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Al caer la noche, cuando todos ya se iban a dormir, Tzuyu caminó apresurada hasta la laguna, estaba tan ansiosa por ver a Sana que incluso llegó primero que ella, pero su espera no fue larga, pues Sana llegó justo detrás de ella y la abrazó por la espalda.

—Emocionado por verme?— Sana vaciló buscando la mirada contraria.

Y Tzuyu asintió en respuesta volteándose para verla de frente.

Pero Sana se deshizo del abrazo y tomó la mano de Tzuyu para arrastrarla hasta la orilla de la laguna.

—Qué crees que haces?— Tzuyu preguntó al ver a Sana jugar con sus pies en el agua.

—Quiero entrar— Sana respondió soltando la mano de Tzuyu para deshacerse de su camisa y shorts quedando solamente en ropa interior.

Y a decir verdad Tzuyu se sorprendió por el hermoso cuerpo que tenía la mayor, sin embargo, ella no podía quitarse también la ropa y entrar al agua si no quería que Sana notara que en realidad era una chica.

—Oye, no es peligroso?— Tzuyu trató de resistirse al sentir a Sana tomar su mano de nuevo y tirar de ella para entrar juntas.

—No, ya vine aquí de día, no está hondo y no tiene corriente, no hay forma de que algún animal entre así que deja de ser miedoso— Sana insistió tirando de su mano.

—Mejor no, Sana, tengo frío— Ella volvió a negarse.

—Entonces no te quites la camisa— Sana ofreció una solución y Tzuyu suspiró para dejarse guiar por Sana hacia el interior de la laguna —Ves? Te dije que no pasaba nada— Sana habló cuando ambas finalmente estaban dentro de la laguna.

Y Tzuyu suspiró asintiendo mientras sentía a Sana acercarse a ella para finalmente abrazarse a su brazo derecho.

Entonces sintió su corazón latir ante esa muestra de afecto por parte de la japonesa.

—Creo que tenías razón, ahora siento un poco de frío— Sana volvió a hablar ahora abrazando de frente a Tzuyu.

Así que la menor sonrió y tomó a Sana de la cintura para acercarla un poco más a su cuerpo.

—Todavía tienes frío?— Preguntó la taiwanesa mirando fijamente a la contraria quien respondió con un asentimiento, entonces Tzuyu dejó un pequeño beso sobre sus labios sacándole una sonrisa a la contraria —Y ahora?

—Sigo teniendo frío— Sana insistió antes de acercarse para comenzar un beso con Tzuyu.

A diferencia de ayer, este beso era más desesperado e intenso, pero el cariño todavía estaba presente, aunque eso no quitaba la sensación de necesidad que ambas sentían.

Entonces Sana dió un brinquito para subir sus piernas a la cintura de Tzuyu y continuar besándose en esa posición.

Y Tzuyu por su parte jamás imaginó que se sentiría tan bien tener a Sana de esa forma, sosteniendo sus muslos a cada lado de su cintura y explorando con su lengua la boca de la contraria.

Todo era tan perfecto que estuvieron varias horas juntas en la laguna hasta que por desgracia debían volver al campamento.

Porque debían cumplir con sus actividades al siguiente día, pero eso no era impedimento para verse cada noche en la laguna y compartir un rato agradable entre ellas, obviamente lo que menos faltaba eran besos y cariño mutuo.

Y se volvió una costumbre tan natural que incluso algunas noches Sana se permitía quedarse un rato en la cabaña de Tzuyu disfrutando de lo bien que se sentía saborear sus labios.

Ambas sabían que había algo entre ellas, pero ninguna se atrevía a dar el siguiente paso y simplemente se reconocían como amigas, o mejor dicho amigos, pues a pesar del tiempo juntas, Sana jamás se imaginó que Zheng en realidad era una chica.

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Una noche de tantas Sana se encontraba en la cabaña de Tzuyu sentada a horcajadas sobre las piernas de la menor mientras esta se dedicaba a besar su cuello y pintarlo con un par de manchas purpuras.

Todo estaba en silencio y lo único que se escuchaba eran los suspiros que escapaban por la boca de Sana al sentirse tan bien con los que Tzuyu estaba haciendo en su cuello.

Pero ella quería más, sin embargo, jamás llegaban a nada más que besos superficiales, pues Tzuyu sabía que no había forma de llegar a más con Sana sin que esta supiera que en realidad era una chica. Y aunque se sentía mal por eso ella simplemente trataba de ignorarlo, pero constantemente las ideas de que se estaba aprovechando de Sana veían a atormentar su mente.

Porque Tzuyu sabía que estaba mal mentirle de esa manera, pero ella no podía detenerse y arriesgarse a perder lo poco que podía tener de Sana en estas circunstancias.

Aunque Sana por su parte creía que la razón era diferente, ella creía que al ser japonesa Zheng jamás se arriesgaría a tener algo formal con ella, pues era imposible que un ciudadano chino se arriesgara tanto por una simple esclava japonesa.

Sin embargo, ella se propuso a disfrutar lo poco que le quedaba de tiempo con Zheng antes de que el campamento terminara.

Entonces trató de conseguir un poco más haciendo un vaivén de caderas sobre el regazo de Zheng, quien tenía las manos sujetas a la cintura de Sana por debajo de su ropa.

Pero a pesar de lo mucho que Tzuyu estuviera disfrutando de aquellos frotes Sana no era conciente de eso, pues ella seguía sin conseguir una erección de Zheng y hanía comenzado a creer que no era lo suficientemente atractiva para él al no conseguir excitarlo.

Entonces decidió jugar una más de sus cartas y tomó las manos de Tzuyu para pasearlas por su cuerpo.

Tzuyu satisfecha por las oportunidades se permitió apretar los pechos de Sana por sobre la ropa y acariciar su cintura, bajando por sus muslos hasta terminar en el trasero de la mayor en donde dejó unos cuantos apretones antes de volver a besarla.

Y la japonesa al no conseguir una erección del contrario simplemente se dió por vencida con sus frotes y se detuvo para intentar otra cosa que pensó que sin duda lograría causar una erección en Zheng.

Entonces Tzuyu se quejó al sentir a Sana detenerse pero se sobresaltó al sentir a la mayor intentar meter su mano detro de sus pantalones, así que tomó la mano de Sana y la alejó de ahí lo más rápido que pudo o de lo contrario Sana iba a notar que ella no era un chico.

Entonces Sana suspiró derrotada y simplemente continuó una tranquila sesión de besos con Tzuyu.

Pero su mente se mantuvo pensando en la razón por la que no había sentido el miembro de Zheng y dos opciones llegaron a su mente, la primera, tal vez Zheng era impotente, pero era demasiado joven para eso, así que lo descartó y pensó en que simplemente tenía un tamaño menor al promedio y podría estar avergonzado de eso, era lo más lógico en la mente de Sana, pero más adelante se encargaría de asegurarle que eso no era nada malo y que ella no tenía ningún problema con el tamaño de Zheng.

REAL YOU || SATZUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora