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Adam.

Días después

—Entonces, tenía planeado ir a una fiesta benéfica, o una mierda así, donde está Mariana, cuando ella salga, nos encargamos de ella.—Comenta repasando el plan.

Han pasado semanas desde que despertó. El idiota dijo que se puso así, porque la vio y casi lo mata.

Una cosa así.

El punto es que, le creí, porque estaba pasado de copas cuando llego a mi oficina, y estando así cualquiera lo acaba fácilmente.

La rata esa de mariana se esconde muy bien, fuimos a la ubicación que me indicó él y ella ya no estaba.

La frustración por eso ha sido parte de mi vida.

Me concentro en mi trago.

No he recibido más llamadas extrañas, empiezo a sospechar que puede ser Mariana, ya que debe saber que estamos tras ella, y quiere ponerme una distracción.

—Arturo, he recibido llamadas de auxilio. ¿Sabes algo de eso?—Pregunto y analizo su reacción.

No me sorprendería que fuera maniobra de él para sacarme de su puto camino.

—No, ni idea.—se encoge de hombros.

—Bueno.

—Sabes... haciendo memoria, yo recibí una llamada así, pero solo eran susurros, nada dramático ni terrorífico.—Frunce el ceño.—¿Tienes el número que te llamó?

Asiento y saco mi celular para mostráselo.

Él saca el suyo.

—Es el mismo número...—Examina.

No digo nada y lo dejo hacer lo que sea que esté haciendo.

—Y bien.—Pregunto al cabo de unos minutos.

—Se supone que está en la casa abandonada de Mariana.—dice.

Lo sabía.

Esa rata es la que está  detras de todo esto, en una de las llamadas escuche algo parecido a la voz de Isabella.

Sabía que es imposible.

Esa maldita perra...
Cada vez acumuló más rabia contra ella.

—Hay que acabar con ella.—Digo apretando los puños.

—Mañana en la noche, en la fiesta benéfica acabaremos con ella...

Asiento, con una rara emoción. Todo acabará más rápido de lo planeado.

Maldito DueloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora