Capitulo 10.2

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Después de salir del instituto, se dirigió a la residencia de los Colter como siempre tenía acostumbrado hacer antes de que tuviera el accidente.

Estaba un poco nervioso porque después de casi tres semanas, vería por fin ese hermoso cabello blanco y esos ojos de un color rosado que hacían de su corazón un desastre.

—Joven Pardis, bienvenido es bueno verlo de nuevo, espero que ya se encuentre mejor de salud. —dijo amablemente el viejo mayordomo de los Colter.

—Si, han pasado días desde que te vi Magnus, por cierto... —comento mientras entraba a la mansión, —, veo que en estos días su cabello ha crecido.

Magnus se congelo y toco discretamente su cabello, al notar que un mechón canoso salió de su sitio, se avergonzó.

—Es... es cierto, lo siento Joven Pardis, usted debe pensar que soy una persona desalineada.

Ares negó con la mano para no hacer de Magnus un anciano sonrojado.

—No fue mi intención decir que se veía mal Magnus, de hecho, es todo lo contrario a eso.

—Oh...—

Y a pesar de que no quería avergonzarlo, el mayordomo no pudo evitar sonrojarse, quien pensaría que sería alagado por alguien más joven que él y más porque el joven provenía de una familia que se hacía distinguir por los modales y la elegancia.

—Magnus, la señorita Eleonor, ¿puedes avisarle sobre mi llegada?...

—No es necesario Joven Pardis.

—¿..?

—Por favor, —prosiguió Magnus y señalo el camino que tomarían— venga conmigo.

Había una Orden estricta que su señorita le encomendó.

"Llevar a este joven a cualquier lugar donde ella se encontrara"

★~★~★

Ares no sabía a donde lo llevarían, lo primero que pensó fue en el Padre de Eleonor y lo segundo que Pensó fue en los problemas que le causaría a Eleonor.

—Señorita Eleonor—anuncio su llegada Magnus con delicados golpes a la puerta— disculpe que interrumpa su hora del Té, pero el joven Pardis ha venido a visitarla.

—...

En la habitación donde se encontraba Eleonor se escuchó un silencio, después un golpe abrupto como si alguien se hubiese tropezado con una mesa.

—Ah... ¡Sí!, espere un momento por favor...

—¿...?

Después de unos cuantos minutos, la voz de la joven volvió a escucharse.

—Está bien, pueden pasar.

Al entrar, no vieron a la joven en ninguna parte.

—Ares...

La voz dulce e ingenua se escuchaba provenir de la terraza que tenía la habitación, ahí frente a una hermosa vista al cielo se encontraba una adorable joven que sostenía una Taza de Te con tranquilidad.

—Señorita Eleonor, el joven Pardis ha venido a visitarla.

Eleonor bebió un sorbo de Té, como si la presencia de Ares no fuera tan importante para ella.

—Ya veo..., Magnus, por favor retírate.

—Entiendo—dijo Magnus, yéndose del lugar.

Con rostros insípidos se miraron por unos cuantos minutos, vieron alrededor y al notar que estaban completamente solos, Eleonor grito de alegría.

Salvando al hijo desterrado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora