Capítulo extra: De manjares y saludos de los buenos días

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La cálida luz del sol que se filtraba por las cortinas del amplio ventanal de su habitación, acompañada por los ronquidos estentóreos de Su, despertaron a Moa. Los ecos de la noche más fogosa, como le había prometido y cumplido Su, que habían vivido pocas horas atrás aún reverberaban en las paredes. Sonrió con alegría al recordar los ardientes, y también tiernos, momentos compartidos junto a Su. Se despojó de las sábanas que la cubrían y se apoyó en el respaldo de la cama, estirando los brazos hacia arriba y dejando salir un leve bostezo.

Por su parte, Su yacía en el colchón completamente despatarrada y destapada, boca abajo, ocupando prácticamente todo el espacio disponible que ofrecía la enorme cama.

- Señoras y señores, con ustedes, La Reina Suzuka Nakamoto - susurró bien bajito Moa de manera juguetona, procurando no despertar a su amada Su. - Ayyy dios, siempre tan inquieta al dormir, Su-chan - murmuró en un suspiro, con una enorme sonrisa dibujada en su rostro.

La más joven se esforzó por cubrir el cuerpo de la mayor con las sábanas, deseando que ella continuara durmiendo en paz y bien abrigadita. Sin embargo, no pudo evitar sentir una atracción irrefrenable por la desnudez de Suzuka frente a ella.

- Diablos, Su-chan, eres mi obsesión. Mira esa espalda, esa cintura, ese trasero, esas piernas... - Moa mencionó una a una las partes de la sensual figura de Su que la encendían, básicamente toda Su, mordiéndose el labio inferior mientras se acomodaba entre las largas e interminables piernas de la dueña de su corazón para acariciarlas con delicadeza.

- Son tan suaves... - susurró con su voz cargada de deseo.

La Chica Koala deslizó sus manos por todo el largo de las tonificadas piernas de Suzuka, deteniendo su marcha en los redondos e igualmente tonificados glúteos para brindarles un lujurioso masaje, digno de aquel apetitoso trasero.

Mientras tanto, Su seguía en la tierra de los sueños, pero su ronquido dio paso a una respiración profunda y pesada.

- Buen provecho... - tonteó Moa, justo antes de separar delicadamente las piernas de Su y comenzar a explorar con su lengua la zona más íntima de su amada.

Moa degustaba lenta y sensualmente aquel exquisito manjar, disfrutando de la textura, el aroma y de su delicioso sabor. Siendo experta en todas las delicias culinarias del mundo habidas y por haber, siempre que tiene oportunidad La Chica Koala le recuerda a La Reina que el sabor de su intimidad supera con creces a cualquier otro banquete que hubiera probado su experto paladar. Suzuka siempre reacciona con su risa particular al escuchar esas palabras que tanta vergüenza le dan, incluso a día de hoy, provocando que su rostro se tiña de rojo.

- Hora del siguiente nivel, mi amor - anunció Moa, introduciendo su lengua con suavidad en la estrecha intimidad de la líder de la banda.

Ahora, la larga y gruesa lengua de la más joven entraba y salía de forma lenta pero firme.

- Uhmmm, Moa... buenos días - saludó una adormilada Su, quien finalmente se había despertado al sentirse tan llena.

Moa detuvo las penetraciones para devolver el saludo.

- Buenos días, Su-chan. Disculpa si te desperté, pero te vi desnuda, y ya sabes que tú eres irresistible pa...

Su la interrumpió.

- Shhhh, tranquila, Moa-chan. Sigue, no te detengas... - susurró Suzuka con un tono entre gemido y súplica, aferrándose con fuerza a las sábanas en el mismo instante en el que la lengua de La Chica Koala volvía a sumergirse en ella, haciéndola delirar con cada nueva experta penetración. - Ahhh, me encanta... Dios, que lindo es despertar así. No pares, amor, no pares. Más, más - pedía La Reina entre jadeos de satisfacción moviendo su cadera hacia abajo, permitiendo así, que la lengua se hundiera aún más en su cavidad, intensificando las sensaciones de placer que la recorrían.

Amor Eterno - Temporada UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora