Cap 5 "Recuerda comprar el regalo"

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Elioth

Luego de haberme despedido de Qiwen y Denisse me alejo caminando. A decir verdad creo que fue muy agradable, debo admitir que estaba muy nervioso en un principio, pero mis compañeros fueron más amables de lo que esperaba. Quizá este colegio sea distinto a los demás, a diferencia de los anteriores, creo que en este si podré adaptarme.

Antes de encaminarme a casa reviso mi celular y encuentro un mensaje de mi madre:

"Hola, Corazón ¿Qué tal tu primer día?"

"Porfavor recuerda comprar el regalo que te pedí."

Es cierto, el regalo. Después de tantas cosas nuevas estoy algo cansado y lo había olvidado, pero no podría negarme a un favor que venga de ella, en especial porque sé que la mudanza también la tiene muy agotada.

"Fue un buen dia"

"Voy en camino a las tiendas"

Todavía no conozco la ciudad y mucho menos sabría cómo llegar a las tiendas solo, pero aun así decido caminar con la esperanza de encontrar alguna por el camino. Mala idea.

Después de un rato de estar buscando acepto la realidad; estoy perdido. Quizás debería preguntarle a alguien, pero no me atrevo a hablar con un desconocido. Intento buscar una dirección en mi teléfono pero la batería no es suficiente y se descarga, ahora sí que no se que hacer.

Son alrededor de las 4:00 de la tarde y temo que comience a oscurecer. Aun si me atreviera a acercarme a alguien, no hay nadie cerca.

Alrededor solo hay casas y más casas, ni siquiera sé cómo llegué aquí, espero no estar demasiado lejos del colegio.

—Guau Guau.

Escucho un ladrillo, pero no estoy seguro de la dirección de la que proviene.

—Guau Guau.

Esta vez es más fuerte, viene por la derecha; un gran perro rubio corre a toda velocidad hacia mi.

—Ay no —pienso mientras lo veo acercarse a cada segundo—, ¿y ahora qué? ¿Debo salir corriendo? No, no, con eso solo lograré que me persiga. Piensa, piensa.

Antes de que pueda decidir qué hacer el perro está casi sobre mí, pero apenas unos instantes antes se detiene y comienza a olfatearme.

—Guau Guau.

Ahora que está calmado se ve muy lindo.

—Hola, chico —me agacho para quedar a su altura—, ¿qué haces aquí? ¿también estás perdido? Tranquilo, en realidad no espero que me respondas.

—Guau.

No solo lleva un collar, sino que también arrastra la correa con él, parece que su dueño no pudo controlarlo y se escapó, pobre, debe de estar buscándolo.

Miro alrededor pero no veo a nadie más.

—Vamos chico —le digo al perro, tomo su correa y caminamos en la misma dirección de la que salió —. ¿Crees que encontremos alguna tienda de regalos por aquí?

—¡Hey!

Frente a nosotros llega corriendo un chico rubio y en cuanto el perro lo ve sale con gran velocidad en su dirección, obligándome a soltar la correa.

—¡Oye, amigo! —dice el probable dueño, mientras se acerca a mi—, Gracias por cuidar a Rumpels.

Aprieta mi mano con tanta energía que siento que me la podría arrancar.

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