𝘿𝙚𝙨𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙖𝙡𝙢𝙖

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La noche en "El Beso" de la ciudad porteña estaba fresca pero no lo suficiente para ___ de lucir el vestido verde con el tajo en una pierna, estaba sola como acostumbraba ser, pero no era sorpresa si un hombre, o mujer, se le acercaba para acompañar alguna pieza de tango, Piazzola su favorito, para continuar la noche empapada de sudor.

Los acordes del acordeón daban el comienzo de una noche de baile, parejas de edades diversas, y ahí estaba ella, Pablo no podía dejar de mirarla, con las piernas cuál plumas que se mecían, la cintura contorneada, y una sonrisa que si la tuviera a centímetros tendría que respirar profundo.

- No seas cagón, anda - Le decía su hermano Andrés con un empujón en el brazo, siempre que estaba en Buenos Aires ir a comer algo y disfrutar de algún show era el plan perfecto para el dúo, muchos le habían recomendado "El beso" salón de Tango, en realidad muchos comentaron de lo mismo, la joven que bailaba todos los fines de semana con quien se animara ante semejante "minón".

- Callate...ni se bailar además - Mientras le daba un sorbo al vino, tal vez el Malbec le daba un impulso, ¿qué tan difícil sería?, desde que entraron ya la muchacha había bailado con al menos 3 personas distintas, muchos elegían la opción de verla bailar y a eso él se estaba limitando.

Sintió un aire caliente cuando esos ojos se clavaron ante el ex futbolista y se dirigía hacia la mesa de ellos, como una brisa fresca apoyó su mano en el asiento de Pablo

- Quien diría que estamos en presencia de un campeón eh, por eso tanto revuelo - La luz dejaba ver una capa fina de sudor de su piel tostada

- No por favor, el revuelo es digno tuyo - Andrés se reía ante lo colorado que su hermano se había puesto ante la pequeña interacción con ___

- ¿Bailas? Mira que no acepto un no como respuesta - Ya ___ se había sentado al lado de Pablo, nunca entendía pero los sábados en el Salón la volvía despiadada y sin una pizca de vergüenza, como si fuera otra y además disfrutaba poner nerviosos a los hombres, sobre todo al castaño que no le saco los ojos desde que ingresó al establecimiento

- Voy hacer un papelón, no no -

- Dije que no aceptaba un no como respuesta, los dejo chicos que coman rico - Y al levantarse de la mesa con un guiño se fue a charlar con demás comensales


"Adios Nonino" comenzaba a sonar sobre el salón, de nuevo parejas fueron encontrándose, y otras nuevas se fueron sumando. Unas manos duras se posaron sobre los dedos de ___ y sonrío al ver quien era, lo guió hasta el centro y se juntaron sin sacarse la mirada del uno al otro. Era innegable la química, en cada paso Pablo parecía experto, algo había aprendido en su juventud aunque fuera solo lo básico, y las piernas de ___ se enredaban con las de su compañero en un juego tan seductor como inocente, roces de caderas, manos que recorrían su espalda y la nuca de ella.

Las últimas estrofas daban el final del baile e internamente querían un alargue, algo que los mantenga así de unidos, el pecho pegado, las manos de Pablo acariciando los brazos de ___ o su espalda descubierta.

Los aplausos no tardaron en escucharse cuando la música terminó, alejándose un poco de ella dejó que aquella muestra de afecto recaiga exclusivamente en su bailarina.

Se dirigió hasta su mesa y el camarero exclamó

- Su hermano me dijo que le diga que el se va para el hotel, que "haga la suya" así textual - Pablo asintió y se rió, en su celular un mensaje de Andrés "No te tenía así che, tranquilo que voy a dormir, disfruta enano"

Con su mirada la veía a ella ponerse su tapado negro y acomodandose el pelo, quiso adelantar su paso para poder conseguir al menos llevarla a su casa sin que nadie le robara esa posibilidad, lo que así fue, sintió un vuelco en el corazón cuando ella le dijo que sí, saludando a los dueños fueron los dos hasta su auto.

° One Shots ° - Scaloni - AimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora