Tu no, pero tu amiga si 1 y 1.2

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                                                                     Tu no, pero tu amiga si 1, y 1,2


Rebeca era una adolescente alta y con curvas, pero poco desarrollada de pechos. Ya se frotaba por las noches mirando porno en su Tablet, y gozaba de su cuerpo.

Andrés, su padre, viudo desde que nació Rebeca, se desvivía por criar a su hija sin que le faltara nada, se podría decir que la tenía malcriada o muy mimada. Pero era su niña, y pocas veces le decía que no a algo.

Una noche Rebeca buscaba videos porno, y vio uno, en el que salía un hombre muy parecido a su padre, le dio para verlo mejor y abrió los ojos asombrada del parecido. Busco el nombre del actor, y había pocos de él, un par más solo.

Los empezó a ver, y confirmaba que era su padre, pero hablando con acento francés. No lo podía creer, pero tenía el mismo lunar en la cara, la misma forma de moverse y de andar. ¿Cómo podía ser? Pensaba alucinada.

Siguió viendo el primero hasta que se desnudara, para fijarse en una cicatriz que tiene en la espinilla, fruto de sus rutas de montaña, una noche de tormenta de nieve, de bastante joven. La vio y quedo confirmado. Pero le vio la polla, y como la chica se la pajeaba ansiosa y se la chupaba. Rebeca se empezó a calentar y sintió vergüenza apagando la pantalla, y con su paja de esa noche frustrada.

Andrés no quería mujer en su vida, Marta, la madre de Rebeca fue su amor, y no quería una sustituta para su hija. Si necesitaba mujer, llamaba a una agencia y le dejaban bien desahogado hasta la próxima.

Esa noche, como otras, se esperaba hasta las 11 de la noche, que sabía que Rebeca ya dormía como un tronco, y abría a la profesional que venía a satisfacerle. La invitaba a una copa y empezaban a jugar.

Rebeca llevaba tres días sin masturbarse, empezaba mirando videos, y decidía a ver a su padre, pero solo un poco, por curiosidad de cómo follaba, y las cosas que le hacía a las chicas de las pelis, pero al final se sintió sucia, y dejo de ver porno.

Esa noche, después de tres días, ya llevaba dos pajas con su imaginación, y en el momento de correrse, sin querer, se imaginaba a su padre follándola, con ella corriéndose e intentando quitárselo de la cabeza. Las dos pajas acabaron igual, y quiso hacerse otra concienciada de que tenía que quitarse esa sucia idea de su cabeza al correrse, pero tenía ganas de orinar y fue al baño.

-¡Mmmmh! muy bien, así, hasta el fondo perra.- le decía a la puta, que se follaba la boca de rodillas en el suelo, con Andrés llevándole el ritmo con la mano en su cabeza.

Le aumento el ritmo gozando después de varios días sin follar, y al rato le avisó de que se corría, y ella siguió más rápido hasta que lo vacío sonriéndole. Le pajeo lentamente para sacarle toda la leche que pudo y le quito el condón para limpiarle con una gasita húmeda.

-Ven, dame tus tetas que tengo hambre de tetas putita.- le dijo cuando acabó de limpiarle, haciendo que se subiera encima de él, y se las sacara.

Se las lamía, mordía y chupaba, parando en sus pezones, con la profesional, agradecida de su delicadeza, y a la vez rudeza en sus pechos, que la hacían gozar y olvidarse de su mala vida un rato.

-¡Mmmmh! ¡Aaaaah! Que bien las comes tío ¡Mmmmh! sigue, sigue un poco más ¡Mmmmh!.-le decía agarrada a su cabeza, frotando su coño en su polla, y notando como volvía a crecer.

Rebeca había oído los gemidos de la chica, y se asomó en lo alto de la escalera, escondida en la oscuridad, y los veía claramente desde las alturas. Oía a la chica gozar, y noto como sus pequeños pezones empujaban el pijama al ver a su padre comérselos a la puta, que gemía y gozaba. Tragaba saliva ya cachonda, y se frotaba un pezón en la vaya de la escalera sin darse cuenta.

Tu no, pero tu amiga siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora