Que obcena la mirada de aquel par que se desea, casadores y presas giran, se circunavegan en la lejanía de sus cuerpos en la hiedra de sus fantasias; los estímulos externos se desconectan y el cuerpo responde a la mirada del hambriento, lascividad intrinceca al sexo, que causa inestabilidad por ominoso que sea el acto, cunilingus o felación, mojados en la idealización de la penetración, excitante y enfermo, misterioso vibrar en la penumbrusa sensación de placer tántrico, tan silencioso y penoso, tranquilo y exquisito, el placer del sentirse humano.
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POESÍA ROSA
PoesíaPara almas que buscan hogar en palabras, para fantasmas que aprenden a caer.