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Carlos se lo pensó demasiadas veces, no quería arruinar lo que sea que tenía con TK, esa pregunta podría destruirlo todo y no quería hacerle sentir presionado ni mucho menos.

Tragó saliva antes de preguntar;

—¿Te sientes listo para contarme lo que pasó con ese hombre?—Los ojos del ojiverde se aguaron y asintió mientras se acurrucaba en el pecho del moreno, buscando ese apoyo que sabía que recibiría en sus brazos.

Se sintió mal por no preguntar lo que tenía pensado, pero ese no era el momento y eso estaba claro al ver cómo de los hermosos ojos de TK comenzaron a salir lágrimas y lágrimas, acarició su suave cabello mientras se acomodaba en el sofá con TK apoyado en su pecho y sus brazos rodeándole, cuando rodeó al ojiverde con sus brazos sintió ese maldito cosquilleo por todo su cuerpo que sólo le provocaba él.

—El señor me acorraló contra una pared, por mucho que yo le dije que no y que tenía que irme, él se negaba, me agarró muy fuerte la muñeca, Carlos... Me hizo daño, mira—TK señaló la marca roja y Carlos le abrazó aún más.

—Lo sé, cielo, pero él no volverá a tocarte nunca más.

—Sus manos me tocaron la barbilla, luego el cuello y... Empezó a acariciar mi abdomen, me hizo sentir un asco horrible y mucho más oler ese maldito olor a alcohol, comencé a marearme... Sentía que no tenía fuerzas para quitarme de su agarre y le golpeé en la mejilla... Fue la única manera de poder irme, sentí que no podía caminar y te busqué entre la gente, por un momento pensé que te habías ido.

Al escuchar lo que dijo al final, la expresión de Carlos se tornó a una decepcionante, pero no por lo que TK pensaba, si no porque había sido él quien le había hecho pensar eso, y no quería aceptar que la idea de irse pasó por la cabeza de Carlos ese día.

—TK... Siento haberte hecho pensar eso—Besó su cabello y dejó que el menor continuara hablando.

—E-eso no es todo... No me puse así solo por eso, me recordó a mi ex novio, Alex, él... Después de varios meses juntos, hubo un día en el que yo había trabajado mucho y me sentía realmente cansado, se me olvidó por completo prepararle la cena y... Se enfadó muchísimo conmigo, golpeó la pared demasiadas veces y yo tuve mucho miedo y me escondí en mi habitación hasta que él entró y me dijo que no valía para nada, qué sólo servía para drogarme...

Enseguida notó su estómago removerse por la rabia que estaba sintiendo por el tal Alex, en el que en este momento sería capaz de estrangular por haberle hecho eso a su TK, no quiso pensar en lo peor, ese malnacido no había sido capaz de golpearle o eso quería creer con todas sus fuerzas, la idea de su ojiverde aterrorizado no le estaba agradando en absoluto.

—Pensé que esa sería nuestra única discusión fuerte... Pero empezó a enfadarse por tonterías y a pagarlo conmigo, te juro que creí que cambiaría, que después de pegarme se daría cuenta de que estaba mal, pero no, me hizo creer que era yo quién estaba mal, me obligó a drogarme cuando yo intenté dejarlo, ¡Te prometo que lo intenté muchas veces!, Pero él me hacía mucho daño, Carlos—La voz totalmente rota de TK destruyó el corazón de Carlos y haciéndole pensar cómo alguien podía haber sido tan cruel con el chico de risas contagiosas y corazón bondadoso.

Su TK... Ese chico al cuál le daría vergüenza hasta alzarle un poco la voz, en ese momento estaba conociendo a ese ojiverde lleno de cicatrices y Carlos estaba dispuesto a ayudarle a sanar cada una de ellas...

—Cielo... No te preocupes... Estoy aquí para tí, te juro por mi vida que nadie va a volver a hacerte ese daño, ¿Si?, Estoy contigo para cuidarte y ayudarte a curar eso que estás sintiendo—Susurró mientras acariciaba el pelo de TK.

¡Alerta Carlos! •Tarlos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora