3.(H) una sonrisa, por favor

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HARRY

I

Su cabeza había estado en cualquier parte menos donde debía de estar. Asistir a clases. Entrenar para los partidos. Estudiar. Practicar todos los encantamiento que no le salían. Eso por no pensar en todo lo que implicaba ser Harry Potter, como ser buscado por un asesino en serie. Las preguntas ocasionales sobre los tenebrosos eventos del año anterior de parte de personas con quienes nunca había hablado. Las fotografías que aquel estudiante, Colin, a veces le tomaba en los pasillos. Entre otras cosas de las cuales Harry estaba empezando a habituarse.

¿Cuándo no estaba en peligro su vida? ¿Cuándo no tenía problemas?

Este año al menos la mitad de la escuela no le miraba mal.

Su distracción tenía un nombre particular. Uno que a principio de tercer año ni siquiera conocía. Le era bastante difícil ocuparse de todo cuando no podía dejar de pensar en cierta persona en quien no debería estar pensando en primer lugar.

Cedric Diggory.

Se trataba de un chico de Hufflepuff, con quien nunca había estado cerca ni había compartido ni una palabra. Harry debía haberlo visto por ahí alguna vez. La imagen de su rostro se escabullía de su mente, apenas un resquicio en su memoria. Chocarse con él en el pasillo cambiaba las cosas. No se suponía que debía hacerlo. Ese había sido sin duda uno de los momentos más bochornosos que había experimentado. Una completa muestra de su torpeza. Y aun así, tenía sentimientos encontrados. No estaba seguro de si apreciaba o detestaba ese preciso instante en que había visto a Cedric.

No fue el hecho de ponerse en vergüenza, el susto de llevarse por delante a alguien que no había visto o el dolor del impacto. Fue el primer pensamiento que se le vino a la cabeza cuando lo vio. Automático. Sin reflexión alguna. Incontrolable.

Y confuso.

Este chico es demasiado hermoso.

II

Harry no solía pensar así sobre nadie.

Especialmente sobre chicos. Podía llegar a considerar de una forma lógica a una persona como atractiva. Estar de acuerdo con otros. La belleza no era algo que a Harry le importara. O que llamara su atención. Solía creer que era demasiado joven o estaba muy ocupado para ese tipo de cosas. Había sido su propia mente la que pensó que Cedric no era simplemente atractivo. Que esa palabra se quedaba corta. Que era guapo de una forma bonita. Una combinación de rasgos delicados, cabello castaño claro y ojos grises que habían escudriñado el rostro de Harry de una forma que lo hizo sentir expuesto.

Vulnerable.

Con el corazón acelerado por el susto. Sin respirar el aire que se había escapado de sus pulmones. Así y todo no había salido corriendo murmurando un «lo siento» con urgencia. Permaneció allí, quieto mientras Cedric lo observaba. Nunca se había sentido así. Ni siquiera cuando conoció el mundo mágico y la gente se le quedaba viendo. En lugar de huir, caminó a su lado y habló con él. Harry no era precisamente hábil socialmente. No tenía muchos amigos. Tampoco era el tipo de persona que disfrutaba de conversar con alguien que no conocía en los pasillos.

No tenía problema en intentar serlo si se trataba de Cedric.

Había algo en él que no podía dejar pasar. Algo en su interacción ese día. La forma en que Cedric lo miró. Harry estaba nervioso, pero lo vio. La fugaz expresión en su hermoso rostro. Había algo en ella. Y había algo entre ellos. Eléctrico. Extraño. Podía sentirlo.

Le asustó.

Solo que no lo suficiente.

III

Se sentía como un acosador pretendiendo saber cosas sobre Cedric. Comenzó como pura curiosidad. Cualquiera que se chocara con alguien querría saber quién era esa persona, ¿cierto? Harry definitivamente podía encontrarle un sentido. ¿Quién era Cedric, de todas formas? ¿Además de un chico guapo de Hufflepuff?

El chico de mis sueños -HEDRIC (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora