucho. No deja de gruñirme cada que me mira y se pone alerta. Una vez me hizo caer con su cola y me miró con el ceño fruncido. Te cuento esto porque la verdad comienza a preocuparme y a darme miedo. Siento que se me va a lanzar en algún momento.
Kawaki la repudiaba. Una vez le preguntó el por qué la odiaba tanto, y él dijo "deberías saberlo, puta" y luego de eso se fue del lugar. A Sakura comenzaba a molestarle el hecho de que la llamara puta. Si no fuese un "niño" lobo e hijo de las personas que la estaban cuidando, ya le hubiera dado un gran golpe en la cara.
Aunque todavía no sabía por qué estaba ahí. Le preguntó a Naruto una vez el por qué se encontraba con ellos y como llegó. Pero él solo le dijo "Lo sabrás dentro de poco. Yo tampoco sé muy bien lo que pasó esa noche." Sakura se tuvo que resignar a saber la respuesta.
—Hablaré con él. No te preocupes. La verdad es que ese comportamiento no es normal en él.
—Muchas gracias, Hinata.— Dijo mientras se arreglaba la yukata.
Hinata le había prestado una yukata para que pudiera andar cómoda por la casa. Su ropa estaba rota, después de todo. Aunque se sentía un poco avergonzada por tener la parte del pecho tan abierta, y sentía más vergüenza al no tener nada que ocultar.
La mujer azabache se levantó de la cama y se estiró un poco. Naruto no estaba. Había ido a la aldea por algo del consejo, por lo que ambas estaban solas con los niños.
—Sakura, tengo que ir a la aldea a traer carne. ¿Podrías cuidar de Boruto y Haru?
Sakura estaba por negarse de inmediato. ¿Qué no había escuchado lo que dijo de su hijo mayor?
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Sangre Dorada
FanficEn las profundidades del bosque, yace un mundo místico repleto de criaturas mágicas y salvajes. Sakura Haruno, de una forma que no recuerda, terminó entrando a lo profundo y no sabe cómo escapar. ¿Cómo escapas de un alfa zorro licantropo? Y aún peo...