Al gato el corazon lo mata, pero bien que te venden gato por liebre y como Alicia corrí hacia el conejo blanco cayendo en el pozo y no amaneci en el país de las maravillas, si no en el mar de pesadillas que tu marca dejo, al igual que el agua por la tierra agrietada mi sangre corrió desde mi cabeza llevando mi corazón a los pies fríos por la tormenta que hacia castañar mis dientes, pero el viento me devolvió al presente y te vi irte sin equipaje ni despedirte, para cuando mis piernas quisieron seguirte ya te había perdido lejos del lente, del foco y de la foto dejándome en un silencioso viento que arremetía ruidosamente en cuerpo seco como una planta abandonada por la única lluvia que la regaba