Hiashi se encontraba ensimismado en su despacho, un espacio de elegancia refinada, adornado con muebles de caoba y detalles de oro. Sus pensamientos estaban inmersos en Hanabi, cuya salud se deterioraba con cada día que pasaba. Hinata, su primogénita, también ocupaba un lugar prominente en sus preocupaciones. No había intentado establecer contacto con él. ¿Habría sufrido algún percance? No podía evitar sentirse inquieto, esperando que el detective privado que había contratado pudiera localizar a su hija y así saber cómo le iba lejos del amparo de su apellido.Con un tamborileo nervioso de sus dedos sobre la mesa, Hiashi reflexionó sobre sus acciones y lo imprudente que había sido. Su hija menor tenía razón, todo lo que estaba sucediendo era su responsabilidad. Su familia se había fracturado con la muerte de su esposa y luego con la partida de Hinata a los Estados Unidos. ¿Por qué no se percató antes?
"¡Por tu culpa Hinata ya no está conmigo! ¡Te odio padre!"
Hiashi detuvo sus acciones al recordar cómo su pequeña hija le había increpado y ofendido. Pero lo que más le había dolido fue el odio que sus ojos transmitían. Ahora era repudiado por sus dos hijas, de eso no tenía duda. Al principio no le importó, pero con el paso de los meses, Hanabi ya no era la misma. Sus calificaciones, antes impecables, ahora eran muy bajas, su participación en las academias se había reducido de 7 a 1. Y para empeorar las cosas, había comenzado a enfermar gravemente. Ahora estaba postrada en cama, alimentándose por vía intravenosa, y todo había sucedido tan rápido que lo aterraba.
Hiashi tomó su teléfono y marcó el número de Hinata. Esto era su culpa y tenía que solucionarlo cuanto antes. Esperó ansiosamente a que contestara, pero después de varios tonos, la llamada fue cortada sin que Hinata le atendiera. Hiashi se quedó mirando el teléfono, sintiendo un dolor en el pecho al darse cuenta de que su hija no quería hablar con él. Trató de llamarla de nuevo, pero el resultado siempre fue el mismo: Hinata no respondía.
De repente, la puerta se abrió y su hermano Hizashi entró en el despacho sosteniendo un vaso de whisky en la mano. Se acomodó en una de las sillas frente al escritorio de Hiashi en una pose bastante casual y relajada, incluso puso los pies encima del escritorio sin importarle el ceño fruncido de su hermano mayor.
- No puedes dejar de preocuparte ¿eh? - le dijo Hizashi con una sonrisa.
- Por supuesto, Hanabi está muy mal y quita tus pies de mi escritorio - respondió.
-Ok, ok. Ya no te enfades- dijo Hizashi obedeciendo las ordenes de su hermano- Me refería a Hinata.
- No sé de qué hablas - respondió evasivo.
Hizashi tomó un sorbo de su bebida y lo miró fijamente.
- Hinata es una chica noble - continuó - Tarde o temprano se comunicará contigo.
- No lo ha hecho hasta ahora ¿o sí? - preguntó Hiashi sin poder evitarlo.
Por la reacción de triunfo en el rostro de su hermano, Hiashi supo que había hablado demás.
- Lo que quiero decir... - comenzó a expresar, pero su hermano lo interrumpió.
- Yo estaría peor si Neji decidiese ignorarme - dijo Hizashi con sinceridad.
Hiashi suspiró y se recostó en su silla. Sabía que su hermano tenía razón, pero no podía evitar preocuparse por sus hijas. Miró por la ventana y observó el cielo despejado. Ojalá pudiera tener la misma tranquilidad que transmitía el paisaje y ojalá su amada esposa que en paz descansara le diera una respuesta. Después de un rato, Hiashi decidió levantarse y caminar un poco para despejar su mente.
-Voy a tomar un poco de aire fresco ¿vienes?
_Por supuesto.
Hizashi dejó su vaso sobre el escritorio y se levantó también. Juntos salieron del despacho y comenzaron a caminar por los jardines de la mansión.
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Maldita
RomanceDesde que lo conoció, supo que sería una tentación peligrosa. En sus ojos azules habían secretos profundos y en su sonrisa seducción. Quiero aclarar que los personajes que encontrarán en esta historia son propiedad de Masashi Kishimoto, el creador...