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Había perdido completamente la noción del tiempo, llevaba horas esperando sentado en una silla incómoda de plástico, aspirando ese olor a hospital que al final te terminaba mareando, estaba en una agonía constante, sin recibir noticias sobre el estado de TK.

Sus ojos estaban hinchados, en esas cinco horas que llevaba ahí no había dejado de llorar, tampoco se había atrevido a comer nada, se veía incapaz de establecer una conversación con Owen, que era el único que le acompañaba ahora, ya que todos habían decidido esperar en sus casas.

—Carlos... Deberías irte a casa, cuando tenga noticias sobre TK no dudaré en llamarte...—Levantó la mirada, aún con esas lágrimas resbalando por sus enrojecidas mejillas mientras se veía incapaz de irse por la puerta sin su TK.

—No me iré... Señor Strand, sé que no es el momento de decirle, pero su hijo ha sido demasiado importante para mí en estos días, traicionaré a TK, si le pasa algo jamás cumpliré mi promesa de darle todo lo que se merece y no podré vivir con ello—A pesar del notable aire acondicionado del hospital, las manos de Carlos sudaban por la tensión del momento.

—¿Quieres a mi hijo?—Se atrevió a preguntar.

Carlos esbozó una pequeña sonrisa a pesar de todo, ¿Quería a TK?, Esa pregunta ya tenía una gran respuesta para él, claro que lo hacía, con el corazón, nunca había sentido lo que TK le hizo sentir, con el ojiverde, los besos habían tomado sentido, no era un simple contacto, era algo más, con cada beso se expresaban cosas que jamás se vió capaz de hacer, o cuando él hermoso cuerpo del castaño estaba sobre el suyo, oh dios, cuanto amaba a ese precioso chico.

—Sí—Confesó.

—Solo te pido que no le rompas el corazón...

—No creo que sea yo quién lo haga... Todavía sigo pensando si TK puede llegar a enamorarse de mí, después de todo lo que ha sufrido...—Se tomó un respiro mientras se acomodaba en la silla—Pero estoy dispuesto a esperarle toda una vida si es necesario.

...

—¿Familiares de Tyler Kennedy Strand?—Preguntó el médico, la mirada triste de Carlos se transformó a una esperanzada, le rezaba a todos los dioses posibles que TK estuviera bien, Owen y él se levantaron de la silla de golpe, poniéndose frente al hombre que llevaba una libreta y uniforme de enfermero.

—Lo hemos intentado todo... Pero ahora se encuentra en estado de coma, pueden pasar a verle en la habitación doscientos dieciocho—Indicó y las esperanzas cayeron frente a sus ojos, "al menos no estaba muerto", fue lo que pensó para intentar camuflar su notable tristeza.

—Pase primero usted, Señor Strand, yo... Planeo quedarme toda la noche.

—Bien...

Aunque desde que el médico dijo que ya podían pasar a verle, Carlos respetaba que Owen fuera su padre y sabía que primero debía ir él, además, Carlos no pensaba alejarse de TK hasta que sus ojos se abrieran.

Pasó alrededor de una hora hasta que Strand salió y le dió el relevo a Carlos, Owen le comentó que tenía que regresar al parque de bomberos y que cuidara de su pequeño.

Y por supuesto que lo haría.

Caminó por aquel pasillo de hospital hasta la habitación que anteriormente le habían comentado, puso su mano sobre el manillar de la puerta, temblando de tan sólo pensar como se encontraría su TK, respiró hondo y giró la manilla para abrir la puerta.

Y ahí estaba él.

Acostado sobre la camilla, sus hermosos ojos verdes eran incapaces de verse por sus ojos cerrados, su piel estaba pálida, y se veía más vulnerable que nunca, no tardó mucho en dejar las lágrimas escabullirse de sus ojos hasta acabar resbalando por la barbilla.

—Cielo...—Susurró mientras daba pasos cortos a la camilla—Esto es mi culpa, si yo hubiera estado ahí... Jamás permitiría que te hicieran daño, mi TK...—Tomó asiento al lado de su "casi novio", tomándole de la mano, mientras que con la otra acariciaba sus castaños cabellos—Se que no es el momento ni el lugar, pero mi corazón me pide a gritos que lo haga y si... Tú decides irte, no podría perdonarme por no confesarte lo que siento.

—Si pudieras oírlo o hablar, probablemente digas que soy un idiota por enamorarme así de rápido o por pensar que eres el amor de mi vida, pero tú eres diferente a todos, cielo, desde que me besaste por primera vez, supe que serías mi desdicha, que serías la única persona con el privilegio de romperme el corazón.

—Te quiero, TK... O te amo, la verdad mis sentimientos van más allá que una simple palabra, no estás preparado para lo que yo busco, y yo tampoco lo estoy para perderte, quédate a mí lado y juntos aprenderemos a sobrellevarlo todo, pondré mi vida por cuidar la tuya, cielo, pero no te atrevas a dejarme vacío, no te atrevas a dejarme sin saber si tú también me amas—Depositó un beso en su frente, queriendo que fuera cómo en las películas de Disney.

Que con un beso de amor verdadero, todo sanaba, pero al ver cómo el amor de su vida no se movía, supo que eso era mentira.

Se pasó una semana durmiendo en aquel sofá incómodo, saliendo únicamente a las máquinas por comida, había días en los que su madre le traía comida de verdad para no perder la forma, aunque estaba realmente cansado de seguir ahí, pero sentía que si se iba, TK se despertaría y no vería a nadie a su lado.

—Te quiero tanto, cielo... No sabes cómo me duele verte así...—Apoyó su cabeza sobre el pecho de TK, cerrando sus ojos y dejando caer las lágrimas, sin esperarse notar un leve tacto sobre su nuca.

Al principio creyó que eran parte de imaginaciones suyas, pues llevaba días ahí sin alimentarse muy bien ni con las horas de sueño correspondientes, pero cuando escuchó balbuceos al lado suya, supo que no eran ilusiones y que sí...

Era TK.

Se levantó enseguida, posando sus ojos sobre los verdes de TK, volviéndolos a ver después de días y días, perdiéndose cómo siempre lo había hecho, la mano de TK tomó la de Carlos, acariciándola con una sonrisita que supo que jamás sería capaz de olvidar.

Su corazón volvió a latir con esa intensidad y fuerza que había extrañado, su piel se erizó y sus manos no sabían donde ponerse.

—T-TK...—Musitó sin creerse que había despertado, entonces el ojiverde logró pronunciar con dificultad algo que a Carlos le hizo volver a la vida;

—Yo también te quiero...

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Cómo siempre, escribiendo a las 4AM 💋😍

Tarlos 4ever ✨💕

¡Alerta Carlos! •Tarlos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora