¿𝘗𝘢𝘥𝘳𝘦 𝘦𝘴𝘵𝘢𝘴 𝘢𝘩í?

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Padre..

Padre...

El verano dejaba pegado el camisón de ___ sobre su piel, otra vez aquel sueño, de esos que se levantaba con la temperatura como si de fiebre se tratase, caliente, sudada, imposibilitada a volver a dormir porque en su cabeza estaba el, Padre Scaloni, el joven cura de provincia.

No fue tan encantador su primer encuentro, en el confesionario no dio pie para que el Padre Félix pudiera dar inició a su confesión, como tren embalado habló, habló de su pelea con su padre, de lo poco enamorada que estaba de Ignacio, el hombre al que querían hacerla casar, que sin embargo se veían a escondidas detrás del jardín, y la lista podría seguir, pero al escuchar hablar al cura, se arrepintió de su verborragia

-Usted no es el Padre Félix....

-No hija, soy el P...

-No interesa, es descortés no haberse presentado siquiera, y discúlpeme pero yo no me voy a confesar con usted

De ese hecho pasaron días y semanas, en su cumpleaños mientras jugaban al "gallito ciego" junto a sus hermanos, cuñados y otros amigos, ella giraba con sus ojos tapados, manos de todos sus invitados la pellizcaban o le daban algunos empujones "Acá estoy princesa", "No me vas atrapar" y risas, hasta que en algunas de esas vueltas se topó con alguien

-No vas a saber quien es...recién llega

Las manos finas de ___ iban acariciando desde los hombros, el cuello, y el rostro del ya ruborizado invitado

-Diga algo...

-Feliz cumpleaños ___

Su voz fue reconocida por la cumpleañera al instante, y sacándose su venda de los ojos solo atinó decir

-Gracias Padre

Los sermones del joven cura, la cautivaba, en aquellas épocas ser tan crítico con el gobierno del momento era de admirar, y además se trataba de un hombre hermoso, piel tostada, manos firmes, venosas, una voz grave pero al mismo tiempo dulce, como siempre empleaba cuando ___ se confesaba.

-Padre...me gusta hablar con usted, me siento escuchada, cómoda

Desde ese cubículo que los separaba una rendija, Lionel pensaba que perdía la cordura cada vez que ___ le decía Padre, siempre se confesaba entre susurros, y muchas ocasiones incluso soltaba lágrimas, y hacía lo posible para en esos momentos ignorar su posición y darle contención, besarla en esos labios rosados y  suaves, el cuello junto a sus pechos que nacían desde el escote del vestido.

Fue en esos meses que los sueños de ___ volvían a perpetuarse, veía una mujer desnuda en una cama, extasiada de un placer inimaginable, aquel dado por un hombre, con una espalda ancha y marcas en su cintura, como dos hoyuelos, penetrándola, besándola, y parecía ser tan clara en la imagen porque era ella y ese hombre era Lionel. Cuando su cabeza le jugaba esa tan mala pasada le resultaba difícil volver a mirarlo en la iglesia, buscaba su mirada pero se sentía ¿sucia?

La bolsa gigante de la que cargaba ____ le hacía doler los dedos, no había accedido a ser ayudada por nadie, en el cargaba enaguas, joyas, vestidos y ropas que no usaba más. Sabía de antemano que el Padre Scaloni no estaba en condiciones, su ausencia en la misa de hoy fue sorpresa de todos e incluso de su familia, una señora presente les dijo que se encontraba enfermo, ni bien llegó a su casa fue directo a armar su bolsa con donaciones y una comida caliente para él.

No había nadie, ni monaguillos u otros sacerdotes, desde su estómago un impulso la estaba obligando a caminar sin parar desde el patio hacia una habitación, no sabía lo que buscaba, pero deseaba hacerlo, mirando hacia sus costados ingreso ahí. Un cuerpo afiebrado y desnudo reposaba sobre la cama, sentía que si respiraba lo despertaría. Lionel se retorcía por el dolor que le ocasionaba la fiebre, ____ se acercaba lentamente hacia la cama, cambió el paño de agua fría por otro. Jamás había visto un hombre desnudo mucho menos a un cura, se sentía nublada con la vista que tenía de aquel torso con algunos vellos en el pecho, empapado de sudor, lograba sentir como su cuerpo debajo del vestido se calentaba un poco más. Se acercó lentamente hacia sus labios y escuchó entre gimoteos su nombre, en ese estado convaleciente, pensaba en ella. Pasó sus dedos finos por los labios gruesos del rosarino que besaba dormido las yemas de ___ que totalmente ida posó su mano sobre el miembro de él, masajeando torpemente. Con el miedo de que alguien entrara dejó su bolsa con donaciones junto a una carta y con un beso robado de los labios de Lionel. 

° One Shots ° - Scaloni - AimarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora