Oliver acomodó su pierna más cerca del borde de la cama y la fina sábana importada de Albiorix, cayó al suelo. Ninguno de los dos se percató de la pérdida, estaban demasiado concentrados en las sensaciones. Wheren volcaba toda su atención en un camino de besos, recorriendo la espalda de su esposo, acariciando, sintiendo la suavidad de su piel, embriagandose con su olor.
— me haces cosquillas — Oliver se tapó la boca para esconder su risa. Como si aquello fuera una provocación, Wheren dejó salir su alargada lengua inhumana y le dió una lenta lamida en la espalda baja, poniendo especial atención a los dos hoyuelos que asomaban por encima de la ropa interior — ¡ahí no!
Oliver se sacudía como una lagartija en un intento por apartar la cabeza de Wheren. Esta era una imagen demasiado adorable y graciosa para que el gigante pudiera resistirse. Abrazó posesivamente la cadera y le mordió una nalga sin infringir demasiada fuerza.
— Prometí que besaría cada parte de tí y no voy a parar hasta haberte probado por completo.
Oliver enrojeció y se cubrió la cara por la vergüenza.
— no digas esas cosas, tonto.
— ¿Que "cosas"?
— esas cosas. No me hagas decirlo.
Oliver cubrió su cara con la almohada y Wheren siguió explorando. Tanteó el codiciado interior apartando cuidadosamente las nalgas, dando lamidas en el pequeño agujero que latía y aún derramaba a desbordar, un liquido pegajoso y blancusco que formaba un pequeño riachuelo cayendo sobre los testículos de Oliver. A wheren no le pareció asqueroso ni mucho menos, a sus ojos se vió como un par de perfectos bombones glaseados listos para ser devorados. Dio una lamida tentativa antes de ponerse en marcha y masejearle las pelotas con la lengua. Era delicioso tocarlo, hacerlo estremecer, la sensación de su piel delicada e íntima llenando su boca. Succionó ambos testículos con rudeza, como si quisiera quitarselos. Arrancó gemidos de Oliver y un ardor en su vientre que no podía soportar.
— ¿Qué estás haciendo?
El placer lo inundaba de tal manera que no podía evitar gemir, su boca se abrió de par en par buscando aire, mientras wheren avivaba sus atenciones.
— quiero que te corras para mi.
Su voz era demasiado grave, tanto que resonaba en la cabeza de Oliver y hacía eco en la parte masoquista que deseaba ser profanado y obligado. Sin embargo su cuerpo no podía, estaba exausto y vacío. Por más que deseara complacer a su pareja, era incapaz.
— espera, tuvimos sexo toda la noche, ya no puedo, no tengo más.
— haz más para mí.
Los vanos intentos por apartar a su esposo no rindieron frutos. Wheren estaba fuertemente aferrado a sus bolas, estimulando a tal punto que era prácticamente insoportable.
La voz de Oliver se quebraba en gemidos desafinados. Comenzaba a salivar por el palcer que se mezclaba perfectamente con el dolor de ser exprimido. Quería detenerlo pero también lo deseaba, ansiaba ser deseado y codiciado hasta la asfixia. Guió su mano a su entrepierna, necesitaba más estímulo, más de él, más de todo. Pero Wheren apartó la mano de un golpe y protegió el miembro.— ¡déjame masturbarme!
— no puedes — cubrió la uretra con su pulgar y apretó con fuerza — te correrás cuando yo lo permita.
Enloquecido por el placer, Oliver rasguñó la mano de su pareja y tiró de su cabello plateado fuertemente.
— ¡Tu querías esto, deja que me corra!
Wheren dejó de estimular los testículos para morder su tracero y meterle dos dedos en el ano.
— suplica.
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Saturno necesita pasivos (BL)
Ciencia Ficción«¿Que harías si un extraterrestre te secuestra? Probablemente no levantarías el culo suplicándole para que te embarace. ¿Entonces por que yo si?» Oliver no era más que un simple estudiante de programación hasta que Extraterrestres vinieron a la tier...