Tu no, pero tu amiga si 2

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                                                                    Tu no, pero tu amiga si 2


Desperté con la polla contenta, y yo más aún. Bajé a tomarme mi café y mi cigarro, y recordé la noche anterior, empezando con los juegos en el sofá, y follándome por fin el culo de Susana. Que tanto deseaba, por no hablar de haberle comido las "mucho más deseadas" tetas, que ya hacía un año quería tener en las manos y en la boca. Mi polla volvía a subir, después del empalme mañanero, y tuve que dejar de recordarlo.

Leía las mentiras de la prensa y oí bajar a alguien por las escaleras, me giré y era mi hija, bastante dormida y en braguitas, sin el pantalón del pijama.

-¿Te ha robado el pantalón el ratón Pérez? -le dije sonriéndole.

Se pego a mi pecho, me dio un beso en la boca y me dijo:

-Me molestaban para jugar, estarán en el fondo de la cama. Luego los busco.- me dijo alterándome un poco por "tanto cariño".

-¿Y este cariño tan de repente? Ya sabes que lo de anoche fue sin querer, no sigas cariño, y perdona, no puedo hacer dos cosas a la vez. -le expliqué apartándola un poco, pero sin soltarle de la cintura.

Me agarro las manos, las bajo a su culo perfecto y me dijo seria:

-Si ella te tiene, yo también quiero.- y le vi brotar una lágrima antes de que se apoyara en mi pecho.

-Niña, no es lo mismo y lo sabes, no puede ser, cariño.- le dije soltando su culo y yendo a hacerle la leche con cereales.

Me iba a decir algo, andando detrás mío, pero Susana dijo:

-¡Por favor un café triple! No sé ni cómo me llamo.- decía bajando las escaleras algo dolorida de su culo muy bien follado.

-Ya hablaremos. -me dijo mi hija al oído, sentándose al lado mío, sin evitar rozarle cada vez que pasaba.

-¡Oído la barra! -le dije admirándola al bajar.

Se sentó mirando a Rebeca y le preguntó:

-¿Te has cambiado de sitio? Con las peleas que teníamos de pequeñas.- y le tiro un cereal, con ella haciendo lo mismo diciéndole:

-Yo también estoy dormida, no sé ni cómo he llegado aquí.- y las dos rieron, pero mi hija me sobaba el culo o la polla, según para donde pasará.

La cogí con el taburete, con las dos riendo, y la llevé a su sitio diciéndole:

-Te deje yo sentada, cuando te quedaste dormida.- y volvieron a reír.

Desayunaron como siempre, con sus cuchicheos y enseñándose cosas en sus móviles, pero Susana ya no se fijaba en si la miraba de vez en cuando, ahora ya la podía mirar, tocar y lo que quisiera hacer con ella. Me miraba a veces y me guiñaba un ojo o me sacaba la lengua, con ojos de deseo.

Mi dulce Susana ya no volvería, pero es lo que pasa cuando crecen, pensé apenado.

-¿Otra vez te ha bajado? Si la tuvimos hace dos semanas.- le preguntó Rebeca al verle la compresa manchada y más bien en su culo, ya sabiendo porque la llevaba, pero debía hacerse la tonta con ella.

-Si tía, no sé, algún óvulo tempranero.- le dijo riendo los tres.

-Ponle el espray para las manchas y lo dejas ya en la lavadora, que si no quedara mancha. -le dije.

Tu no, pero tu amiga siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora