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Aún era demasiado temprano y el moviniento en el campamento ya había comenzado, después de haber armado sus tiendas empezarían a ejercitar, así que poco a poco el campo de entrenamiento comenzaba a ocuparse con varios hombres que ya estaban listos.

—Atención muchachos— El general llegó al ver a todos ya reunidos en el campo —Yo soy el general Yanan y me encargaré de entrenarlos por los próximos meses, así que para comenzar formen una fila y empiecen a calentar.

Y sin más estos obedecieron comenzando a estirarse.

Al principio parecía fácil, estaban ejercitando con su propio cuerpo, sin levantar objetos pesados ni nada por el estilo y Tzuyu al ser una chica ligera no había tenido problema con eso.

El verdadero problema comenzó cuando tenían que escalar una columna de madera con dos pesas en las manos. Ella no tenía la fuerza suficiente en los brazos para hacer algo como eso, así que a pesar de intentarlo toda la mañana ella seguía siendo la única que no lo había conseguido.

—Suficiente, Zhou!— El general la detuvo con un regaño —Estás haciendo todo mal, demonios, ni siquiera es algo complicado.

—Yo... Lo siento, general— Ella bajó la cabeza intentando sonar una voz masculina.

—Deja las pesas en el piso y ve a que te limpien las manos— El hombre indicó al mirar las manos de Tzuyu.

Estaban llenas de sangre debido al mal agarre que tenía en las cintas de las pesas.

Entonces al notarlo sintió el ardor comenzar a aparecer y dejó la pesas en el piso para ir hacia la tienda que el general le había indicado.

Habían varias mujeres haciendo diversas actividades, algunas doblaban ropas, otras limpiaban el lugar y otras organizaban lo que parecían ser medicamentos.

Así que al divisar a la chica de la que sus compañeros de mesa habían hablado antes no dudó en acercarse a ella, pues era una de las que organizaban los medicamentos y posiblemente ella podía ayudarla a curarse las manos.

—Hola, tú hablar chino?— Tzuyu se ayudó de gestos exagerados con las manos para intentar comunicarse con aquella chica de origen japonés.

—Sí hablo chino, deja de hablar como vikingo— Ella respondió cortante antes de notar las manos ensangrentadas de la contraria.

—Lo siento, esque estoy herida- herido!— Trató de corregir su error aclarándose la voz —Me dijeron que viniera a curarme las manos aquí.

—Demonios, qué te hiciste?— La joven extrangera preguntó al notar la sangre de las manos contrarias, y tomándola de los hombros la llevó a una camilla —Sí estás conciente de que apenas es el primer día aquí como para andar herido, verdad?

—Lo siento— Tzuyu se disculpó bajando la cabeza mientras sentía a la otra tomar sus manos para comenzar a limpiarle la sangre y desinfectar su herida.

—No te disculpes, niño, solo procura ser cuidadoso— Ella respondió tratando de sonar indiferente.

Sin embargo, realmente estaba preocupada por él, lucía demasiado joven para estar ahí que incluso podía asegurar que era menor que ella, además su cuerpo delgado parecía frágil para un ambiente tan rudo como este.

—Me llamo Zheng, no me digas niño— Tzuyu pidió cerrando los ojos con fuerza a causa del ardor en sus manos siendo curadas por la contraria.

—Sana— La otra respondió.

—Que yo qué?— Ella preguntó sin entender lo que la contraria le quiso decir.

—Que me llamo Sana, ahg, que lento eres!— Ella se quejó del contrario a causa de su forma tan lenta de ser.

REAL YOU || SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora