Maldito Duelo

3

Adam.

Luce fatal, puedo ver como el sudor le corre por la cara.

Está asustado, puedo verlo, sus manos no dejan de temblar.

Su silencio me hace pensar que vio algo que realmente lo dejó en shock.

—¿Qué esperas? Dime donde se esconde esa rata para acabar con esto de una vez.—tomo mis llaves.

—Ella—Hace una pausa mientras traga nervioso.—Ella no esta...

Antes de que termine de formular toda la frase cae al suelo, dejando el fuerte sonido de su caída.

Carajo.

Me tomo el tiempo de cargar al idiota y lo llevo a mi auto. Me dejó con la intriga.

Él vio algo.

Sabe algo.

Y sospecho que lo que sabe es realmente importante.

Llegando al primer piso y le tiro mis llaves a Tyler.

—Llévanos al hospital.—Ordeno y empiezo a caminar con este cabrón pesado en brazos.

Antes de matarme con mis mierdas, tengo que acabar con Mariana.

Me arruino la vida.

A mí y a Isabella.

Eso no quedará impune, no mientras yo viva.

Coloco a Arturo en la parte trasera y yo me subo de copiloto.

Tras quince minutos llegamos.

Me bajo primero y le ordeno a Tyler que lo baje. Mientras yo me adelanto y hablo con alguna enfermera.

(...)

Termino la llamada con Bukoski. Mi mano derecha, quien me ha mostrado lealtad desde que empecé a involucrarme en estos negocios.

Solo me falta un par de pasos para gobernar, me llevo preparando hace más de ocho años, desde que Isabella se fue por primera vez. Cuando ella huyó a otro país mi vida era igual que ahora, una mierda.

Y ahí empecé a introducirme poco a poco en esto.

Guardando mi celular y me voy al baño, solamente me tomó un minuto dentro y salgo para dirigirme a la habitación de Arturo, tiene que decirme lo que vio. Eso me puede servir para matar a Mariana.

Llego y lo primero que veo es a Tyler en la silla, está aguantando el sueño.

Carraspeo y el dirige su atención a mí.

—¿Han dicho algo?—Pregunto y él me mira raro.

—¿Qué pasa por qué me miras así?—Inquiero.

—Ehh jefe tiene algo en la nariz.—Dice y agacha la mirada como si me temiera.

Mierda, me limpio rápidamente eliminando evidencia de cualquier sustancia.

—¿Qué dijo el doctor?—Cambio de tema .

—Al parecer está en una especie de shock, y muestra evidencia de alcohol el su sistema, no tanto como para dejarlo en coma, pero si el suficiente para perder él equilibro y la razón.

—Bien.—Saco un par de billetes de mi cartera y se los paso.—Come algo, me informas si se despierta.

—Si jefe...

Me doy vuelta para irme, pero su voz me detiene.

—Jefe, ¿la irá a ver cierto?—Pregunta con voz temblorosa.

Me trago el amargo nudo de la garganta que se me ha formado.

—Es su cumpleaños, era mi amiga, no por mucho, pero lo fue y la aprecié desde el momento que hablamos.—Se le entrecorta la voz y yo aprieto los puños.

Aún no olvido cuando él la invitó a una cita...

Guardo silencio sin saber qué decir.

—¿Podría...?—Suspira y mete la mano a su bolsillo para sacar un papel.—¿Podría usted dejarle esta carta por mí?

—Bien.—le arrebato la carta de las manos y salgo como un rayo para fuera.

Es su cumpleaños.

Y estoy malditamente decepcionado de mi mismo.

Debería haberme mantenido sobrio, sin ninguna mierda encima, solo por hoy...

Pero estoy tan metido en estas porquerías que se me hace imposible.

Soy adicto.

Joder, sí que lo soy...

Y sé que ella estaría terriblemente decepcionada de mí.

Llego al cementerio con rosas y la carta de Tyler.

Llego a su lápida, está tal cual como la dejé la última vez que vine.

Caigo de rodillas con el corazón palpitando a mil. Me sorprende que aún siga latiendo después de perder la mitad.

Repaso mis dedos por su nombre mientras mis lágrimas caen.
Recuerdo cuando tuve la oportunidad de tocarla, cuando tuve la oportunidad de venerarla, pero no la aproveché, para ese entonces jamás pensé que me enamoraría de ella, para ese entonces no sabía que la perdería, no sabía que la amaría tanto como para querer morir con ella.