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Samy

Sentí como la presión en mi cuerpo había bajado, realmente le había dicho eso, esperaba no flaquear al sentirme segura ahora mismo.

—Me extrañaba que no preguntaras sobre la persona anónima desde aquella vez— Sentí como la adrenalina me llenaba.

—No pensé que...

—Desde la primera carta esperaba que tú la hubieras mandado— Confesé—. Por eso me arriesgué e hice lo mismo.

Mi respiración comenzaba a ser aún más pesada mientras que sentía un escalofrío pasar por mi cuerpo.

—Esperaba que algún día lo vieras— Volví a mirarlo—. Que realmente pudieras darte cuenta de como mi corazón se siente ante tu presencia.

Créeme que el mío no sabe que hacer justo ahora.

—¿Entonces... las cartas terminaron?— Recargué mi cuerpo en la fría pared.

—No lo harán, lo único que cambiará es que ya no serán anónimas nunca más. Me gustas Samy, todo este tiempo esperé que también fuera correspondido.

—Lo eres— Podía sentir como algo en mí por fin me soltaba—. Me gustas, últimamente me he sentido diferente contigo, mis ojos no te miran como un simple amigo.

Mis ilusiones estaban al tope en ese momento, la felicidad que sentía era absoluta.

—¿Te gustaría tener una cita? Ya no hablo de salir con los demás, solamente los dos.

—No podría negarme a eso después de tales confesiones— Una risa nerviosa salió de ambos.

Sonreí inconscientemente, no quería que pareciera que todo iba demasiado rápido, ahora mismo me sentía tan segura a su lado que no podrían importar los demás.

—Eres quien yo esperaba— Sus ojos brillaron, podría jurar que me sentía como si fuera la primera vez que me declaraba a alguien—. No quería que alguien más mandara esas cartas, en el fondo siempre esperé que el remitente fueras tú.

Sonrió con delicadeza mientras su mano se acercaba torpemente a la mía dudando si sería lo correcto, parecía que ambos pensábamos lo mismo, pero sin duda la respuesta era totalmente contraria. Acerqué mi mano para tomar la suya con sutileza, una chispa de corriente ocurría cada que ambos teníamos contacto, no era desagradable, no lo era para nada.

Tomó mi mano lentamente mientras ambas se acariciaban tiernamente, mi corazón latía a mil por hora en ese momento, sabía que el de él estaba igual, queriendo conectar con el mío. No lo dudé dos veces cuando recargué mi cabeza en su hombro, la tensión me liberó al hacerlo, me sentía tan en paz con él.

Era increíble como una amistad había pasado al inicio de algo.

Ambos nos quedamos en silencio pero no era incómodo, ambos estábamos disfrutando del momento.

—Quiero saber más de ti— Cortó el silencio—. Quiero saber como conquistar ese corazón día con día.

Sonreí pensando todo lo que podría decirle en ese momento y fue ahí cuando algo me hizo volver a la realidad, un balde de agua fría había caído sobre mí en ese instante, había olvidado ese detalle.

Va a salir mal.

Un sentimiento extraño se apoderó de mi estómago, ya no era esa paz que sentía al inicio, ahora era temor. Pensé las posibilidades en las que podría aburrirlo, las formas en que se alejaría, si realmente mis gustos le iban a parecer.

Pensé en la inseguridad que esto me causaba al conocer personas. Recordando palabras que anteriormente me habían dicho en citas pasadas.


"¿De verdad te gusta el fútbol?"

"Eres mujer, ¿Cómo puede apasionarte eso?"

"¿Te gusta correr detrás de un balón sin motivo alguno? Pensé que... te gustaba el maquillaje o algo por el estilo"

"Samantha... realmente me agradas pero no me gustan las chicas de tu estilo... ya sabes, me gusta que sean más... femeninas"


No se lo diré, no lo haría.

Pero tampoco podría ocultar ser yo misma, no quería alejarlo, sentí como algo apachurraba mi corazón al imaginar lo que diría.

—¿Estás bien?— Su voz me desconcentró—. ¿Tienes frío?

—Yo...— Le levanté para mirarlo—. Estoy bien, solo que... no puedo creerme aún lo que acabo de hacer—Sonrió con ternura al escucharme.

—Realmente me tomaste por sorpresa, aunque obviamente sabía que te habías percatado de la canción.

—No mentí cuando dije que es mi parte favorita.

—Ahora siempre lo recordaré, Samy— Presté atención—. Es raro el amor que se te aparece cuando menos piensas, ¿No lo crees?— Reí ante lo que dijo, aunque la canción no mentía. No iba a imaginar que alguien con quien hablaba tan poco en las reuniones meses atrás, hoy sería el responsable de que mi corazón latiera con emoción.

Aunque había algo que no me dejaba del todo, era lo que anteriormente había pensado, tenía miedo. No quería imaginar que él me rechazaría al saberlo pero era imposible.

¿Y si a él ni siquiera le gusta el fútbol?

¿Qué tal qué recibía otras palabras de desagrado?

¿Y si todo concluía cómo citas anteriores? Dejándome plantada, marchándose al demostrar lo que realmente soy, no volver a contactarme por mis gustos.

Una parte de mi corazón me decía que me arriesgara, que esta vez sería diferente, pero otra parte me decía que no fuera tonta, que volvería a pasar.

Las únicas que podrían ayudarme eran mis amigas en ese momento, tal vez ese día ellas podrían enseñarme a ser diferente.

Ahora mismo temía de mis propios pensamientos y palabras.




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Un capítulo muy corto,
el siguiente será más extenso, hoy estaré en eso
durante la tarde, me he emocionado
escribiendo y quiero aprovechar eso.

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Labios Rotos  ⸻  ❝Riverducción❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora