15 : Te quiero

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Después de saber que Isabel puede perder a Julia, una serie de ideas pasan por mi mente y me asusto al saber que tal vez un indicio de ayuda se encuentra en mis manos. Si bien no soy experta en el tema, sé quiénes pueden ayudarla a ganar ese caso.

¿En qué estoy pensando?

Ellos jamás me ayudarían. No. A mí no, pero tal vez...

No puedo creer lo que estoy haciendo, así que no lo pienso más y presiono el botón de marcar, esperando que no haya más preguntas que respuestas favorables.

—¿Moni? —la voz de un Sergio preocupado aparece al otro lado de la línea— ¿Estás bien? Dime.

—Estoy bien, descuida.

—¿Te volvió a molestar ese estúpido? — pregunta sin creerme— Porque sí es eso, entiende que no debes pasar por ello, ya fue suficiente...

—Estoy bien Sergio —lo interrumpo—. No te llamo por nada grave respecto a ese asunto, solamente necesito un favor.

—¿Un favor? —se extraña.

—Necesito que me ayudes —confieso sin muchas ganas—. En realidad, necesito que ayudes a alguien.

Sergio hace una pausa y puedo notar que alguien le habla, pero despide rápidamente a esa persona y retoma su interés en mi llamada.

—¿Qué puedo hacer?

—Pelear por una custodia —susurro con la esperanza de que no me haga repetirlo.

—¿Yo? —pregunta sorprendido— Moni, esa no es mí área. Yo te puedo ayudar en todo lo relacionado a trabajo, pero sabes que los expertos en eso son nuestros...

—No te estoy diciendo que lleves el caso —le aclaro—. Necesito que lo pases a ellos y les pidas ese enorme favor —explico tranquilamente—, pero sin mencionarme —pido.

No deseo que al enterarse que es un favor que me involucra, no lleven a cabo su trabajo como es debido y el que Sergio sea el enlace es mucho más favorecedor.

—Entiendo...

—¿Harías eso por mí?

—Por supuesto que sí Moni —responde sin dudarlo—. Pide que me envíen el expediente, yo lo canalizo y les explico la importancia del caso. Cuanto antes, será mejor, así les damos tiempo para que muevan sus influencias y estudien el caso.

—Muchas gracias, Sergio, en verdad.

—Lo que sea por mi hermanita.

Termino la llamada y regreso a mi lugar de trabajo donde Benjamín ya me espera. Últimamente ha parado un poco con su obsesión por algo más entre Isabel y yo, pero creo que es solo por el terrible humor que ella se carga.

—¿Y esa sonrisa?

—¿Y ese interés? —respondo para molestarlo.

—Ojalá que le puedas contagiar esa energía a la jefa —me pide con un drama falso—, porque tiene un humor de los mil demonios.

—¿Llegó otro documento? —cuestiono, pero niega al instante.

—No necesita más para estar como está.

Y tiene razón.

—Ojalá todo pase —intento esconder mis esperanzas en esa frase.

Tomo la agenda para justificar mi visita con ella y me alejo de Benjamín en dirección a la oficina de Isabel, después de un ligero golpe en la puerta escucho su voz y accedo con más confianza.

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