Prólogo

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Para China, el siglo XX fue una época realmente dura, pues como muchos de nosotros sabemos, la guerra contra Japón parecía un conflicto muy difícil de resolver, lo cual, causó demasiados problemas para ambos países.

Sin embargo, para la familia Zhou el problema más grande era la actitud de su única hija, quien a los ojos de sus padres parecía una chica realmente problemática, pues en múltiples ocasiones se rehusaba a seguir las reglas que se tenían establecidas para las mujeres de la época, lo cual, preocupaba en gran manera a su familia debido a que temían que su hija no consiguiera un buen esposo por culpa de sus "malas actitudes".

Y es por eso que tanto su madre como su tía se habían puesto la tarea de ayudarla a conseguir un buen marido.

Se esmeraron en arreglarla y darle unos cuantos consejos de etiqueta antes de llevarla con la mujer que prometía encontrar un buen hombre para todas esas muchachas jovenes del pueblo.

A decir verdad, Tzuyu no estaba para nada interesada en conseguir un marido, le daba exactamente igual si un hombre se fijaba en ella o no, sin embargo, su familia insistía en que ya estaba en edad de casarse, y la menor de la familia no podía sentirse más presionada por eso, es decir, ella no estaba interesada en los hombres, pero creía que tal vez la pubertad se había retrasado un poco y sería cuestión de tiempo que llegara su chico ideal.

Para su desgracia, su madre parecía querer apresurar las cosas y ahora se encontraba afuerta de la casa de aquella mujer que se encargaba de presentar jovenes para unirlos en matrimonio.

Ella estaba nerviosa, no se sentía lista para casarse, pero tampoco quería arruinar su evaluación como buena candidata, pues creía que ya había decepcionado mucho a sus padres con los problemas que la seguían y que esta era una buena oportunidad para enorgullecerlos.

Así que finalmente entró a aquella casa con los nervios a flor de piel y se sentó en el piso frente a una mesita en donde se encontraba la mujer que la evaluaría.

Se había dejado arreglar, bañar y perfumar por su madre y su tía, y a pesar de que se sentía incómoda con todos esos accesorios y maquillaje que le habían colocado, ella estaba poniendo su mejor sonrisa para dar una buena impresión.

Aunque a decir verdad, le molestaba un poco tener que hacer tanto solo para que un hombre la eligiera como si se tratara de mercancía.

Sin embargo, se estaba esforzando en ser un orgullo para sus padres, así que intentó disimular su incomodidad.

—Qué tenemos aquí?— La mujer frente a ella rompió el silencio —Para empezar estás demasiado flacucha, a los hombres les gusta la carne!

La mujer comenzó a reprenderla por su cuerpo mientras negaba con la cabeza, y Tzuyu por su parte solo se limitó a tragar seco ante aquella intimidación.

—Veamos qué sabes hacer— La mujer comenzó con la evaluación —Por qué no me sirves un poco de té? Debes ser servicial si realmente quieres gustarle a un hombre.

Y sin más Tzuyu tomó la tetera que había en la mesita para servir un poco de té en la pequeña taza frente a ella intentando controlar los temblores de sus manos a causa del nerviosismo.

Entonces quiso mejorar el ambiente mostrándose un poco más servicial como se le había indicado y encendió la vela que había a un costado, pero olvidó avisarle a la mujer que mantenía su mirada fija al frente.

Y cuando la mayor quiso tomar la taza, de té la manga de su vestido se posó sobre la llama de la vela haciendo que este se encendiera, lo cual hizo a la mujer entrar en pánico y comenzar a moverse en un intento por apagar su vestido.

Tzuyu en un acto desesperado destapó la tetera y tiró sobre la mujer el resto de té que quedaba ahí quemando levemente a la señora con el contenido.

Fue un completo desastre que terminó en gritos y Tzuyu siendo hechada de aquella casa en medio de muchas maldiciones.

—Eres una deshonra para tu familia, nunca podrás conseguir un marido!— La mujer escupió con coraje cuando sacó a Tzuyu de su casa y finalmente le cerró la puerta en la cara.

Tanto la madre como la tía de la joven corrieron asustadas hasta ella y la ayudaron a levantarse cuando esta se había tirado a llorar.

—Tzuyu, qué pasó?— Las mayores preguntaron preocupadas.

—Lo arruiné— Ella respondió llorando y las contrarias se lamentaron en silencio.

Sin embargo, lo único que podían hacer era volver a casa, luego buscarían una solución para eso.

Entonces cuando estaban a punto de entrar vieron al padre de la familia Zhou discutir con un soldado del rey.

—Pero ya soy viejo, no puedo ir a la guerra en estas condiciones— El padre de Tzuyu trató de explicar.

—Entienda que es su deber como ciudadano!— Regañó el soldado desde su caballo.

—Qué está pasando aquí? Qué no se da cuenta de que mi padre incluso tiene dificultades para caminar?!— Tzuyu trató de defenderlo.

—Muchacha insolente, cómo te atreves a levantarme la voz?!— El soldado ahora estaba enojado con ella.

—Solo estoy defendi-

—Tzuyu!— Su padre la reprendió y ella guardó silencio —Deberías aprender a guardar silencio en presencia de un hombre.

—Que familia tan deshorada— El soldado escupió con desprecio antes de retirarse.

Y Tzuyu tuvo que tragarse su coraje al mirar la seriedad de su padre.

REAL YOU || SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora