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Era costumbre para la pareja levantarse unas horas más tarde de lo normal los fine de semana y festivos, días en los que no abrían la cafetería y el colegio daba libre a sus alumnos, esos días en los que alfa y omega descansaban como bebés chiquitos en una cama acurrucados para darse calor mutuamente.

Ese día concretamente, Sanha estaba en la cocina con una taza de leche caliente entre sus largos dedos, sin un punto fijo dirigía su mirada a cualquier cosa inerte de la cocina para distraerse, ya podía ser la cafetera , las repisas, las tazas, etc. Pero aun si se ponía a pensar en los postres que tenía que preparar en la tarde, su mente estaba decidida a mandarle mensajes referentes a la reciente mordida en la curvatura de su cuello.

Sus labios tocaron una vez más la cerámica blanca de la taza, sorbiendo suavemente el líquido, tan silenciosamente que el azabache que aún dormía no se enteraba que su omega andaba vagando por la casa en busca de una distracción.

Pero la cabecita del menor no paraba de repasar lo que sucedió la noche anterior con Minhyuk, las imágenes del mayor mimándolo y consintiendo hacían que sus mejillas adoptaran un lindo color carmín, mientras sonreía tímido. Aun así, la faceta tan madura que Minhyuk le mostró hace unas horas, le seguía sorprendiendo. Ellos siempre fueron muy sencillos en cuanto a los temas sexuales ya que realmente se basaba en hacer sentir bien a la otra personas y disfrutar de igual manera, no conocían ni habían experimentado algún tipo de fetiche en sus relaciones, ni siquiera les llamaba la atención de jóvenes como a otros así que ahora eso no cambiaba mucho.

Hace apenas unas horas, Sanha descubrio y se quedo maravillado con un Minhyuk mucho más dominante en el sexo, sometiéndolo a ser un verdadero manojo de gemidos sin descanso alguno para tomar aire. Y lo peor fue que le agrado.

Le encantó ser realmente un pasivo en la cama si el mayor se portaba así con él, y estaba aún pensando en todas aquellas cosas que le susurró al oído, todas las posiciones en las que lo obligó a estar.

Asociaba ese comportamiento a la marca que había hecho en su cuello, una de unos siete centímetros y que se encargó de hacer sanar lo más rápido, mimándolo para que se olvidara del dolor y retirando suavemente las gotitas saladas que caían por sus mejillas.

Puede recordar con exactitud cuando Minhyuk dejó ver sus colmillos y en un principio se aterrorizó por el tamaño, también lloró de dolor puro cuando se clavaron en la curvatura de su cuello, pero sus sollozos fueron disminuyendo por las caricias de su alfa.

El mayor hizo todo lo posible por hacer el procedimiento más rápido y menos doloroso, por eso justamente se atrevió a hacerle el amor de una manera algo distinta.

Un suspiro salió de sus belfos, haciendo un pequeño pucherito en sus finos labios, sus mejillas se tiñeron poco a poco de rojo cuando recordó que el mayor accedió a tener un cachorro, pero más adelante, aún así, a estas horas celebra haber escondido todos los preservativos, obligando al mayor a hacerlo sin protección.

Quiso reír ante la desesperación del mayor al buscarlos por los cajones, paseándose por la habitación totalmente desnudo que fue cuando el menor no soporto la risa. Un avergonzado Minhyuk llegó a la cama otra vez, sin preservativos.

-¿Te encuentras bien? - Sanha dejó libre la taza de sus manitas, saltando en su sitio cuando Minhyuk tocó su hombro. La leche caliente ahora estaba en el pijama del menor y la taza hecha añicos en el suelo de la cocina.

Asustado giró su rostro hacia el azabache que abrió sus ojitos igual de asustado que el menor, algo culpable después.

-M-Me asustaste... - Pronunció avergonzado bajando la mirada al suelo, alzando la camisa que portaba y haciendo un puchero suspiró, tendría que poner a lavar su pijama favorito.

Mientras que el mayor sonrió enternecido al verle farfullar molesto tomando un trapo y la escoba para recoger, pero su sonrisa se borró totalmente cuando el menor le extendió ambos objetos, con su ceño fruncido y molestando bastante molesto. Y era una de las primeras emociones que sentía a través del lazo.

-Ahora lo limpias tú- Minhyuk tomó ambas cosas y le vio ladeando la cabeza, ahora el omega arrugó su naricita señalando con su dedo índice - Aprende a utilizar el lazo, me vuelves a asustar asi y me las vas a pagar - Amenazó saliendo de la cocina.

-Iprindi i itilizir el lizi - Remedo haciendo una mueca.

-"Te escucho, alfa tonto"

Bueno, por lo menos sabía que Sanha controlaba el lazo.

Al terminar el arduo trabajo que le conllevo limpiar leche y recoger trozos de cerámica- Durísimo labor - se dirigió a su habitación a pasos lentos e imaginando ya a su omega modo "Hyukie molesto a Sannie" así que suspiro antes de abrir la puerta. Asomó su cabecita azabache por el marco y se topó con el morenito cruzado de brazos mientras elegía una nueva camiseta y algo fastidiado le vio tomar una de sus camisetas negras para dormir.

-Es mi venganza, Hyukie - Afirmó levantado sus bracitos en su dirección - Pónmela - Dijo ahora divertido viendo al alfa bufar caminando hacia él, tomó los extremos de la prenda y la alzó.

El frío le golpeó enterito e hizo un extraño movimiento para tomar calor, apuntó con su cabeza la camiseta negra y Minhyuk le vio serio.

-Un día de estos comprarás tres camisetas iguales y de tu talla- Afirmó haciendo un mohín.

Pero al tener la camiseta en sus manos, sus ojitos viajaron por el desnudo torso de su omega, parándose unos cortos segundos a apreciar su plano abdomen, no se podía imaginar al bajito con una enorme pancita así como la de Dogmin.

Y fue entonces cuando el que se quedó congelado fue él.

-Tengo frío- Se quejó el menor con sus manitas estiradas, confundido ante la mueca que mantenía el azabache - Hyukie...

-¿Vamos a tener un cachorro?

Belly and fangs | Rocksan & SanhyukDonde viven las historias. Descúbrelo ahora