Capítulo 23

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Nick

Bajé con Camille por el ascensor sosteniéndola por los brazos ya que no podía mantenerse de pie sola. También me llevé un par de insultos por su parte.

Cuando nos despedimos de Anya le pedí su número para avisarle cuando llegaramos al departamento y también para que me avise si necesitaba algo. Ella dijo que se quedaría con Josh y que nos mandaría un mensaje cuando llegara a su casa.

Una vez fuera del departamento esperamos a que pasara un taxi por la entrada, lo cual, por suerte, no demoró mucho.

—Sube —le pedí a Camille, ella me miró y se cruzó de brazos.

—No haré eso.

—¿Prefieres que te deje borracha aquí sola?

Se mordió el labio y negó con la cabeza. La ayudé a tomar asiento y le pedí al conductor que nos llevara al departamento.

Ella se apoyó en la ventana contraria a la mía y se quedó viendo la ciudad por la noche. Eran casi las cuatro de la mañana y estaba en un taxi llevando a Camille al departamento. Mi yo de hace dos meses hubiera querido salir corriendo a tomar más cerveza.

Me tomé el tiempo de analizarla. Llevaba el pelo suelto, más maquillada que de costumbre aunque un poco desarreglada. Bajé mis ojos a su vestido, era de color negro y apretado, hacía resaltar todas las curvas de su cuerpo, combinaba con sus tacones. Aparté la mirada de ella y me concentré en el camino.

La había visto consumir alcohol toda la noche en aquella ronda, también cuando se sentó con esa chica en el sillón a hablar o cuando comenzó a sentirse un poco mareada, ahí fue cuando me acerqué.

¿Que estaba haciendo ahí? ¿Por qué carajos me estaba tomando el tiempo de llevarla al departamento cuando podría estar con mis amigos emborrachandome?

Sabes por qué.

A los pocos minutos llegamos al edificio. Le di las gracias al taxista y bajamos del auto. Camille casi se cayó cuando entramos al vestíbulo, así que la sujeté con firmeza antes de que tocara el suelo.

—No me toques, puedo sola.

—¿Segura?

—Si —formuló.

Aparté mis manos de ella y la dejé que intentara llegar al ascensor, lo cual casi lo logra. Se tambaleó bastante al punto que se chocó con el mostrador. Me acerqué a ella.

—Cam.

—¿Qué? Puedo sola.

—No, no puedes. Dejame ayudarte.

Noté cierta duda en su rostro.

—¿Por qué? —Me sostuvo la mirada —. ¿Por qué me ayudas?

—¿Acaso importa?

—¿Puedes dejar de ser un idiota?

—¿Cuanto ron tomaste? —burlé.

—No tomé solo ron —Y lo sabía.

Esperé unos segundos en silencio. Ella comenzó a reírse.

—¿Qué te hace gracia?

—Tú.

—¿Ah, si? —Me crucé de brazos, divertido —¿Puedo saber la razón?

—No —sonrió.

—¿Puedo llevarte arriba?

Pasé mi brazo por su cintura y nos dirigimos al ascensor. Apreté el botón a nuestro piso y procuré que Cam no se cayera.

Una vez dentro del departamento la acompañé hasta el comedor para que tomara asiento en una silla.

Te Encontré en París [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora