3: Fiesta

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21:00hrs

Habían transcurrido seis meses desde que abandonó el departamento de Sakura y cortó todo contacto con ella. Su despedida fue normal: un simple "cuídate mucho" y un "te deseo lo mejor". Un abrazo por cortesía y eso fue todo. Sin embargo, despedirse de Naruto fue doloroso para ella, ya que aun amándolo como lo hacía, solo pudo ofrecerle un frío adiós.

En aquel tiempo transcurrido, la Hyuga había logrado grandes avances en su vida, empezando por esa hermosa casa que había logrado comprar gracias al dinero heredado de su madre. Cuando leyeron el testamento de su progenitora, heredando toda su fortuna a sus dos hijas, su padre se había enfadado mucho. Nunca supo la razón; tal vez nunca lo sabría. La peli-azul, al pensar en su progenitora y esa valentía que poseía al desafiar a Hiashi Hyuga, una sensación de orgullo y paz le invade el alma. Su madre era un ángel guardián sin dudas, uno que aun después de haber abandonado este mundo, seguía brindándole su protección. Cuando fuera el aniversario de la muerte de su madre, iría a visitar su tumba para agradecerle.

Aun con esa felicidad que había provocado el recuerdo de su madre, Hinata siguió pensando en sus avances, sobre todo los que concernían con su crecimiento personal. Si bien su personalidad amable, dulce y reservada se mantenía intacta...su timidez era otra cosa. Esta ya no era tan pronunciada como antes: ahora ya no le provocaba esa sensación de pánico y nerviosismo el hablar con las personas, ya no evadía la mirada y ahora mantenía su cabeza en alto. Ahora poseía mucha más confianza en sí misma y sociabilizar no le costaba tanto trabajo. La Hyuga creía que aquella confianza que había ganado se debía al apoyo de sus nuevos amigos, quienes gracias a sus consejos, amabilidad y paciencia para con su persona, es que ella había logrado vencer de a poco su timidez. Bueno, Mei Terumi, su psicóloga, estaba logrando grandes avances con ella también. Sonriendo para sus adentros, la peli-azul aceptó el reto impuesto por Mei.

Se observó en el espejo, apreciando su sedoso cabello azulado, el cual poseía un brillo saludable. Era realmente agradable de ver, así que no pudo sino acariciar un mechón de su cabello mientras sus ojos se fijaban en su atuendo sencillo de su marca favorita, Yuhi, que era la tendencia en moda en aquel país. Su atuendo era sencillo y cómodo: un pantalón de mezclilla ajustado de color oscuro, una blusa blanca de tirantes, un abrigo largo de color rosado claro y unas sandalias blancas de tacón bajo con una pedrería preciosa de Jeremejevita de color translúcido. Dio un pequeño giro, admirando su belleza y sonrió al darse cuenta de que aquella ropa ajustada no la hacía sentirse incómoda, pese a que aquella blusa resaltaba sus curvas. Dejando de lado aquellas descripciones sobre ella misma, fue a su tocador para rociar un poquito de su perfume favorito y ajustar algunas cosas en su maquillaje sencillo. Un minuto después ya estaba lista para recibir a sus amigos e invitados.

....

La hora de la fiesta había llegado. Una fiesta que, según su psicóloga, le ayudaría a mejorar mucho más sus habilidades sociales. Y aunque estuvo muy nerviosa al principio, consiguió superar con éxito los obstáculos que su timidez al querer resucitar le iba presentando.

Al principio se sentía un poco incómoda ya que no estaba acostumbrada a las fiestas, al alcohol, a la música elevada... pero con el transcurso de las horas aquella incomodidad había desaparecido e incluso hasta bailó con algunos chicos, entre ellos Shino, quien tampoco era muy dado a las fiestas. Aunque la Hyuga se impresionó mucho al notar lo bien que bailaba su amigo.

La fiesta seguía en su apogeo y aquellos jóvenes que no conocía disfrutaban de la música y el alcohol. Parecían divertirse mucho y eso era agradable de presenciar. Hinata no pudo evitar sentirse agradecida por tener amigos que la apoyaban y la animaban a divertirse. Los ojos claros de la Hyuga fueron a parar a quienes estuvieron apoyándola y aconsejándole que se divirtiera: sus amigos. Sin duda Kiba y Ten-ten sabían divertirse. Bueno, Shino era el único que mantenía un perfil bajo, pero ni eso impedía que Ten-ten y Kiba le molestasen hasta el punto de convencerle de beber una cerveza y reírse de su cara de desagrado al probar aquella bebida alcohólica.

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