Five

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La tristeza vuelve a mi cada vez que trato de ser fuerte, ese día...

Recuerdo cuando salimos luego de casarnos, nos pusimos ropa normal y fuimos a comer ramen en una tienda de 24 horas, no dejabas de mirarme con una sonrisa.

"—Aún no puedo creer que seas mi esposo, no sé cómo te fijaste en mi si tú eres tan precioso"

Dijiste en cierto momento de la noche, haciéndome reír con dulzura y comimos juntos, entre miradas, besitos y palabras dulces, tanto como el refresco que estábamos compartiendo.

Hoy, casi diez años después, estoy sentado comiendo y bebiendo lo mismo, pero no estás frente a mi, no me estás sonriendo ni mimando, no puedo sentirte aquí, estás tan lejos.

Te gusta alguien más, es bonito gustar de alguien, sabes. Esa emoción por ver siempre a esa persona, sonreír cuando está feliz, preocuparte cuando llora y darle todo tu consuelo, acariciarla mientras duerme, cocinarle su comida favorita, repetirle cuanto la amas, es bonito gustar de alguien, sabes. Tenerlo siempre en mente, esperarlo despierto, preocuparte cuando se tarda en llegar, llorar solo sobre su cama, leer su libro favorito, mirar solo la nieve, salir a caminar de noche bajo la lluvia para olvidar tu pena, comer solo cada día, esperar sus te amo, llorar ante la más mínima muestra de afecto por su parte, sobrepensar todo, creer que eres insuficiente, es bonito gustar de alguien, sabes...

No sabía que el ramen podía estar tan rico después de no comer por casi tres días, te extrañaba, pero no quería admitirlo, no te había buscado y tú tampoco, no tenías por qué, esto había terminado y bastaba un papel para finalmente estar separados, papel que solo tú esperabas, me habías pedido el divorcio, ¿no es eso increíble?

Recuerdo que quise negarme, pedirte algo, pero sólo te fuiste, entendí que no importaba lo mucho que llorara, me quejara o te pidiera, tú no ibas a volver para quererme una vez más. Me gusta pensar que quizá te hará feliz, que ella podría quererte tanto como yo, amando cada parte de ti.

Ahora aquí, comiendo solo bajo las estrellas, oculto bajo mi gran suéter (tu suéter), trato de asimilar las cosas, mi lobo no deja de llorar, mi olor no es fuerte como antes, el chocolate se había vuelto tan amargo que era imposible ser atractivo para ti.

Creí estar loco, pero te vi caminar hacia mi, estaba loco.

Te veías tan bonito, inalcanzable, como esas celebridades que ves en las grandes empresas, alguien como tú, tan precioso, no tenías idea de lo mucho que me gustabas.

Me quedé embobado por un segundo, esperando no ser descubierto, pero mi pena se hizo un mar al verla correr a tomar tu brazo con una sonrisa de lo más bonita, sonrisa que correspondiste.

La vida se sintió diferente en ese instante, los vi entrar en la tienda y pude oír sus conversaciones tontas, risas y besitos, era tarde, yo no debería estar ahí.

De pronto tu olor se hizo más intenso, se sentaron en la mesa y pude ver de reojo como estaban, compartían un ramen y un refresco, del sabor que tanto amabas, sus olores combinaban tan bien, me sentí miserable, olvidé todo lo que por un momento sentí.

No me di cuenta cuando pudiste verme por el reflejo del vidrio, sentí aullar a tu lobo, pidiendo por el mío, entonces te dediqué una sonrisa rota, llena de lágrimas, no hice más que salir de ahí, lleno de profunda tristeza.

Quizá nunca lo noté, pero ella es bonita, no es como yo, se ve segura de si misma y hasta tiene cuerpo más lindo, yo solo soy un Omega tonto, no puedo hablar, no soy feliz y me siento mal conmigo. Era obvio que te irías con ella si te trataba así de bien, me odiaba.

No tuve más remedio que volver a casa, ¿casa?, eso no era más que paredes pintadas de colores pastel por mi elección, eran cuartos vacíos, eran tristezas guardadas.

Her - TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora