Capítulo 21

1.6K 162 13
                                    

Camille

—¡Vamos, se hace tarde! —gritó Anya mientras golpeaba la puerta del baño.

—¡Ya voy! —le respondí igual de fuerte.

La puerta se abrió de un golpe.

—¡Anya!

—¿Tanto vas a tardar en un delineado?

—Perdí la costumbre, dame cinco minutos.

Estábamos en el departamento de Nick. Bueno, técnicamente también era el mío, así que estábamos en el departamento que yo compartía con Nick. Apenas entró, Anya me preguntó si Nick estaba allí a lo que le respondí que no ya que había salido con sus amigos.

—¡Cam, estoy perdiendo la paciencia!

—¿Puedes calmarte? —espeté terminado de delinear el ojo —. Josh no va a irse con otra si ese es tu miedo.

—Nunca dije que esto se tratara de Josh.

—Estuviste hablando de él todo el rato, tuve que pedirte que pararas ¿lo olvidas?

—No me hables así —dijo levantando el dedo índice —, cuando tu hables de lo enamorada que estás de Nick yo no voy a pedirte que te calles.

Cerré el delineador y la miré con el ceño fruncido.

—¿Qué acabas de decir?

—Cam, no te hagas la que no escuchaste, lo dije clarito.

—No estoy... Olvidalo —Salí del baño y me paré frente al espejo.

Llevaba un vestido negro corto, uno que no había usado desde hacía mucho tiempo.

—Te ves genial —comentó mi amiga.

—¿Tú crees?

—Escucha, si me gustaran las mujeres te estaría coqueteando ahora mismo.

Ladeé la cabeza.

—Como sea, estoy lista ¿vamos?

—Al fin —festejó agarrando su bolso.

Salimos del departamento y me aseguré de dejar todas las luces apagadas.

—¿No te olvidas de nada?

Negué con la cabeza.

—¿Pediste el taxi?

—Está en camino.

Una vez afuera del departamento sentí una rafaga de viento que me causó un escalofrío.

—¿No es emocionante? —sonrío Anya —. Saldremos de fiesta juntas.

—Supongo que sí —Me encogí de hombros.

—La vas a pasar muy bien.

Nos subimos al taxi y fuimos directo a la dirección de la fiesta. Llegamos a un edificio lo cual me pareció un poco extraño, aún así el lugar se veía muy bonito.

—Gracias —sonrió Anya mientras le pagaba al taxista para luego bajarnos del auto.

—¿Segura que es aquí? —pregunté señalando la infraestructura.

—Josh me dijo que está en el último piso. Una terraza.

—Si, no creo que no dejen pasar... ¡Anya! —exclamé cuando mi amiga se adentró en el edificio como si fuera suyo. La seguí hasta el vestíbulo donde había una mujer sentada en un escritorio.

—Hola —saludo mi amiga —. Venimos de parte de Josh.

La mujer nos registró un momento y luego agarró un teléfono que estaba a su lado.

—¿Hola? Si, dos muchachas. ¿Tu nombre? —le preguntó a Anya.

—Anya.

—Anya —dijo al teléfono —. Bien, ya las mando —. Colgó y nos miró a las dos con una sonrisa —. Último piso, las esperan.

—Gracias, señorita —saludó mi amiga y me tomó de la mano arrastrándome al ascensor.

Apretó el último botón y esperamos a que las puertas se cerraran y nos llevaran al último piso.

—¿Vas a saltarle encima acaso? —burlé.

—Claro que no, solo estoy emocionada.

—Puedo verlo.

Las puertas se abrieron dando lugar a una hermosa terraza llena de luces de colores y música a todo volumen. Pude divisar una barra entre todas las personas que estaban bailando. Había olvidado lo que se sentía estar en un ambiente así. Bajamos del ascensor y no pasaron cinco minutos cuando un chico se nos acercó. Bueno, más específicamente se acercó a Anya.

—Hola, bienvenidas —saludó.

—Cam, él es Josh —sonrió.

—Un gusto —Hice un gesto con la mano.

Josh se quedó hablando un rato con nosotras y luego nos guió a la barra para pedir algo de tomar.

Esa escena me recordó un poco a una parte del libro que estaba escribiendo donde el protagonista se dirigía a un bar para encontrar al asesino de sus padres. La música, el olor a cigarrillos y las personas bailando eran un factor esencial.

Anya y Josh desaparecieron al poco rato y me quedé sola en la barra viendo al resto. Sus cuerpos se movían al compás de la música y sus rostros reflejaban felicidad.

A veces sentía que observar como lo estaba haciendo en ese momento era una habilidad que había adquirido con el paso del tiempo siendo escritora. Seguramente Nick sabía de lo hablaba, después de todo, él era compositor.

Le dí un sorbo a mi bebida, ron. Me gustaba tomarlo con hielo, dos cubos, ni más ni menos. Supongo que era una manía mía.

En un momento me giré para servirme otro trago, estaba segura que pasaría una noche bastante alocada, siempre pasaba. El problema era que no conocía a nadie de los que estaban conmigo. Todos eran desconocidos para mí. Fue ahí cuando sentí una presencia detrás mío. Sostuve el vaso con ron con firmeza y me giré para ver de quien se trataba.

Vaya —Ladeó la cabeza y una sonrisa se dibujó en su rostro —, de todos los lugares donde pensé que te encontraría, éste era el último, preciosa.

Te Encontré en París [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora