Capítulo 6 - La noche más fogosa (Parte 1)

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Las miradas de Las Metal más Metal de todas se cruzan. La química ardiente que desborda entre Su y Moa, la conexión íntima y profunda que las une, se hacen presentes.

La Reina toma la iniciativa y se lanza sobre La Chica Koala. Un beso cargado de amor, pasión y lujuria es compartido. Sus labios se mueven en perfecta armonía, explorando el sabor y la textura del otro. Ellas se entregan por completo a la pasión que las consume, que las quema.

Sus manos comienzan a explorar cada centímetro de piel, generando suspiros y gemidos de placer. El deseo, cual flor de cerezo, aflora sin límites. Ambos cuerpos esbeltos empiezan a emanar ese calor que ellas, y nadie más que ellas, emanan al hacer el amor.

Son un infierno juntas.

Los fogosos besos se tornan cada vez más intensos, más necesitados. Sus alientos se mezclan, sus lenguas se enredan, luchan sin piedad, sin cuartel. Gemidos, jadeos, se oyen entre beso y beso.

Su es quien vuelve a tomar la iniciativa y separa sus labios de los de Moa, pero no pierde ni un segundo siquiera, y entierra su rostro en el cuello de su compañera de banda para besarlo, morderlo. La Chica Koala no puede evitar arder al sentir los dientes de La Reina hincarse en su tersa piel, casi desgarrándola.

"Eso dejará una marca difícil de explicar", pensó Moa.

Pero a decir verdad, eso le importaba poco y nada. Ya la cubriría a esa marca de alguna manera. O quizás no, daba lo mismo. Las consecuencias de los actos tan sexualmente lascivos que se encontraban realizando, les daba igual a ambas en ese momento.

Moa, solo podía pensar en Su.

Su, solo podía pensar en Moa.

Ellas simplemente querían disfrutar del amor eterno que la une.

Suzuka vuelve a atacar de manera agresiva los labios de Moa, quien al sentir el fuego que había detrás de ellos, sonrió. Las manos de la dueña de casa se hundieron en el sedoso y largo cabello de Su, anhelando profundizar el ardiente beso y poder tomar algo de control. Lo logro. Sin embargo, su cometido no se extiende por mucho tiempo ya Suzuka lamía, succionaba, mordía con desenfreno sus labios. Tal era el fervor de Su, que Moa dejó de luchar por el control y solo se dedicó a disfrutar.

Ella lo sabe mejor que nadie: cuando La Reina del Sexo se pone en ese estado, solo queda gozar.

Moa se sentía muy feliz, y muy excitada, ya que Su había comenzado a cumplir la promesa que le realizó: la promesa que esta, iba a ser la noche más fogosa.

La mayor ahora dirige toda su atención a los turgentes senos de Moa, acariciándolos delicadamente con sus manos, llevando su boca hacia uno de los pezones erectos, provocando un suspiro de placer en ella.

- Uhmmm, Su-chan...

El abdomen plano de la más joven fue el siguiente objetivo de Su, quien lo besó y lamió lujuriosamente.

- Me encanta tu barriguita, Moa-chan - confesó.

La anfitriona no dijo nada, solo exhaló un profundo gemido, deleitándose con los besos de su amada sobre su vientre.

Suzuka descendió lentamente trazando un camino de besos que la condujo hacia la ardiente intimidad de Moa. Juguetona, Su exploró los alrededores con besos provocativos, pero sin llegar nunca directamente a la zona íntima en sí.

- Mi amor... te necesito - musitó Moa dirigiendo su mirada hacia abajo para encontrarse con la de Su, quien le devolvió su mirada patentada: la mirada de fuego.

Amor Eterno - Temporada UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora