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El tiempo al lado de tu persona especial, siempre se reducirá a nada.

Mientras Jungkook maneja, finjo poner atención a lo que me platica, pero la verdad es que estoy admirando a detalle el perfil de sus gestos. Amo como sonríe cuando platica, como sus ojos pueden llegar ser tan expresivos y mejor no hablemos de la forma en que aprieta el volante y hace los cambios, esos son movimientos que logran calentar mi sangre. Es increíble como puedo sentir ternura por él en un momento y al siguiente ya estoy con mi entrepierna punzando por su sexy y atrevida actitud.

A veces creo que todo esto que estoy viviendo es un sueño y en ocasiones temo despertar para darme cuenta que en realidad lo era.

—Llegamos —dice Jungkook sacándome de mis locos pensamientos.

Voltea a todos lados antes de salir del auto, justo como lo hacen los hombres que me cuidan. Camina a mi puerta para abrirla como todo un caballero, toma mi mano, la acepto gustoso y bajo con una enorme emoción. Todo es nuevo para mí, así que me sonrojo como tonto mientras tomo mis flores en la otra mano.

Entramos al departamento, cierra la puerta detrás de mí y en un movimiento me aprisiona contra ella. Abro los ojos algo asustado mientras toca mi barbilla con su dedo pulgar, logrando tener mi atención en el acto. Sus ojos dicen tanto que me hace sentir deseado, me encanta esa sensación. Nuestras miradas se unen y me estremezco cuando acerca sus labios a los míos. Las flores caen al suelo mientras me aferro a su cuello, toma mi cintura para acercarme a él, puedo sentir la tibieza de su cuerpo y lo acelerado que está su corazón. Ninguno quiere romper el beso, así que nuestras lenguas continúan enredadas por varios segundos más.

Kookie se aparta tomando aire al tiempo que besa mi cuello.

—Me encanta como quedan tus labios después de besarte —dice en mi oído.

Trago saliva para no gemir.

Levanta las flores, toma mi mano y me dirige a la barra de la cocina. Señala la banca para que me siente, obedezco, toma un jarrón de vidrio, le vacía agua y mete las flores al tiempo que me sonríe.

Retira su saco negro, lo avienta al sofá, dobla su camisa blanca hasta sus codos y se recarga en la barra para hablarme. Yo solo estoy hipnotizado viendo cada movimiento que hace.
                                       
—¿Te parece bien si cenamos ramen?

Salgo de la hipnosis.

—Claro, suena delicioso —digo sonriendo nervioso pensando que eso también significa hacer algo y no es precisamente comer.

—Ok, ¿quieres algo de tomar?, tengo soju, cerveza, té  y vino tinto.

—Un poco de vino me vendría bien —tal vez eso ayude a calmar mi ansiedad por querer aventarme a sus brazos, pienso.

Sirve las copas y las chocamos en un breve brindis para dar el primer trago. Deja la copa en la barra y se voltea para comenzar a preparar la cena, yo quedo embobado nuevamente con la vista que tengo.

Toma una olla, le vacía agua, la pone en la estufa encendida y toma 2 sobres de ramen de la alacena para dejarlos listos. Yo podría quedarme toda la noche solo viendo lo que hace sin aburrirme, se ve tan sexy cocinando, que gustoso me quedaría sin cenar para llevarlo a la habitación y comerlo a él.

Rayos, tengo un problema en mi entrepierna, doy un sorbo grande al vino deseando que ayude a relajarme un poco, pero veo a Jungkook como en cámara lenta. Toma su copa y la pone en sus labios para beber, muerdo los míos cuando noto como se mueve su garganta al tragar el contenido. En serio estoy en problemas, paso mi mano por el cabello tratando de distraer mi mente, pero es inútil, piensa Park, tú puedes..... Pastel de chocolate, sí, hace mucho que no como, con betún de chocolate blanco y un vaso de leche fría estaría bien.

—¿Estás bien cariño? —toca una de mis manos.

—¡Ah!, ... sí... solo.... pensaba....

—¿Y qué pensabas? —se recarga en la barra con ambas manos bajo su mentón mientras espera atento mi respuesta.

En que quiero comerte, pienso. ¿Pero qué pasa conmigo?, yo no era así.

No resisto más ver su carita curiosa y me acerco a su rostro rogando por un beso con la mirada. Él parece adivinar el mensaje y acerca sus labios a los míos. El sabor del vino que bebió sabe delicioso en su boca, todos mis sentidos están despiertos, no puedo parar de saborear su lengua, pero debo hacerlo o algo más va a pasar ahora mismo.

Él interrumpe el beso, dejándome necesitado por más. Se voltea a la estufa para apagarla, camina hacia mí, me toma la mano y me guía al sofá. Se sienta y me acomoda para quedar a horcajadas sobre él.

—No puedo resistir más cariño, te deseo tanto —susurra en mi cuello aprisionándome en sus brazos.

Yo solo cierro los ojos en total rendición y confirmo, también lo deseo como un maldito loco.

A Birthday Wish [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora