Despierto en el momento en que se hace presenta la sensación de mi brazo entumecido y un peso sobre mi hombro limita mis movimientos. AL abrir los ojos, lo primero que veo es el cabello desordenado de Isabel cayendo sobre mi pecho y sobre su propio rostro; su cabeza se encuentra reposando tranquilamente sobre mi costado derecho y su mano se desliza, naturalmente, a través de mi abdomen, rodeando mi cintura.
Sonrío al aspirar su aroma y deseo ser una estatua para que este momento se quede congelado en el tiempo y grabado en mi memoria; sin embargo, su cuerpo comienza a moverse y la sensación de su pierna enredándose entre las mías me obliga a reprimir un suspiro.
Debo respirar.
Isabel comienza a moverse intranquilamente e intenta abrir sus ojos apenas unos milímetros, provocando la aparición de una mueca de disgusto, que le ocasiona la luz que se cuela por debajo de sus párpados; y ese gesto tan natural la hace tan encantadora y adorable, como una Isabel sin máscara de jefa, sin necesidad de ser alguien más, simplemente hermosa, solo ella.
Hasta al despertar luce perfecta.
—Isabel —susurro intentado despertarla, porque necesito ir al baño y mi boca pide a gritos algo de líquido.
Mi intento es inútil, pues se encuentra profundamente dormida y no la culpo; no sé en qué momento de la noche fue que dejamos que el cansancio nos venciera, pero estoy segura de que el amanecer estaba cerca de encontrarnos envueltas en las sábanas.
Intento hacerla a un lado, con toda la delicadeza posible, para poder salir de la cama; pero fracaso, porque cuando percibe movimiento, se da la vuelta murmurando algo indescifrable, enredándose en las sábanas y cubriendo su rostro para continuar durmiendo.
Mi preocupación desaparece cuando su respiración continúa siendo pesada y sin duda, esta bella mujer, podría ser un koala.
Al levantarme, recojo mi ropa que se encuentra esparcida por el suelo de la habitación y me interno en el baño. Cuando ingreso me sorprendo por el inmenso tamaño; es casi de la mitad del tamaño de mi propio departamento y ahora entiendo de qué van estos lujos; aquí también se encuentra un vestidor. Minutos después decido buscar entre los cajones de Isabel y logro obtener una camiseta y un pantalón de yoga.
Dudo que mi atrevimiento, lo haga un mayor asunto.
Decido explorar el departamento y mi estómago se queja de hambre con un ruido que hace eco en este espacio tan vacío. Entro en la cocina para abrir el refrigerador, sin embargo, me doy cuenta de que está igual de desierto que el resto del lugar. Y con justa razón, si Isabel no pasa tanto tiempo aquí.
No lo pienso dos veces, antes de tomar prestadas las llaves y salir del departamento para sorprenderla. Recuerdo haber visto algunas tiendas cerca de la cuadra y, después de la noche tan especial, creo que merecemos un desayuno como se debe.
Después de caminar algunos cuantos metros, por fin, entro en una cafetería y ordeno dos cafés, tostadas, una especie de omelette y fruta; intento no exagerar, pero no sé qué se le antoje a Isabel, ni que tan voraz o limitado sea su apetito por las mañanas. Así que me aventuro por esas opciones, confiando en que alguna de ellas sea de su agrado.
—Vaya, vaya —escuchar esa voz tan grave, acompañada de un par de lentos pero sonoros aplausos, me eriza la piel al instante—; pero mira nada más, donde te vengo a encontrar preciosa.
Doy la vuelta lentamente, deseando que todo sea producto de mi imaginación, pero no es así.
Mis ojos se encuentran con ese semblante que tanto me da miedo y del que tanto huyo. Su ceño fruncido está coronando su rostro, las líneas de expresión manteniendo esa fachada desafiante y la barba totalmente poblada enmarcando esos labios oscuros y toscos.
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Relámpago
Chick-Lit"El amor es como un relámpago: se desconoce dónde caerá, hasta que cae." -Henry Lacordaire. - Parte 1: Relámpago [Terminada]. - Parte 2: Tormenta [En proceso].