La Elección

10.7K 951 711
                                    

Todos se reunieron en el Pabellón, un lugar extremadamente lujoso y despampanante. Su Santidad, el cardenal, fue quien comenzo la ceremonia de elección. Todos los Shures esperaban tranquilamente en un extremo mientras que los pretendientes se encontraba en el otro. La ceremonia consistía en que los pretendientes se acercaban al shure de su elección y le obsequiaban el "enlazador" un collar especial que representaba la unión, algo similar a un anillo. Si los shures aceptaban el elazador, se formaba la pareja y desfilaban por las calles hasta llegar al templo del sol donde únian sus almas. El enlazador tenía su par, un brazalete que los Saturnianos deberian llevar. Estos artículos eran a perpetuidad, una vez colocados era imposible quitarselos.

El ritual se estaba retrasando por la falta de un integrante muy especial. Entre shures conversaban enérgicamente, mientras que los pretendientes esperaban nerviosos a que fuera la hora. Oliver intentaba calmar a zein quien estaba enfurecido por la tardanza.

— ¿a que hora piensa llegar este estúpido príncipe? — La pregunta había sido dicha tan fuerte que mas de uno se congeló, ofender a un miembro de la familia real era considerado traición y se pagaba con la muerte. A pesar del ambiente tenso, eso no intimido a zein ni por un segundo — no puedo creer que nos esté haciendo esperar en un día tan importante, ademas ¿que puede estarle tomando tanto tiempo? Todo lo que tenía que hacer era llegar a tiempo ¿en serio es así de inútil? Ya estoy sintiendo pena por este reino.

Las duras palabras de zein alteraban a todos los presentes, oliver no era ciego, entendía perfectamente el ambiente e intentaba calmar a su amigo de todas las formas posibles, no quería admitir que en realidad estaba feliz de que se retrasara, de esa forma podía ser libre aunque sea por un breve tiempo mas y aún guardaba la esperanza de unirse con el capitán.

— ¿por que no mejor pensamos en otra cosa?... tu admirador, todos los pretendientes estan precentes ¿por que no intentamos deducir quien es?

La idea alegró a zein instantáneamente, oliner debía confesar que su mente también necesitaba esa distracción, si seguía viendo el rostro del capitán se volvería loco.

Ambos amigos estaban abrazados y susurrandose al oido, señalaban hombres no tan disimuladamente e incluso reían a ratos. Un comportamiento incomprensible para cualquiera pero no les importaba parecer dementes.

— tenemos que buscar a alguien que no hayamos visto nunca.

— ¿que te parece aquel?

Oliver señaló a un hombre robusto y musculoso que resaltaba a simple vista, no tenía una razon en particular para pensar en él, solo quería probar. Zein negó con la cabeza enérgicamente.

— claro que no ¿te parece del tipo que escribe poesía y regala flores?

—... es verdad, aunque tal vez si lo sea, no puedes saber solo mirando.

Zein bufó pesadamente y habló con un tono un poco engreído.

— no Oliver, por dios, es obvio que no sabes juzgar a la gente. Miralo bien, esas manotas a duras penas podrían sostener un lapiz, mucho menos escribir con una letra tan hermosa como la de mis cartas. Mira — zein volvió a sacar una hoja de su carta y le mostró insistente la preciosa caligrafía de su admirador, una letra cuidada y bien redonda, tanto que parecía impresa — además ¿lo viste bien? Probablemente sea un tosco guerrero. Ese mas que romántico tiene pinta de levantarte como una bolsa de papas y llevarte a una cueva oscura para darte como cajón que no cierra.

— ¡zein! — Oliver golpeó el hombro de su amigo, el cual se partía de la risa por la ocurrencia. Oliver estaba sonrojado y enojado — no hables así de la gente por favor.

Saturno necesita pasivos (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora