Te rompí primero, puse esmero en no hacerlo, pero fallo, y como esas promesas que rompió, yo fui presa de mis emociones, luego te convertí en una de mis peores acciones. No supe entender nuestros corazones, luego fuiste victima de traiciones, tenia mis razones para marcharme, para dejarte, pero me sentía culpable. Ninguna entendió que una niña de 14 no sabe de relaciones, menos con las tensiones y preocupaciones que tenías. La culpa no fue nuestra si no de nuestras diferencias, horarias, pensativas y emotivas. Aunque fuera accidente, dolió hablarte de frente sabiendo que iba a perderte, y te hice romperte. Seguí la corriente de la gente, en vez de dejarme sentir, con eso te herí, me heri, pero ya entendí que en el pasado la tristeza vive. Quizás en otra vida, seamos felices y comamos perdices, pero en esta, ya nos dejamos suficientes cicatrices