Comenten nenas y nenes lindos.
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-¿Ni-ki?- Sunoo buscaba al menor quien al despertar no estaba ni a su lado ni en ningún lugar de su habitación y eso le estaba angustiando.
Buscó dentro de su baño personal sin verlo dentro ni en ningún otro lugar.
Luego escuchó una trompeta no tan lejos y su sangre se heló al saber qué estaba pasando.
-¡Mierda!- primero, se supone que ya debía estar vestido para la ocasión y segundo, Ni-ki debe de estar junto a los otros participantes y seguro no le aviso cuando se iba para no despertarlo.
Rápidamente se colocó un pantalón de tela de pletina alta, encima una camisa color crema con volados en las muñecas y hombros, usando un corset masculino con detalles en oro para hacerlo más elegante, peinó un poco su cabello, llamando a las estilistas, dejando que ellas se encargen de su rostro, su mamá solía maquillarlo para esta clase de eventos desde que era niño, pero ahora no podía.
A Sunoo siempre le había gustado lo que su madre hacía en su rostro, pasaba de bonita a aún más bonita y eso le encantaba, solía, o trataba, de maquillarse cada que su madre lo hacía.
-Listo, joven amo, ya puede ir a la presentación de los candidatos- dijo una de las chicas.
-Muchas gracias- se paró y corrió hasta donde él debía de estar, gracias a Dios, aún no había empezado y solo era un llamado al pueblo por si querían ver el evento.
Era un palco especial en el castillo, donde él podía ver todo lo de abajo, con una cómoda silla, antes eran tres, pero sus padres todavía no llegaban.
Se alistó antes de entrar por las cortinas que dirigían a la multitud que estaba afuera, donde al lado de su silla habían cajetas de flores blancas.
-¡El príncipe ah llegado!- se anunció desde abajo, donde todos estaban y un gran bullicio se escuchó desde ahí abajo, saludando al joven y hermoso príncipe.
La ventaja de estar ahí arriba, era que el sentido sonoro era lo suficientemente bueno como para no tener que gritar y que todos ahí abajo puedan escucharlo.
-Gracias a todos por asistir hoy- dijo Sunoo -Como sabrán, tanto ustedes como yo aún no tenemos información nueva sobre el Rey y la Reina de estas tierras, eso sé que no sólo me afecta a mi, pero como lo deseaban mis padres, hoy se elegirá al próximo caballero real.
Y un gran bullicio y aplausos se hicieron escuchar.
-¡Presentación de los candidatos!- Jungwon anunció desde su puesto anunciando el nombre de los hombres que competirian ese día, diciendo el nombre de cada uno mientras estos pasaban al ruedo.
Sunoo solo estaba poco menos de tres metros arriba de los demás así podía ver a todos dentro.
Ya eran más de 20 hombres que estaban ahí y Sunoo se estaba empezando a aburrir, hasta que entró Ni-ki.
-¡Nishimura Ni-ki!- presentó Jungwon -21 años de edad, 1,88 de altura y entrenado por el reconocido oficial Cha- ahí fue cuando Sunoo se paró un poco de su asiento, viendo como Ni-ki entraba con el semblante serio, con la ropa que todos los competidores tenían, camina blanca con chaleco de cuero y pantalones de tela flexible.
Ni-ki tenía el rostro serio, se acomodó en su puesto, donde al ver a Sunoo una gran sonrisa se posó en su rostro saludandolo con su mano.
Sunoo no pudo evitar sonreír al ver al híbrido.
-Fue el primero en aparecerse esta mañana- dijo Jay, quien estaba a su lado con bocadillos por si Sunoo tenía hambre.
-¿Eh?
-El chico que estás mirando- dijo con obviedad -está lindo el muchacho.
-No lo estaba viendo- Sunoo contestó -solo... agh... ¿fui muy obvio?
-Demasiado- rio el chico -toma, come uno de mis deliciosos brownies de chocolate para que te calmes las hormonas.
-Jay- lo codeó para que dejara de molestar, pero de todas formas se levantó un brownie.
-¡Empieza el torneo!
Consistía en luchar contra otros dos oponentes donde solo uno quedaba en pie, no consistía en matarlos, pero si dejarlos inconcientes o que ya no puedan levantarse.
A parte de eso, primero era la prueba de habilidades físicas, arquería, jabalina, puntería con espadas y demostración de cuanto peso pueden levantar.
Esa era la prueba de la que Sunoo temía, era más que obvio que Ni-ki nunca había practicado ninguno de esos deportes.
-¡Arquería!- se anunció desde abajo, donde todos los participantes se colocaron en línea frente a los blancos donde debían apuntar.
Sunoo estaba atento solo a Ni-ki, veía el cómo acomodaba la flecha a la perfección, lanzandola, quedando un poco más arriba de lo que debía quedar.
Sunoo vio confundido que Ni-ki quedó en tercer puesto, siendo que nunca lo había visto levantar siquiera un arco.
-¡Jabalina!- se anunció.
De nueva cuenta, Ni-ki quedó en quinto lugar, dejando a Sunoo bastante confundido.
La prueba de puntería no fue la diferencia, quedó en segundo puesto y en la demostración de fuera llegó en primero, cargando más de 190 kilos con ambos brazos.
-¡Llegó el momento del duelo!- se anunció al rededor de media hora después para darle descansos a los candidatos.
Sunoo estaba que se moría de los nervios, ya se había acabado todos los brownies que Jay le había ofrecido, hasta tuvo que ir por más porque Sunoo no podía estar tranquilo en ese momento.
Empezaron con el sorteo de los primeros tres.
Sunoo estaba cada vez más nervioso, pues Ni-ki iba en segundo lugar junto a dos chicos algo más bajos que él.
La primera batalla terminó luego de doce minutos, era mano a mano, no habían armas en medio.
Ahora le tocaba a Ni-ki y Sunoo sentía que su corazón iba a salirse de su pecho, estaba comiendo todo lo que Jay le traía, se había comido brownies, pasteles de chocolate, tartas de maracuyá y ahora estaba con un queque de plátano en las manos.
Vio como Ni-ki entraba a la batalla, pasándose en su lugar, sonriendo hacia Sunoo antes de mostrar sus manos para demostrar que no tenía ninguna clase de arma como lo decía en el reglamento y en el momento en el que el bong se hizo presente, su expresión cambió por completo, siendo sería y temible para cualquier con el que choque miradas.
¡Por favor, tienes que ganar!
Cami~
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MONGREL- Sunki♡
FanfictionUna tierra, dividida en híbridos y normales. Los híbridos eran "bestias" hombres y mujeres que mutaban de su forma humana a lobos, leones, tigres, básicamente depredadores y los normales, gente corriente liderada por un sabio hombre y su esposa, que...