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Arturo.

Adam loughty sale gravemente herido en un accidente de tránsito. No se sabe actualmente de su estado.

Termino de leer la noticia.

Jódeme.

Al instante recibo la llamada que tanto esperaba.

—¿Dónde está?

—Está en la clínica san Martín, recibí una llamada de un tipo...

Mierda.

No es mi amigo ni mucho menos. Pero en el fondo respeto a ese hijo de puta. No sería lo ideal que se muriera.

Ni para mí ni para ella.

—¿Vendrás?

—No puedo, infórmame de su estado, yo estoy aún con esta perra viva.

Corto la llamada y me dirijo hacia la puta clínica.

(...)

—¿Cómo está?—Pregunto a la enfermera.

Esta me ignora. Paseo la vista por la habitación y veo como se me acerca una chica. Está llorando.

—¿C-conoces a Adam?

Asiento y enfoco mi vista en ella. Está con sangre, y toda hecha un desastre. Pero eso no le quita lo bella.

Con una sonrisa me acerco lentamente a ella, puedo ver que ante mi acto retrocede.

—Hola, bonita...—Me voy acercando más.

—Ni se te ocurra.—dice una persona.—Aléjate de ella.

Esta persona entra en mi campo de visión, un tipo de traje negro, se acerca rápidamente a ella, ella cuando lo ve se tira a sus brazos.

—Max...—La chica llora en sus brazos.

Este hombre me dedica una mirada mortal, a lo que sonrió.

—Tranquilo hombre.—retrocedo un poco dándoles espacio.—¿De dónde conocen a Adam?

—¿De dónde lo conoces tú?—Agrega sin dejar de acariciar a su chica.

Que jodida envidia.

—Bueno, soy amigo de su difunta esposa...—Sonrió y me cruzo de brazos.—¿Tu turno, de donde lo conoces?

Esta vez me dirijo solo al hombre, temo perder algunas de mis extremidades si miro un segundo más a su chica.

—Se puede decir que socio—Agrega fríamente.

De la nada aparece otro sujeto preguntando por Adam.

¿Qué mierda?

¿Desde cuándo este hijo de puta se volvió sociable?

—Hola, soy Ciro, compañero de celda de Adam.—Añade y me dedica una mirada de asco.

¿Y a este que le pasa?

El tal Max se aparta con su chica. Y me quedo a solas con este tal Ciro.

—Si él muere, será tu culpa, mostraré cualquier maldita prueba que encuentre contra ti.—En sus ojos destila el odio.

Entrecierro los ojos analizándolo.

Al parecer hoy no es un buen día para mí.

—No sé quien eres o qué bicho te picó, pero tus amenazas sin fundamentos me valen mierda—Replico y lo miro de arriba abajo.

—Mmm, ¿te suena el nombre Isabella?—susurra, y tan rápido como llegó se va.

Maldito DueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora