Al planificar su plan, Sergio había tenido en cuenta todos los detalles, emergentes y posibilidades que podrían surgir. Había analizado cada uno de los eslabones de su tablero, conociendo sus debilidades y reconociendo sus fortalezas. Asignándoles un valor y lugar específico a las personas, para llevar a cabo su plan. Ninguno de esas personas que estaban dentro de ese lugar, podía reaccionar de una manera que le sorprenda o de alguna forma qué él no haya tenido presente en su cabeza.
Bueno... Debía reconocer que habían dos personas, que él no estaba del todo seguro de ello...
Controlar a su hermano por separado, era un proceso difícil, pero era algo que lograba hacerlo con un poco de fría manipulación emocional, recurriendo siempre a esa migaja de cariño que Andrés podía llegar a tener con él por el lazo familiar que los unía.
Ahora la situación cambiaba con Martín.
Martín...era impredecible...
Aunque nunca se lo confesó a su hermano en voz alta o a alguna otra persona, era un hecho que el argentino le resultaba mucho más difícil de manipular. Y eso se valía al pleno hecho de que Martín parecía olfatear la mentira y sus más profundas intenciones como un perro.
Un inteligente perro entrenado, que sólo se permitía obediencia con una sola persona. Y qué curiosamente esa persona era su hermano, el esposo de Martín.
Una vez, Sergio cuándo apenas se conocieron, trató de leerlo y manejarlo para esperar algo en específico de él: usar disimuladamente sus conocimientos de ingeniería para que lo ayudará con su plan. Todavía recordaba, la forma rápida en la cuál aquella pluma que sostenía Martín en esos momentos en los cuales estaba haciendo sus anotaciones, había terminado clavada en la silla en la Sergio se sentaba, peligrosamente cerca de sus testículos. Con el rostro del argentino mostrando una tranquilidad helada, casi un espejo del rostro de su hermano al hacer de las suyas, todavía recuerda el aroma a cigarro que sintió de la boca de Martín cuando le susurro cerca de su oído: "Si no pensas decirme en dónde mierda queres meter a tu hermano ahora, ni te imagines que te voy a ayudar. ¿Te pensas que soy boludo, Sergio?" Era un ser peligroso, impulsivo y egocéntrico. Pero nunca le había faltado el respeto como esa vez en donde él intentó manipularlo.
Y ahí recaía su principal molestia con Martín. No por qué no le cayera bien su cuñado. Sí, era un tipo insoportable, que no dejaba pasar oportunidad para reírse de él. Pero reconocía que el argentino, a pesar de joderle su existencia, no había dejado de tratarlo con respeto y hasta cierto cariño. Pero no venía desde ese lado.
El argentino, nunca dejaba que Sergio actuará sobre Andrés con completa libertad y buscará tener algo más de él. Un claro ejemplo de ello, eran las numerosas discusiones que habían tenido con el argentino, cuándo Sergio había insistido en arrastrar a su hermano, para que en lugar de su plan, cumplieran el suyo.
Observando la imagen que tenía en su escritorio, mientras doblaba su origami. Su hermano Andrés, le devolvía la mirada con ese aire arrogante y burlesco, mirando a la cámara que Sergio había sostenido en esos momentos, en aquel almuerzo antes de comenzar el plan, una tardecita de verano que él los había ido a visitar al monasterio. Con sus largas piernas estiradas sobre el regazo de su esposo con toda la intención de mantener contacto con él, a su hermano ni siquiera le molestó esconder la copa de vino que tenía entre sus dedos delgados y largos, para la foto. A su lado, contrarrestando por completo con la elegancia de su compañero y cubierto con una campera de cuero oscuro, su cuñado Martín, también le devolvió la mirada a través de la fotografía, pero con una sonrisa más tranquila, incluso relajada. Pero sin perder ese brillo peligroso en sus ojos, el argentino posaba su mentón sobre el dorso de su mano, mientras descansaba su codo en el borde de ese sofá largo, en el cual ambos estaban sentados.
Por separados, tanto Andrés cómo Martín, eran un caso complicado. Juntos, eran no solo impredecibles, sino también peligrosos.
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Sin relaciones personales [Berlín x Palermo]
RomanceCuando el Profesor, les aclaró "Sin relaciones personales". De alguna manera, todos supieron que esa regla, no recaía en Berlín y Palermo, el hombre al mando del atraco y su mano derecha. Cada vez que los miembros de la banda se dieron cuenta de que...