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—¿Con quién pasaste la noche, TK?, Te veo más risueño de lo normal—Añadió Nancy mientras ordenaba algunas cosas de la ambulancia con una picara sonrisa.

Las mejillas del ojiverde se calentaron e intentó ocultarse pero ya todos habían puesto sus ojos sobre él, esperando una respuesta de su parte.

—Carlos y yo... Estamos empezando a conocernos—Terminó por confesar—Él es muy atractivo y creo que pasaré mis días libres junto con él.

La sonrisa de TK les hizo entender a todos los presentes que estaba feliz, después de todo, venir a Austin no había sido una mala idea, porque ahora sus ojos brillaban cada vez que me mencionaba al moreno.

Tommy iba a hablar pero el sonido de la alarma lo impidió, todos comenzaron a alistarse para su próxima misión, que según lo que les habían dicho, era un incendio provocado por un marido obsesivo o eso es lo que le contaron a TK, le ponía un poco triste el hecho de no ver a Carlos allí, él era una especie de apoyo que le ayudaba a la hora de salvar vidas, pero claro, hoy era uno de sus días libres.

Al llegar el lugar, la casa estaba infestada por las llamas dos niños heridos de aproximadamente entre seis y ocho años, se encontraban saliendo en mitad del humo por la entrada principal tosiendo incontables veces, los paramédicos corrieron hacía ellos, para comprobar sus estados pero un niño tomó la camisa de TK, estirándola.

—Mi madre está ahí dentro, salvarla, por favor, papá va a matarla—Su integridad se vio atacada con el comentario de ese niño preocupado, tenía claro que ya no era bombero, que no tenía porque meterse en las llamas si no quería—Papá va a escapar... Por la puerta trasera—El pequeño señaló a la casa, no iba a meterse en las llamas pero tampoco iba a permitir que un criminal que casi acaba con su familia se saliera con la suya.

—Le atraparé—Prometió TK, sin saber si podía ser capaz de eso, su mente le llevó a lo sucedido a la noche anterior, cuando apenas y pudo defenderse del hombre que intentó abusar de él, pero quería demostrar que no era débil y si para eso tendría que enfrentarse a un idiota, lo haría.

Respiró hondo antes de avisar:

—¡Voy a revisar las afueras!—Gritó a la capitán mientras corría por el lugar que el niño anteriormente le había señalado, escuchando los gritos de que no era necesario, que la policía llegaría en cuestión de minutos, pero él sabía más que nadie que los minutos no podían desperdiciarse, porque si su padre hubiera llegado tarde ese día que tuvo la recaída, él posiblemente no estaría dónde está.

Corrió hasta encontrarse con la silueta de un hombre alto y de complexión media, de espaldas a él, TK sentía los nervios más que nunca, pero estaba cansado de ser un cobarde, la inquietud jugaba en su contra, y luchaba por acordarse de los métodos de defensa personal.

No se lo pensó dos veces y tomó al hombre del cuello, echandolo hacía atrás, la espalda de TK impactó contra la pared trasera de la casa.

—¡Hijo de puta!—Refunfuñó mientras intentaba zafarse del agarre del ojiverde, pero entonces sintió sus piernas flaquear al ver lo que el hombre tenía en su cintura.

Un arma.

Por mucho que apretaba su agarre, no iba a durar por mucho tiempo, tan sólo quería retenerle hasta que llegaran las autoridades, pero los segundos le parecieron eternos y su fuerza no era suficiente para retener al hombre, entonces notó cómo esté se impulsaba hacia adelante y luego hacía atrás en un golpe seco, la espalda de TK volvió a chocar con la pared, pero está vez dolió muchísimo más, obligándole a quitar el agarre.

Soltó algún que otro quejido pero al levantar la mirada, sintió que él sería lo último que vería, que lo último que sus ojos verdes verían sería a un asesino, tres estruendos sonaron por toda la zona, desconcertándole por completo, ¿Qué había pasado?

Su cuerpo ya no podía aguantar de pie, se sentía más débil de lo que pensó y al bajar la mirada a su vientre, encontró la razón, las balas palparon su piel hasta el punto de incrustarse en esta, notaba la sangre fría recorriendo su abdomen y bajando lentamente, había recibido un disparo, ¿O quizás dos?, Desde la primera bala todo su cuerpo había perdido el sentido, no dolía, al menos no por ahora, sus ojos se cerraban poco a poco mientras buscaba apoyo en la pared, ni si quiera se dió cuenta que su contrincante había recibido un disparo por parte de un policía.

Sus rodillas se debilitaron y cayeron al suelo cómo plomo, por más que su mano presionara la herida, ya era demasiado tarde, ese sonido chirriante en sus oídos, distorsionaba todas las voces que escuchaba, aunque pudo distinguir cómo varios gritaban su nombre, cuando su cabeza chocó contra la hierba, perdió absolutamente la vista de todo y sólo pudo ver ese color negro.

...

¿Dónde estaba TK?

Era la pregunta que pasaba por la cabeza de Carlos, tenía toda la cena preparada, incluso con velas que había ido a comprar a última hora, llevaba horas sin contestarle una mísera llamada y se supone que su turno debía haber terminado hace horas.

Su cuerpo entero temblaba por aquella estresante situación, le daba demasiada vergüenza llamar a Owen y preguntar por su hijo, ya que apenas y tenían contacto, pero Carlos tenía esa sensación en el pecho de que algo ocurría y merecía saberlo.

Miró la mesa del salón, con la comida sobre los platos y las bebidas en el centro, hoy se había decidido de confesarle a TK todo lo que sentía desde que lo vió por primera vez.

No aguantó más y marcó el número de Tommy Vega, ansioso por respuestas.

Carlos...

Al escuchar la voz de Tommy tan debilitada y suave, supo que sus sospechas eran ciertas, tragó saliva antes de preguntar en un hilo de voz:

—¿D-dónde está TK?—El silencio desde la otra línea le causaba un dolor horrible en el pecho y apenas y podía decir frases enteras sin sollozar.

¿No te lo han dicho...?

—Por favor... Dime dónde está—Repitió enredando su mano en su cabello, con los ojos ya humedecidos con tan sólo pensar en la cantidad de cosas que podían haberle sucedido a su TK.

En el hospital... Recibió dos balas en el abdomen, Carlos... Los médicos no le tienen esperanzas y yo... Creo que tampoco—Sentía cómo si un camión le había pasado por encima cientos de veces, su corazón se rompió hasta el punto de no saber cómo reconstruirlo después, una vez su madre le dijo que el amor dolía cómo puñales en el alma y hoy, lo había experimentado a la perfección, se sentía vacío, era cómo si todo su cuerpo supiera del estado de TK, ¿Por qué nadie confiaba en él?, ¿Tan malo habían sido las balas?, Pero por muy malo que fuera, Carlos creería en él y en su fortaleza y estaba seguro que saldrá de está.

O eso quiere creer...

Sus pestañas revolotearon, dejando escapar las lágrima, no tenía la suficiente fuerza para levantarse del sofá e ir corriendo al hospital, ahora entendía la debilidad y TK estaba siendo la suya, con esa presión en el pecho, luchó por levantarse y conducir hacia el hospital, rezando a cada momento que todo saliera bien y que si alguien tenía que morir sería él, no TK, no sabía quién había sido el hijo de puta que disparó a TK, pero sí, que no tendría compasión, que si lo tuviera en frente lo mataría sin importarle su puesto de policía.

Porque en su cabeza sólo estaban esos ojos verdes brillantes con esa sonrisita tímida y estaba seguro que si tenía que verle en una camilla con un millón de cosas conectadas, no aguantaría y caería de rodillas al suelo, sin ser capaz de seguir adelante sin él, porque no iba a dejar que TK muriera sin antes confesarle lo mucho que se había enamorado de él, de cómo le gustaba la manera en la que hablaba de sus cantantes favoritas o cuando se acurrucaba a él cuando tenía miedo.

No iba a dejar que le arrebataran al hombre que ama...

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No se de dónde saqué la fuerza para escribir esto a las 4AM, voy a ver si me quedan fuerzas para algo más.

Encima tardé diez minutos en publicarlo porque me salía "problema desconocido" 😡

Tarlos 4ever ✨💕

¡Alerta Carlos! •Tarlos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora