Capítulo 10

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NAVIORY

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NAVIORY


Me di la vuelta y él se acercó mí, e inmediatamente pude sentir un suave olor a alcohol mezclado con su fragancia impregnada en su camisa de vestir azul marino, su cabello ligeramente revuelto y sus ojos estaban fijos sobre mis labios, su mirada subió desesperadamente a mis ojos, seguidamente lo tomé de la mano y lo jalé hacia la barra, su andar no era torpe ni tampoco inseguro, por lo que me aseguraba que estaba muy consiente de todo a su alrededor, como lo estaría también para nuestra conversación.

—Realmente... te ves... hermosa. —dijo, nomás llegamos a los buros, pero con su mirada rehuyendo de mi escrutinio no pude contestar tan abiertamente.

Asentí, articulando un "gracias" mientras analizaba nuestro alrededor.

—¿Qué pediste? —curioseé tratando de aligerar el ambiente, él no respondió inmediatamente, sino que se tomó su tiempo para contestarme mientras se acomodaba en la silla a mi lado, a pesar de no estar borracho ni nada por el estilo, podía decir que no estaba actuando con normalidad. Elliot, a simple vista se veía como un chico fresco, despreocupado y gentil; pero específicamente en este momento podría decir que no lo estaba.

—Un trago de whisky, pero parecía algo más fuerte... —alzó su mano, pidiéndole un vaso con hielo al barman.

Volví a asentir, ahora estaba considerando mi elección de palabras, mi trato el cual estaba a punto de discutir, porque se veía incómodo y todo eso podía ser que fuera por las circunstancias, así que decidí ser directa.

—Elliot, ¿qué sucede? —cuestioné seriamente y volteé, quedando frente a él—. Adelante, dispara de una vez...

A veces odiaba el suspenso, no era fan del momento intenso cuando podías simplemente soltarlo de una vez, aunque en algunas ocasiones era yo quien se callaba por más tiempo; pero continuamente esos hábitos me empezaban a causar ansiedad y por consecuencia, me desesperaba más rápido.

Esta vez me miró directamente, pero otra vez volvió a tomarse su tiempo para responder y evitó mi vista, balanceando su vaso dejando entre nosotros sólo tintineo de los hielos chocar entre sí.

—¿No estás molesta por todo esto...? —preguntó vacilante, mientras ponía el vaso sobre la barra para dejarlo ahí y darse la vuelta también, quedando cara a cara—. ¿No tienes instintos asesinos queriendo arrancarme la cabeza de un mordisco por todo esto?

La música subió aún más cuando la mayoría de personas iba a la pista, el ambiente estaba más concentrado, las luces de colores cada vez más alocadas y la barra estaba más espaciosa, menos llena y más vacía. Los dos giramos en dirección a la colmena de personas arremolinándose en el centro de la pista, incluso podías apreciar a más personas bailando y dejando el alma más acaloradamente en el lugar, era un buen momento para hacer reconocimiento de conquistas, pero...

INGOBERNABLES ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora