Capítulo 1

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La escuela estaba atareada, los alumnos corrían por los pasillos de salón en salón, algunos docentes a penas y pueden mantener el orden, especialmente de todas esas alumnas, acumuladas en el balcón. No pidan culparas, las niñas suelen ser así a veces, fácil de ilusionarse cuando tienen la oportunidad de ver una cara bonita y... Un docente joven.

Luego de que la escuela abriera la convocatoria de nuevos docentes para el año 2016, muchos postulantes recién egresados dieron pase verde a poder laborar en aquella institución. Los padres exigentes y los alumnos decayendo en sus notas en las evaluaciones anuales, hizo que incluso se alargaran las horas de clase y acortaran las de los recesos, lo que estaba bien para los adultos ¿no es así? Sus hijos estarían fuera de casa más tiempo, aprenderían más y se convertirían en los profesionales que salvarían muchas familias de la clase media-baja. Lo doloroso de todo esto, fue decirle adiós a excelentes maestros, magníficos colegas y grandiosos puntos de apoyo. Pocos entendían la virtud de la paciencia, la vara y el regaño duro era lo de hoy y siempre lo seguirá siendo hasta que no se diga el "alto".

La primera campana sonó, la clase de ciencias sociales estaba iniciando y el salón de cuarto año estaba esperando a su nevó profesor. Ellos sí que no eran fáciles, problemáticos diría el director. Claro, con excepción de un estudiante tranquilo, pero carismático, Han Jisung, el presidente escolar de su salón.

Al contrario de los demás compañeros varones de ese grado, Han era un chico muy amable y expresivo, era atento con sus compañeras porque compartía muchos gustos con ellas y con los chicos de igual forma, puesto a que siempre los ayudaba con sus tareas y jugaban a los videojuegos por las tardes. También se podía hablar mucho de su gran responsabilidad académica, tal vez no era el número uno en la tabla de calificaciones, pero no era el último, cumplía con todos sus deberes y era un estudiante del cual confiar. Por eso era apreciado por muchos docentes, sin excepción alguna... ¿O no?

— Buenos días.

Un hombre alto, de perfecta vestimenta con pantalón de vestir, una camisa oscura y correa ajustada a su cintura, tenía un estilo muy juvenil para ser docente y eso fue lo primero que muchos notaron al ver a su nuevo profesor.

— Supongo que ya se lo han comunicado el día de ayer, pero de igual forma dejaré en claro las cosas por si alguno aún está recobrando conciencia de su largo sueño. — ante el comentario, algunos giraron a mirar hacia atrás y rieron un poco a ver al alumno de que describían — Bien, soy su nuevo docente de ciencias sociales, mi nombre es Song MinSik, quiero que se dirijan a mí como profesor Song y dejo desde ya avisado que mi clase empieza 10 minutos luego de la primera campana de cambio, no recibo trabajos atrasados y no acepto trabajos plagiados ¿entendido?

— Sí, profesor — respondieron en conjunto.

— Bien, por hoy vamos a empezar con lo que han dejado al pendiente con su antiguo docente. Por favor, saquen sus libros y cuadernos de apuntes.

Arrepentido o no, Han Jisung no pudo evitar sentirse apenado cuando su mirada cruzó con la de su nuevo profesor. Había estado viéndolo con tanta atención que olvidó de que debía volver a la realidad, él realmente se parecía más a un apuesto universitario, que un docente. Y eso le cautivó desde un comienzo, había quedado flechado por esa diminuta sonrisa. 

Con muchos pensamientos en su cabeza, decidió ignorar ese calor en su corazón y ni bien llegó la hora de receso, se fue con sus amigos a pasar el rato por donde sea que esté bien. Reconocía que estaba mal pensar en un hombre mayor, peor siendo este su propio profesor, pero ¿qué tan malo es si realmente nunca sucederá nada? La gente tiene amores platónicos siempre y que a él le parezco lindo no era más que una simple reacción natural, no había algún daño en eso. Jamás intentaría lastimarse de esa forma, ya que si bien el tema de que le guste otro hombre no era el problema más grande que tenía, no se arriesgaría a lidar con un rechazo imaginación y críticas de todos lados. Sin embargo, era tan lindo poderlo imaginar, aunque sea un poco, quería hacerlo a escondidas.

En el trascurso de las horas, solo verlo a lo lejos fue lo que hizo mejor Jisung ese día. Con ello, se dio cuenta de que no era la única persona fijada en él, era obvio, pero tampoco es que le aliviara sentirse suficiente para competir con ellas, las demás chicas fijadas en él. Esperen ¿competir? ¿Competir por qué? Había perdido la cordura en solo cuatro horas, no podía seguir permitiendo eso.

Estaba mal.
Es inmoral.
Imposible.
Estúpido y...

— ¿Tú eres Han Jisung?

Tentador.

— Ah, sí, soy yo, profesor.

— Perdona que te moleste, me dijo el coordinador que tú eras el encargado de tu salón y justo ahora necesito que les comuniques algo para el día jueves que tenemos nuevamente clase. Olvidé mencionarlo en la mañana.

— No se preocupe, dígame cómo puedo ayudarle y se lo haré saber a mis compañeros en este último cambio de hora.

— Gracias, ten, — Le brindó un fólder lleno de copias, de seguro eran materiales para la tarea de la siguiente semana, o al menos eso creía — entrégale esto a cada uno de tus compañeros, necesitan llenarme estos datos a más tardar el jueves antes de la hora de salida. Comunica que los alumnos que no me lo presenten para ese día, no sumarán notas de participación y no les permitiré entregar el trabajo de la siguiente semana ¿entendido?

— Está bien, gracias, ahora se los digo.

— De acuerdo, muchas gracias, Jisung. Veo que ahora puedo contar con tu ayuda para todo ¿verdad?

Lo siento tan helado, el ligero roce de sus manos con las suyas, fue la perdición total de su cordura. "No me veas así, no me hagas caer esa tentación de querer perderme en tus ojos, tu voz y en lo incorrecto de tu tacto rozando mi mano. No... Quiero".

— Claro que sí, profesor.

Pero ya es muy tarde.

El juguete del profesor | MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora