Capítulo 1.

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Esta historia forma parte del evento Agosto de Mpreg, creado por IlitiaF.

(Prompt 3.

A y B llevan años deseando un bebé, pero no sucede, cansados de intentar deciden adoptar uno, cuando ya están con su nuevo hijo adoptivo B descubre que está embarazado, así que deben afrontar el milagro y las locuras de esa situación).

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Nigel observó el rostro dormido de su esposo, Adam. Aunque seguía viéndose jovial y hermoso como cuando lo conoció, pequeñas arrugas habían aparecido en torno a sus ojos; y no se debían sólo a que ya hubiera cumplido treinta y cinco años, si no también a sus constantes fracasos por concebir. Adam, que deseaba más que nada tener hijos, se sentía tan decepcionado y abatido por sus intentos fallidos de quedar encinta que estaba comenzando a languidecer. Eso lo torturaba, porque estaba convencido que la culpa era suya.

"Adam es joven y sano, no tengo dudas de que podría tener hijos hermosos si quisiera. El problema soy yo, que ya llegué a los cincuenta y mi maldito esperma no funciona igual. ¡Demonios! Estoy seguro que es eso, soy yo el que no puede engendrar. Y por mi culpa Adam tiene que pasar por todo esto, y sufrir tanto…"

Con cuidado se acercó a él para abrazarlo y Adam se removió un poco, apoyándose en su pecho; el corazón se le salió de su sitio al sentirlo porque olía de maravillas, como siempre. No importaba el cansancio que tuviera por las noches, siempre se lavaba el cabello antes con un shampú especial, y él se lo secaba gustoso mientras lo escuchaba hablar de su día. Le encantaba cuidar de Adam y disfrutar con él de los pequeños placeres de la vida, así había sido desde que eran simples amigos y así seguía siendo ahora, después de cinco años de matrimonio. Pero claro, sus placeres domésticos ya no alcanzaban para hacerlos felices. Adam quería un hijo, él quería un hijo, y el hijo no llegaba al hogar. Por lo tanto, era hora de tomar algunas decisiones drásticas y solucionar aquello. 

(...)

-Buen día, Nigel. Te has quedado dormido otra vez- lo saludó por la mañana Adam, quien ya estaba vestido y estaba calentando café en la máquina.- Anda, siéntate que te serviré el desayuno. Tienes que poner el despertador como hago yo, Nigel, ¡no puedes desperdiciar así las primeras horas del día!

-En primer lugar, buen día, precioso- lo saludó con un beso en los labios, sonriéndole.- En segundo lugar, no me quedé dormido por pereza, es que anoche estuve despierto hasta tarde pensando en algo importante y me dio sueño.

-¿Puedo saber en qué pensaste tanto?

-Claro, pero primero sentémonos y comamos algo. Tú también tienes que alimentarte, y para eso te compré esto- dijo, sacando de la alacena una caja de cereal.- ¿Qué tal, eh? La edición espacial de como se llame esta cosa, la compré en el barrio chino y trae juguetes de astronautas y naves. ¡Como a ti te gustan!

Los ojos cansados de Adam se iluminaron al ver la caja, y Nigel supo que había acertado al comprar cinco. Su esposo era un hombre apasionado por todo lo que tuviera que ver con el espacio, adoraba cualquier cosa que le recordara a las estrellas y los planetas, así que cada vez que veía algún objeto así lo compraba para él. Quería levantarle el ánimo con lo que fuera, así se tratara de un detalle pequeño. Todo contaba. Pero claro, ya era hora de tener algo más que un detalle con él y ofrecerle lo que verdaderamente anhelaba de corazón.

-El cereal está riquísimo, Nigel, ¡muchas gracias por comprármelo!

-No fue nada, precioso. Me alegra que te guste.

-Te sigues viendo algo cansado, por cierto. ¿Todavía tienes sueño?

-No, no se trata de eso.- Hizo una pausa para aclarar sus ideas antes de hablar, y luego le tomó la mano con cariño.- Es que sigo pensando en lo que estaba pensando anoche. Es algo muy importante que creo que nos ayudará a ambos y nos hará muy felices.

-¿A qué te refieres…?

-Bueno… dime una cosa, cielo. ¿Aún quieres tener hijos conmigo, a pesar de que ya me están ganando las canas?

-Claro que sigo queriendo tener hijos contigo, Nigel, ¿qué pregunta es esa? Lo sabes muy bien. Quiero que seamos papás, pero no quedo embarazado y siendo así…

-Escucha, Adam. Si no podemos tenerlo de la forma natural, ¿por qué no adoptamos?

Adam dejó su cuchara. Se veía desconcertado y con un poco de rubor en su linda cara.

-¿Adoptar? ¿Nosotros?

-¡Sí! ¿Por qué no lo pensamos antes, de hecho? Somos una pareja enamorada y feliz, tenemos dinero, departamento propio y somos responsables. ¿Por qué no adoptamos un bebé entonces? Seríamos excelentes padres, estoy seguro, sobre todo tú que eres puro amor. 

Adam lo pensó varios instantes antes de lagrimear un poco, porque no se le había ocurrido y sin embargo era una gran idea. Adoptar… ¡tantos niños languidecían en orfanatos esperando que alguien los adoptara! Él y Nigel podían ser esos alguien, y sin darse cuenta se secó las lágrimas y asintió entusiasmado. Nigel se paró y lo abrazó, y le comenzó a detallar todo aquello que había estado elucubrando la noche anterior. Todo sonaba perfecto, demostrando lo mucho que su esposo amaba la idea de formar una familia con él.

-Podemos hacerlo, precioso, adoptaremos un bebé y le daremos la vida digna que merece. Sé que hubieras preferido llevarlo en tu vientre, pero…

-¡Oh no, no! No me importa si lo doy a luz o no, yo lo que quiero es criarlo, Nigel. Quiero mecer su cuna y darle de comer, quiero llevarlo al parque a comer helado cuando sea más mayor, quiero que lo llevamos a la escuela y al planetario los fines de semana. ¡Quiero hacer todo eso contigo y con él, Nigel, porque te amo y quiero que tengamos una familia juntos!

Ahora le tocó a Nigel el turno para lagrimear. Ver a Adam tan feliz siempre le provocaba ese efecto.

HEU Mpreg Set: Doble PaternidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora