¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝐇𝐎𝐑𝐀 𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄
𝟶𝟷:𝟶𝟶 𝙰.𝙼.
— ¿Alguien limpia este edificio por la noche? —preguntó Jimin. Las mariposas enloquecidas habían tomado residencia en el hueco de su estómago con la perspectiva de terminar su juego e ir a dormir. Sus ojos se sentían pesados, pero sus sentidos estaban inquietos. Ella y Taeyeong habían estado dando vueltas durante la última hora, manteniendo una charla superficial. Jimin había estado tentada a profundizar más, pero Taeyeong era inestable, y tenían que soportar otras seis o siete horas encerradas allí.
—Hacen limpieza rotativa las noches del viernes. Esta noche ellos limpian las alfombras en la otra ala —Jimin bostezó.
—El tiempo lo es todo —Taeyeong se aclaró la garganta.
—Así que ¿puedo hacerte una pregunta? Una verdadera pregunta sin rodeos —los ojos de Taeyeong estaban lo suficientemente cerca que Jimin pudo ver el pulso débil de las pupilas en el iris de color avellana. Después de varias horas atrapadas en el ascensor, un mechón de cabello de Taeyeong estaba fuera de lugar, y caía por su mejilla, Jimin quería extender la mano para llegar y poner a prueba su suavidad. Había algo indescriptiblemente hermoso en Taeyeong. Ella era un poco más alta que Jimin, con una plenitud leve en su cara y un cuerpo tan sensual que hizo a la pelirosa flojear las rodillas. Menos mal que estaban sentadas.
—Claro, que puedes hacerme una pregunta — Jimin sabía que venía. —¿Qué quieres saber?
—Me estaba preguntando, ¿por qué desnudarte?
—Yo, realmente prefiero llamarlo bailar —ella tenía su respuesta preparada de antemano. —El sueldo es grande y el horario es perfecto cuando se trata de hacer malabares entre el trabajo y la escuela.
—Pero...— Taeyeong todavía parecía estar llegando a un acuerdo con sus sentimientos sobre el tema.
—¿Es degradante? —Jimin adivinó. Taeyeong negó con la cabeza —No estoy de acuerdo. Hago esto por mi propia voluntad, no dejo a nadie hacer algo que yo no quiera que ellos hagan, y me he ganado el dinero suficiente para pagar mis estudios universitarios. Muy pronto voy a ser la doctora Park... y estaré orgullosa de haber hecho lo que hice para llegar hasta ahí.
—Supongo que simplemente pareces como... no sé. Pareces muy inteligente.
—Yo soy inteligente —dijo Jimin, y se encogió de hombros. —Es un trabajo. Tengo ganas de dejarlo y ser veterinaria, pero no ha estado tan mal.
—¿Cuánto tiempo lo has estado haciendo?
—Cerca de seis años —dijo Jimin. Por primera vez desde que había empezado la conversación la pelirosa sonrió avergonzada. —Mucho tiempo, supongo.