CAPÍTULO 46

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MASON

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MASON

"¿Sabes por qué te quiero? No sabía que estaba perdido hasta que me encontraste. No sabía lo solo que me encontraba hasta la primera noche que pasé sin ti en mi casa" – Travis Maddox

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Pasé dos meses en rehabilitación y extrañamente, saldría antes de lo previsto ya que la doctora Beaumont creía que estaba listo para continuar el programa de rehabilitación desde el exterior, pero la verdad es que, aunque intentaba aparentar que salir me parecía la mejor idea del mundo, por dentro me moría de miedo.

Una cosa era mantenerme limpio dentro de la clínica; donde todo estaba vigilado y estrictamente controlado, pero algo completamente diferente era estar afuera, donde tenía acceso a todos los vicios que me habían acompañado por años.

Tenía miedo de recaer; tenía miedo de no poder mantenerme sobrio y por sobre todo eso, sentía un gran miedo de decepcionarme a mi mismo y decepcionar a las personas que creían en mí; sin embargo, no podía quedarme en la clínica para siempre, en algún momento debía regresar al mundo real y ese momento era este.

-        Bueno, Mason, como ya te expliqué, deberás venir una vez a la semana a las sesiones personales y de grupo; además podrás contactar con tu consejero siempre que lo necesites, pero cada dos días tendrás una sesión con él, supongo que ya acordaron el horario ¿verdad? – cuestionó la doctora Beaumont

-        Sí, Alan y yo ya lo conversamos – respondí y ella asintió

-        En ese caso, eso es todo; sabes que puedes contar con nosotros siempre que lo requieras, pero en verdad espero que no sea necesario que vuelvas a internarte – dijo con una sonrisa – Has tenido un avance impresionante y tu recuperación ha sido de las más rápidas que he visto en años; tienes una fuerza de voluntad increíble, Mason; no dejes que las personas allá afuera te quiten lo que has logrado; no permitas que sus acciones marquen el rumbo de tu vida

-        Gracias, doctora; gracias por todo – dije con la mayor sinceridad posible

-        Gracias a ti, por confiar en nosotros

Una vez que salí del consultorio, me dirigí de regreso a la habitación para recoger mis cosas y en cuanto todo estuvo listo, salí en dirección al salón principal, pero en cuanto puse un pie en ese lugar, me llevé una gran sorpresa; todos estaban ahí, cada miembro del personal de la clínica que había conocido y que había cuidado de mí durante este tiempo; había un gran cartel extendido sobre ellos y al leerlo no pude más que sonreír.

¡Felicidades por salir y recuerda mantenerte afuera!

El ver a todas estas personas reunidas para celebrar que estaba lo suficientemente bien como para salir de la clínica, me hizo sentir una calidez extraña en el corazón y a pesar de que esto era una despedida, me sentía realmente feliz.

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