𝑳𝒂 𝑪𝒂𝒋𝒂|| 𝑆𝑎𝑡𝑜𝑟𝑢 𝐺𝑜𝑗𝑜. Pausado

4

En un mundo donde la magia no era tan conocida, siendo los hechiceros marginados por la sociedad, siendo encerrados, torturados y asesinados.

Existía un pequeño pueblo próspero y misterioso llamado Rittōshy.
En este lugar lleno de personas, habían dos personas extraordinarios que se habían encontrado en un destino compartido. Noharoi, una poderosa hechicera con cabellos blancos, junto a un mechón negro, y Yukihiro, un encantador joven del clan Gojo, con azules ojos penetrantes y cabellos blancos que parecían reflejar la luz de la luna. Durante muchos años, estas dos personas vivieron como pareja inseparable, protegiéndose mutuamente y compartiendo un amor que trascendía el tiempo.

Sin embargo, como sucede en muchos cuentos, la felicidad no duró para siempre. Un día, altos mandos de la ciudad de Tokio decidieron visitar al clan Gojo, la presencia de Noharoi los alertó, teniendo una junta con el gran clan.

—Nosotros, jamás en la vida hemos sentido una presencia tan grande como la de esa chica.

Yukihiro se sorprendió porque hablaban de su pareja, la mujer que lo hacía feliz.
Pero su lealtad siempre estará con su familia.

—Tenemos que matarla, y queremos que el sucesor de los seis ojos, la encierre.

—Este objeto se llama "Prisión Confinadora" es un antiguo artefacto arrebatado de un ángel.

—¿Acaso tienen otras razones para matarla?

—Sí, nos enteramos que ella es familiar de ese ángel, es su hermana.
Es lo que creemos, pues la apariencia de esa mujer es muy similar a la del ángel.

—El ángel tenía unas enormes alas, negras, lo que falta es que la mujer libere esas alas y sean negras.

Yukihiro sabía el verdadero aspecto de Noharoi, ella no tenia alas negras, sus alas eran hermosas, blancas, tan grandes que eran más grandes que ella.
Noharoi se abrió con Yukihiro Gojo, mostrando la desnudez de su alma y de su cuerpo, el fruto de esa desnudez fue un posible embarazo por parte de ella. Algo que solo los dos sabían.

—Ella va a tener un hijo, ese hijo es mio.

—Debemos asesinarla junto al niño.

—Debes matarla y tener al hijo tú.

—Es un peligro, tu hijo será asesinado.

—Tu hijo posiblemente herede las alas de esa mujer, mátalo.

—Sí tu hijo nace como maldición o como ángel, tiene que morir, junto a su madre.