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La puerta se abrió de golpe, asustando al castaño que esperaba plácidamente la llegada de su chico con el gran encargo que le había pedido minutos antes.

—¿Cómo te encuentras?

TK levantó la vista para decepcionarse, no era Carlos quién estaba frente a su camilla, si no su doctor encargado junto con un vaso de plástico blanco que le hizo fruncir el ceño.

¿Qué sería?

—Bien... ¿Sucede algo, doctor?—Preguntó sin despegar la vista del vaso que sostenia con tanto picardía.

Nate dió algunos pasos hacía adelante, para acercarse más a TK, que mantenía la compostura y se veía algo extrañado por la manera en la que Nate estaba.

—He pensado bien las cosas, Carlos habló conmigo sobre lo de irte a casa y creo que sería una buena decisión—En los ojitos verdes de TK había una gran chispa de felicidad.

Al fin podría irse con Carlos y salir de aquel lugar que tanto detestaba, odiaba tanto estar en una habitación donde sólo habitaba el color blanco y su único acompañante era la camilla incómoda en la que había pasado más de una noche.

—Eso es genial, muchísimas gracias, ahora que venga Carlos recogeré mis cosas y nos iremos, no tengo palabras para agradecerle esto.

—No tan rápido, primero debes tomarte esto, te ayudará con el dolor y la cicatrización—Nate sonrió mientras le tendía el vaso.

TK lo miró algo dudoso, con la mano temblorosa y sus pensamientos centrados en que quería salir de ahí, lo agarró desesperado, si tenía que tomarse eso para salir del hospital, lo haría, no se molestó en ver el contenido del vaso, simplemente lo llevó a sus labios, bebiéndolo cómo si fuera un shot, carraspeando por el sabor amargo del líquido.

—¿Ya?

—Sí... Me quedaré aquí hasta que llegue Carlos, quiero supervisar que todo vaya bien—TK asintió poco convencido, fingiendo una sonrisa.

Los minutos le pasaron tan lento y mucho más con aquel silencio tan molesto, se sentía incómodo por la mirada ruda de Nate sobre él, quizás eso empezó a marearlo, ya que todo se movía a su alrededor y rezaba que fuera por la tensión del ambiente y no por lo que había tomado anteriormente.

—¿Qué fue lo que me dió?—Su voz sonó baja y aturdida, quiso moverse pero le fue imposible y volvió a caer sobre la camilla, sintiendo cómo si su cabeza estuviera a punto de estallar.

Nate tecleaba algo en su móvil, ignorando la pregunta de TK.

—¿Q-qué me distes?

—Tengo que apartarte de mi camino, y está era la mejor manera de conseguir lo que quiero, lamento que ahora estés retorciéndote del dolor, era parte de su plan.

TK notó sus manos sudar y el miedo apoderándose de sus sentidos y acciones, ¿De quién era el maldito plan?, Tosió varias veces a causa de la sed que eso le estaba provocando.

—¿Quién te envía?, ¿Qué es lo que quieres?—Lanzó las preguntas una tras otra hasta que Carlos se le vino a la mente—¿Carlos?, ¿Dónde está?

—¿Vas a hablar del idiota de Carlos?, Eres más insufrible de lo que creía, pero ese no es el caso, cuando tú te vayas por fin de su vida, será mío otra vez, Carlos y yo estaremos juntos.

—Él me buscará... Es policía—Balbuceó cerca de perder el conocimiento, empezando a tener la vista borrosa, sus ojos luchando con cerrarse por completo, su cabeza cada vez dolía más y los sonidos comenzaban a distorsionarse de una manera dolorosa.

¡Alerta Carlos! •Tarlos•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora