Nick
—¿Quieres explicar qué es esto? —Lucas me acercó el teléfono a la cara con brusquedad.
Solo había una publicación de una guitarra a un precio muy barato. Pero no era cualquier guitarra, sino la mía.
—No hay nada que explicar —contesté alejando la pantalla de mi rostro.
—Nick no puedes venderla.
—No la necesito.
—Eso no es cierto —Bajó la vista al teléfono de nuevo —. ¿Qué mierda más publicaste? Carajo ¿Vas a vender el disco de The Beatles? Tedd, dile algo.
—Por favor no lo hagas —supliqué mientras me dejaba caer en la cama.
—Nick, estás vendiendo tu vida a solo un par de euros. ¿Perdiste la cabeza? —dijo el segundo.
—Estoy muy cuerdo, gracias.
Lucas y Tedd se miraron entre ellos. Sabía lo que pensaban. Que estaba jodido. Lo cual era verdad.
—Nick, vas a arrepentirte, por favor no vendas nada.
—No voy a usarlos. Si los conservo van a llenarse de polvo y...
Dejé la frase a la mitad.
—¿Hank lo sabe? —preguntó Tedd mientras recorría la pared con todos los álbumes de The Beatles colgados.
—No, y como a alguno de los dos se le ocurra decirle voy a hacerlos desaparecer —espeté.
—Yo te los compro.
—Tedd —Lucas lo miró con el ceño fruncido.
—Es preferible que los tenga yo antes que un desconocido —se defendió el moreno.
Empezaron a discutir entre ellos sobre mi decisión de vender mi cosas. Lo cual no iba a cambiar.
No iba a arrepentirme en un futuro como dijo Lucas, no necesitaba tener esas cosas en mi vida. Ya no. No desde... Siquiera podía pensarlo.
Cerré los ojos. Últimamente todo había sido muy difícil. Hank quería verme progresar, mis amigos también. Hacía todo lo posible para que yo estuviera... Para que yo vuelva a ser el Nick de antes. Pero ese Nick ya no estaba, no quería volver a ser igual. ¿Cómo podía ser tan despreocupado? Antes no me importaba absolutamente nada, en el buen sentido, dejaba que las cosas pasen, que fluyan. Ahora solo estaba preocupado por todo y al mismo tiempo no me importaba nada.
Tiempo atrás las calles de París me habían parecido un sueño, ahora solo era el mismo ambiente neutro y aburrido. Excepto de noche, ahí era diferente. El aire se respiraba más ligero y las luces de la ciudad eran simplemente mágicas.
—Creo que entiendo por qué vienes tanto.
—¿Sí? Quiero escuchar eso.
—Bueno, puedes ver todo desde aquí. Las calles, la torre. Es como...
—Estar solo con el mundo.
Su imagen invadió mi mente y dejó de lado el resto de pensamientos. No podía quitarme sus ojos de la cabeza. Miel. Su voz resonaba todo el tiempo en mi mente.
Camille.
Hank la había traído por una razón, una razón muy estúpida.
Arrugué la nariz. Me fastidiaba. Estaba en todos lados, no importaba donde mirara, ella estaba en mi departamento paseando por mi piso.
La necesitaba fuera. Lejos. Estaba durando demasiado. Todos se habían ido apenas una semana, ella estaba ahí desde hacía casi un mes. Tenía que obligarla a irse.
—Nick —Abrí un ojo para encontrarme con Lucas.
—¿Qué?
—Hay alguien en la puerta —Me senté en la cama, confundido.
—¿Qué?
Me levanté y me acerqué a donde estaba Tedd. Asomé la cabeza para encontrarme con ella. De pie con unos mechones castaños cayéndole por los costados de la frente y... un paquete en la mano.
—No nos dijiste que vivías con una chica tan agradable y bonita —dijo mi amigo.
—No es agradable —espeté. Me giré hacia Camille —. ¿No fui claro cuando te pedí que no molestaras?
—En primer lugar —comenzó —, vas a arrugarte de tanto que te enojas y, en segundo lugar, no vine a molestar.
—¿Entonces?
—Te trajeron esto —Señaló el paquete que tenía en las manos.
—Buenisimo, puedes irte —Pero apartó la caja antes de que la agarrara.
—¿No vas a agradecerme?
—No —sonreí.
—Entonces me lo quedo.
—¿Tanta atención necesitas? —Abrió los ojos como platos.
—Eres...
—¿Qué? ¿Qué soy? —Pero no continuó la frase —. Dame el paquete, es mío.
—Me caes muy mal —espetó.
—El sentimiento es mutuo.
Dudó un momento antes de entregármelo y desaparecer por la puerta de su habitación con la misma velocidad con la que llamó a la mía. Cerré la puerta y me giré hacia mis amigos quienes me miraban con las cejas levantadas.
—No empiecen o los echo a patadas —les adelanté.
—¿Quién es? —preguntó Lucas.
—Una rara que Hank contrató —contesté.
—¿No es más joven que los otros?
—¿Importa acaso?
—Es bonita —agregó Tedd, sentado sobre una punta de la cama —. ¿Qué edad tiene?
Ignoré lo que dijo y dejé el paquete sobre el escritorio.
—¿No vas a ver qué es? —Negué con la cabeza ante la pregunta de Lucas.
—Ya sé lo qué es, es de mi padres.
—Siquiera lo abriste, puede que sea...
—Un souvenir de su viaje a Alemania.
—No lo sabes.
—Siempre es lo mismo, créeme. No quiero abrirlo de todos modos.
Una vez que mis amigos se fueron me quedé solo en mi habitación. No tenía muchas opciones con que hacer. Podía quedarme y ver qué otras cosas podía vender o ir al living a ver el partido de fútbol de las nueve. Aunque corría riesgo de encontrarme con Camille ya que vivía conmigo.
Y efectivamente, fui al living, pero para mi sorpresa ella no estaba. Su habitación estaba cerrada, así que supuse que estaba adentro leyendo el libro que tenía en la mano esa misma tarde. Me senté en el sillón, prendí la televisión y esperé hasta que se hizo la hora de la cena.
Como era de costumbre, subí a la terraza y esperé a que todos se fueran, Camille a su cuarto y Hank en su piso, para cenar en la mesa. Solo. Como de costumbre.
***
¡Hola! Sé que normalmente no pongo nada despues de los capítulos (tampoco se acostumbren jaja), pero quería agradecerles por el apoyo y los comentarios que a veces recibo. La verdad que me pone muy feliz que les guste tanto la historia como a mí.
Pronto las cosas se van a poner buenas, tenganme paciencia, ya quiero que puedan leer la historia completa (la cual aún estoy escribiendo).
PD: ¿Qué les parece Nick? ¿Creen que empezará a abrirse con Camille? Los leo.
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Te Encontré en París [Borrador]
Romance[BORRADOR] La vida de Camille no estaba yendo como ella quería: la relación con sus padres no era la mejor, su editorial la presionaba para terminar el tercer libro de su saga, no había terminado los estudios en la universidad... Y allí estaba, en...