treinta

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Ambos salieron del elevador con el nene en brazos. Rápidamente echaron un vistazo al lugar, era horrible todo lo que había allí, realmente era un sitio asqueroso y repugnante. Un piso entero, lleno de celdas en las que a penas cabía una persona, algunas llenas y otras vacías. En las que estaban llenas, se encontraba una persona atada de pies y manos, probablemente esperando a ser traficada en el mercado negro.

A Iván le recorrió la ira por dentro de él, no podía creer que un lugar así realmente existiera, las personas que hacían algo como eso eran gente absolutamente despreciable.

Avanzaron unos pasos más, cuando un chico se les interpuso en el camino.

— Buenas, ustedes deben ser los nuevos ¿verdad? -Preguntó, a lo que ambos asintieron- Bien, las celdas están numeradas, dejen al niño ese en la número 48.

Después de decir eso, el chico desapareció de la vista de ambos, yendo a otro lugar.

— ¿Como pueden tener tan normalizado algo así? -Susurró Iván-

Sin decir nada más, siguieron caminando en busca de la celda número 48.

Cuando iban mas o menos por la treinta, Rodrigo se detuvo en seco. No lo podía creer, estaba ahí, justo en frente de el, tenían allí a su madre. La pobre mujer se encontraba en un estado horrible, se notaba que a penas le daban de comer por lo delgada que estaba. Cuando la mujer se dio cuenta de la presencia de su hijo, abrió los ojos de la sorpresa, no sabía si realmente estaba allí, o si ya se estaba volviendo completamente loca. Antes de que pudiese decir una palabra, Carrera se llevo el dedo índice a los labios, iniciándole que guardara silencio, lo que la señora entendió rápidamente, armar un alboroto allí no era la mejor idea.

Con una mirada triste, Rodrigo se tuvo que alejar de allí, sin siquiera poder dirigirle la palabra a su madre, pero esta lo entendió perfectamente, todavía no era el momento, por ahora le bastaba con saber que su hijo estaba bien y que estaba allí por ella.

Carrera estaba un poco más aliviado al saber que su madre estaba bien, pero sentía una impotencia terrible al tenerla tan cerca y aún así no poder hacer nada, incluso sin darse cuenta, sus manos habían empezado a temblar por culpa de toda la ira contenida.

Iván se había dado cuenta de esto, no sabía como era el rostro de la madre de Rodrigo, pero por la expresión que puso este al verla, no le fue muy difícil deducir que se trataba de ella. Realmente entendía a Rodrigo, entendía perfectamente la frustración de estar tan cerca pero aún así no poder hacer nada, él en cierto modo se encontraba igual, aunque no en la misma medida.

No lo pensó mucho, actuó mas por instinto que por otra cosa, pero al ver la mano temblorosa de Rodrigo, no pudo evitar acercar la suya a esta, entrelazando sus manos mientras le daba suaves caricias para calmarlo.

Por suerte, este acto sí calmó a Carrera, el cual relajó su postura, pero a pesar de estar mas calmado, no alejó su mano de la de Buhajeruk.

Iván tampoco alejó su mano de la contraria, por lo que siguieron caminando agarrados hasta llegar a la celda 48, la cual estaba abierta, esperando a ser llenada.

Con pesar, el policía se deshizo del agarre con Rodrigo, para después, con rabiar contenida, introducir suavemente al niño en la celda, para después cerrarla, prometiéndose a si mismo en el proceso, que iba a lograr sacar a todas aquellas personas de allí cuanto antes.

Ahora esa Iván el que temblaba de la ira, así que Carrera hizo lo mismo que el otro había hecho anteriormente con el, le agarró suavemente de la mano, entrelazando ambas, para dejar caricias, en realidad ambos trataban de darse apoyo moral al otro para ser capaces de sobrellevar esa situación lo mejor posible y con la cabeza fría.

Una vez terminado lo que tenían que hacer allí, volvieron al primer piso en busca del tal Gotti para ver si tenían algo más por hacer, y principalmente, por que todavía tenían que conseguir traspasar toda la información de su celular al que traía el policía.

Allí bajo, no fue muy difícil encontrarlo, era obvio que era alguien importante en ese lugar, puesto que era él el que daba ordenes al resto de personas. Lentamente se acercaron a él.

— Es el momento, ahora te toca a vos -Susurró Iván antes de llegar hasta donde estaba el chico-

El policía apretó la mano de Rodrigo, en señal de apoyo, y finalmente deshicieron su agarre, por que si, habían mantenido sus manos entrelazadas hasta ese momento.

— Buenas, nosotros ya terminamos por allá, necesitás ayuda con algo más -Preguntó Buhajeruk-

— Por ahora no, pero siéntense conmigo un rato, hace mucho que no trasladaban a nadie nuevo por acá, cuéntenme de ustedes.

Los tres chicos se sentaron encima de unas tablas de madera, y mientras hablaban de el por que de su traslado; obviamente inventándose toda la información, pero sonando creíble; Rodrigo desvío disimuladamente su mirada hacia el bolsillo trasero del pantalón del mafioso, donde pudo ver salir de este una parte de su celular.

"Bien, al menos ya se donde lo tiene" Pensó Carrera. No habían sido muchas las ocasiones en las que le había robado directamente a alguien, es decir, él no era carterista; pero las veces en las que lo había tenido que hacer por una situación o por otra, habían salido bien; aunque claro, nunca había probado a robarle a un mafioso. Pero lejos de estar ponerse mas nervioso, confiaba en sus habilidades, sabía que lo iba a lograr, además de que no se podía permitir el hecho de decepcionar a Iván. Literalmente estaba más nervioso por llegar a decepcionar al policía que por lo que le pudiese pasar.

Mientras le contaban al muchacho el como supuestamente los habían trasladado debido a que en la otra sede no había tanto trabajo y ellos eran muy eficientes; Carrera vio como cada vez, el teléfono de este se deslizaba un poco más fuera de su bolsillo, aprovechando un momento en el que se levantó para recolocar su postura para así disimuladamente hacerse con el celular ajeno. Una vez que ya estaba en sus manos, picó con este la espalda de Iván, pasándoselo al contrario, el cual rápidamente lo agarró y lo guardó.

— Perdón, ¿me podrías indicar donde quedan los baños? necesito ir -Dijo la primera excusa que se le pasó por la mente-

Unos segundos después, Buhajeruk desapareció de la vista de ambos.

"Bien, solo necesito distraerlo por diez minutos, puedo hacerlo" se dijo Rodrigo a si mismo.









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Y por aquí el capítulo treinta

OMG YA TREINTA CAPÍTULOS, no pensé llegar tan lejos con esta historia, la verdad que cuando la empecé no tenía ni idea de cuan larga iba a ser (eso sonó mal), bueno, ni siquiera ahora lo se skksjsjsj, yo simplemente voy escribiendo, pero aún me queda bastante hasta el final.

Cualquier error o sugerencia que tengáis, siempre son bienvenidos, mientras sea desde el respeto.

Gracias por leer <3

serial killer [rodrivan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora