Final

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Desde aquella tarde Minho había dejado de hablarle, incluso cuando intentó querer conversar con él, su mejor amigo se lo impedía. La sonrisa escondida que tenía en su rostro salió a la luz, ya no era el mismo tipo deprimido y solitario que conocía. Lee Minho ahora es más radiante que nunca, sin él, sin amarlo. Por más que su vacío interior le suplicaba insistirle, prefirió no hacerlo, ya que se le veía demasiado bien sin él y sería muy egoísta traerlo de nuevo a ese oscuro pasado en el que luchaba por su amor no correspondido, ya que sus sentimientos aun seguían confunsos por él. 

Al terminar el día, volvió a casa donde su madre lo esperaba preocupada, sabía que ella desde que se enteró de todo lo ocurrido, para siempre alerta a lo que hacía o a qué hora llegaba. Por lo contrario, su padre no hablaba con él de nada que no fuera sus estudios o calificaciones, sintió su indiferencia a tal punto que no podía digerir el desayuno por las mañanas con su cara de decepción y de angustia, había arruinado todo por un capricho y el precio era demasiado alto para pagarlo. La familia amorosa que en un momento sintió tener, parecía que estaba en otro lugar, y él sentado en una mesa de desconocidos.

Con el pasar de más días, un martes por la tarde recibió la llamada de la ex-prometida del profesor Song. No conversaron mucho, solo intercambiaron algunos datos necesarios y recibió la noticia de que su hermana pequeña y Minsik habían desaparecido luego de que él perdiera su cargo como docente. No sabían mucho, tan pronto como fue despedido, se mudó de ciudad y se disculpó con ella y su familia, pero no recibió ningún recado para él. Igual ni lo quería. Ahora su presencia ya no se veía en el colegio, nadie supo el por qué se fue, fue un tema hablado en secreto con el director y aunque fue lo menos ético posible, Jisung lo prefirió así, no quería que nadie supiera de lo que pasó, porque si escuchaba alguna burla por ello... No lo soportaría más. Los pasillos gritaban sus malos recuerdos y el tiempo le consumió los días. Una vez culminado ese año escolar, decidió que lo mejor que podría hacer era acabar sus estudios en otra parte, con su padre en la ciudad de Gwangju ¿no era lo mejor? Sí, lo era, extrañaría a sus amigos y vecinos de su calle, pero irse era lo mejor.

Siempre será lo mejor.

El contacto cero fue su protección, estaba iniciando una nueva vida lejos de todos, aprendiendo a dormir en una habitación más pequeña y a convivir con vecinos silenciosos. Todo le era tan distinto, pero a la vez seguro, si bien ya no tenía a sus compañeros de clases o al unico chico que era amable con él, ahora tenía a su madre. Con un beso en la frente y un abrazo calido, su progenitodra se volvió en su mejor amiga y en la persona que ahora le oía por las tardes al regresar de su nuevo colegio o la que lo calmaba en un episodio sofocante. Había mucho que recorrer, pero si ella estaba ahí, entonces Jisung creía que podría lograrlo.

Los días abrazaron las semanas, los meses empujaban los años y con ello, se conviritió en un 14 de junio de 2019.

Su risa se oyó por toda la institución, estaba tan feliz de ver sus calificaciones en el tablero de orden de mérito, reír para no llorar, decían. Se alejó de la multitud una vez se dio cuenta de que a penas pudo pasar el examen de admisión, estaba orgulloso de sí mismo, tenía que contarle a sus padres sobre su gran logro. Acababan de volver a Seúl hace algunos meses con el fin de que él pueda volver a tomar su examen de admisión — ya que había fallado el ingreso el año pasado — y ahora se sentía tan distinto a como lo recordaba, las personas, las calles, sus amigos.

En ocasiones se preguntaba si realmente todo lo que había pasado fue lo mejor, ahora sus padres se veían más seguido, hace dos años ellos tenían planeado divorciarse debido al trabajo lejano de su papá y la poca comunicación que la pareja tenía, pero el viajar a otra ciudad los unió por su presencia, por cuidarlo y asegurarse de que se encuentre bien. No se consideraba el cupido en la relación de sus progenitores, pero en algunas ocasiones se sentía como tal, se sentía como si la desgracia trajo algo bueno a su vida. Y de verdad era así, sus notas mejoraron un montón — siempre fue buen alumno, pero nunca fue tan dedicado como ahora —, aprendió a tocar la guitarra en un curso de verano, descubrió que es bueno cantando y ahora es oficialmente un futuro universitario de la facultad de música. Definitivamente, el dicho de "a mal tiempo, buena cara" le funcionó, ahora tiene todo lo que realmente merece, todo lo que necesitaba.

El juguete del profesor | MINSUNGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora