Cuando pasaron junto al cartel que anunciaba su llegada a Seattle, algo dentro de ambos chicos se estrujó. Checo exhaló un suspiro imperceptible y Lewis deseó ser capaz de regresar el tiempo atrás. Le gustaría no haber tenido nada de que arrepentirse, pero inevitablemente se arrepentía de no haber grabado suficientes detalles de Checo, de no haberle hecho suficientes preguntas, de no haberlo tocado más.
—¿Estarás bien si te dejo en la gasolinera de la autopista? Allí podrás recargar el tanque de tu motocicleta e ir hasta casa de tu amigo. No creo que sea buena idea dejarte frente a casa de alguien con este camión. -Mentira, Checo simplemente no quería estar allí cuando Lewis se reuniera con su amigo, y mucho menos cuando volviera a ver a Vettel. No quería, simplemente no quería verlo. Antes le daba curiosidad saber qué tipo de persona era Vettel, quería entender exactamente qué clase de chico había podido mantener a alguien tan increíble como Lewis a su lado durante cinco años. Pero ahora, francamente, lo odiaba. Odiaba al Sebastian que traicionó a Lewis y odiaba al Sebastian que probablemente iba a tratar de disculparse y regresar con él. Odiaba que Sebastian lo hubiera tenido durmiendo junto a él todas las noches, y que hubiera ido a citas baratas con él, de esas en las que puedes mirar la cara de la otra persona y no te distraes con el lujo del restaurante cinco estrellas o la decoración del V.I.P. del club al que hayan ido.
Checo no quería ver como Lewis le era arrebatado. A pesar de que nunca le perteneció.
—Está bien.- fue la simple respuesta del británico, quien solo miraba por la ventana.
Cuando llegaron a la estación, Checo se bajó y fue hasta la parte de atrás del camión para bajar la motocicleta. Lewis también fue, y, en silencio, hicieron lo que tenían que hacer, sin mirarse a la cara, sin hacer nada de lo que realmente querían hacer.
—Ah...- Lewis fue el primero en romper el silencio. —Dejé el casco en la cabina.- fue corriendo hasta allí y buscó el casco. Le dio una última mirada al lugar que había compartido con Checo durante las últimas horas. A pesar de todo. Se sentía feliz de haberlo conocido. Tal vez, en otro momento, en otro lugar, o en otra realidad, lo podría ver de nuevo y las cosas no serían tan difíciles.
Notó que detrás del espejo retrovisor había un llavero con varios helados de chocolate colgados. También había un llavero con una S y una P, sabía que esas eran las llaves de Checo, no había duda. Tomó uno de los pequeños helados de chocolate plásticos y lo metió en su bolsillo. Sí, se lo estaba robando, pero no le importaba. Quería mantener a Checo cerca de alguna manera. A cambio, le dejó su llavero favorito que tenía un monoplaza de formula 1. Probablemente Checo no lo notara hasta que estuviera de vuelta en Los Ángeles. Pero así estaba bien. Se conformaba con eso.
Volvió a bajar y regreso donde estaba Checo, quien miraba su motocicleta negra con cierta nostalgia.
—¿Qué te tomó tanto tiempo?- Checo se atrevió a mirarlo a la cara por última vez.
—Solo me estaba despidiendo del camión que me salvó la vida.
Checo alzó una de sus cejas.
—Conque fue el camión ¿eh?
Lewis esbozó una sonrisa amarga.
—Planeaba despedirme después del camionero.
La respiración de Checo se detuvo. Tampoco quería eso, tampoco quería hacer un gran alboroto con la despedida, solo dejarlo irse, como si fuera algo casual, como si no le doliera por todo el pecho. Pero, al parecer, Lewis tenía algo muy distinto planeado.
Siguió semiparalizado cuando sintió como una de las manos de Lewis recorrió a su cuello hasta llegar a la parte de atrás de su cabeza. Tragó en seco, se sentía como un inútil, incapaz de reaccionar. Los lindos ojos de Lewis estaban ahora tan cerca, mirándolo de esa forma difícil de soportar, sentía como su mano lo halaba, acercándolo.
Lewis lo iba a besar.
Y nada en este mundo le aseguraba que pudiera resistir dejarlo ir si volvía a sentir esos labios perfectos.
Lewis lo iba a besar, definitivamente iba a hacerlo. Su corazón latía como loco, el aire seguía congelado en sus pulmones, el aliento de Lewis estaba sobre él. Su rostro tan cerca. Su hermoso rostro...
Sería tan feliz si pudiera verlo por más tiempo, si eso no significara el adiós. No quería ser besado. No quería recibir el último beso. No.
—¡Lewis!
Checo sintió esa voz desconocida desde algún lugar más allá de ellos dos. Sintió como Lewis chasqueaba la lengua y se giraba. Pudo ver su expresión enojada por primera vez.
¡Rayos! Hasta enojado se veía sexy.
Se atrevió a mirar por encima del hombro de Lewis. Había un chico de cabello rubio en la acera. Los miraba con el ceño fruncido, su expresión lucía acusadora. ¿Quién sería esa persona?
—Suéltalo.- se pudo leer en los labios de aquel chico. A pesar de que no lo gritó, fue perfectamente entendible. Checo tomó la mano de Lewis y la retiró de su cuello. En ese momento otro chico de cabello castaño se acercó al primero, tenía una enorme sonrisa y llevaba entre sus manos un par de paquetes de yogurt de fresa. Se quedó mirando a su amigo y después desplazó su vista hasta ellos.
Se quedó mirando fijamente a Lewis.
No cabía duda.
Ese chico era Sebastian.
Checo entendió. El chico era tierno, su cabello rubio caía sobre su frente, un poco desarreglado, la sonrisa que había llevado hasta hacía unos segundos era brillante, cautivadora. Era todo lo opuesto a Checo. Era lo que Lewis necesitaba a su lado.
—Adiós.- susurró y le dio una palmada a Lewis sobre su hombro. Se dio la vuelta y empezó a caminar. Lewis, no lo detuvo, no le dijo nada, solo sintió su mirada clavada en su nuca hasta que salió de su campo visual. Se montó en el camión y arrancó. Aún cuando las lágrimas empañaban su vista y no podía ver bien la carretera, aun así se fue.
Así tenía que ser.
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Gracias por el apoyo los tqm<3¿Les gustaría leer un fanfic lestappen?
Tengo uno corto (de tres capítulos) en borradores jiji.
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Highway; chewis. AU
FanfictionLewis Hamilton estaba teniendo el peor día de su vida. Se ha quedado sin gasolina, en medio de la carretera, son pasadas las 9 de la noche y no pasa casi nadie por ahí. Para colmo, su relación con su novio, Sebastian, fue la causa de su desgracia...