Día 5: Premio a la codicia

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El frio y la humedad se pegan en la piel del humano mientras recorre un sendero cubierto de barro y plantas. Los árboles son más grandes que él y los animales cantan al notar su presencia, insectos, aves y pequeños primates.

- Hemos caminado por un rato -. Exclama el humano.

- Te había dicho que hay criaturas que aun viven en el mundo humano y esta es una de las más raras de ver -. Responde Isabel.

- Vive en una zona muy remota y de difícil acceso -. Relata el humano con dificultad.

- Es un castigo por hacerme quedar mal ayer frente a la camarera -. El rostro de Isabel muestra una expresión de picardía, se está divirtiendo.

- Pensaste que tenía jabón el té de burbujas, jajaja -. Se ríe burlonamente el humano y la dama le tira una brisa fría en la nuca.

Tras caminar un par de horas, se han adentrado en lo profundo de la selva y un aullido fuerte se escucha, algo viene por ahí. En las selvas de los andes, al sur de Ecuador, una enorme criatura habita, no es tan grande como los gigantes de Imbabura, pero es igual de sorpréndete, es el Zhiro.

- ¿Lo ves? -. Murmura Isabel, mientras se oculta detrás de un árbol.

- Si, pero, ¿Por qué nos ocultamos? -.

- El Zhiro es un poco peligroso, es una criatura territorial y protectora, es difícil de ver y aun más de escapar de él -.

- Se parece a pie grande -.

- Son de la misma familia -.

- Era bastante obvio, si le tomara una foto seguramente habrían muchos turistas por la zona -.

El par de amigos susurra entre ellos mientras observan a la criaturas de poco más de dos metros de altura, cubierta de pelo con unos brazos largos, su anatomía es similar a la de un primate no humano, pero está erguido, por ello los han encasillado como un homínido perdido.

El Zhiro los vio e Isabel está distraída. Al notar la presencia de dos extrañas criaturas, el Zhiro se acerca a una gran velocidad con intenciones de pelear, es territorial después de todo y parece no poder hablar. El humano se percató de la situación y empujo a Isabel quien estaba en medio de la arremetida de tal criatura, recibiendo su golpe de lleno y siendo mandado a volar unos pocos metros hasta chocar con un árbol, está herido.

La gran criatura peluda se percato del evento y dudo en seguir atacando, pero Isabel se pone a la defensiva, está molesta con el pero más con ella misma, se suponía que ella seria quien lo proteja a él.

- ¡Detente Isabel! -. Grita el humano llamando la atención de las dos criaturas mágicas a punto de enfrentarse, en términos de fuerza, Isabel es superior.

- Pero el te ataco -. Responde Isabel.

- No es así, solo está asustado -. Exclama el humano y el Zhiro escucha.

- Lo sentimos por habernos ocultado de esa forma, no queríamos hacerte daño, solo queríamos verte -. Expresa el humano.

El zhiro se acerca lentamente e Isabel a gran velocidad protege al humano, quien le toma del hombro y se pone delante.

- Mucho gusto -. Exclama el humano estirando su mano con una gran sonrisa y el Zhiro la toma suavemente, está arrepentido de haber arremetido así contra tal humanidad.

- No te preocupes, no me duele, estoy bien -. A pesar de tener dos costillas rotas y posible sangrado interno, el humano miente para que la criatura no sea lastimada, pero es muy malo y se da cuenta, pero su amabilidad ha llegado a su corazón.

- Yo también lo siento, con ambos -. Expresa Isabel y el Zhiro y el humano sonríen.

La criatura peluda quiere expresar sus disculpas de otra forma y guía a Isabel a otro lado, dejando a solas al humano, herido y magullado.

El dolor es más de lo que un simple humano puede resistir, pero no quiere gritar, no quiere preocupar a nadie, por ello, resiste, aguanta lo más que puede, pero si sigue así, va a morir.

- Vaya forma de irse -. Murmura el humano con una ligera molestia.

- Si no haces algo, morirás -. Una voz entra en su cabeza.

- Si, pero, ¿Quién eres? -. Pregunta el humano con dificultada y una extraña criatura de color negro se sube en su pecho, no pesa nada.

El animal aparenta ser un Fenéc, pero no es de esta área, es de color negro y tiene una gema de color rojo en su frente, sus ojos son tan brillantes que duelen verlos, pero a la vez, se siente bien, por una extraña calidez que desprenden.

- Si quieres vivir toma la gema en mi frente -. Exclama la criatura.

- ¿Qué pasara contigo si lo hago? -. Pregunta el humano.

- Moriré, pero tu serás salvado -.

El humano se queda en silencio, parece que lo está considerando, y en tan solo un momento, unos pocos segundos, estira su mano hacia la cabeza de la pequeña criatura y lo acaricia.

- Gracias por la oferta, pero no es necesario sacrificar tu vida por mí -. Con una sonrisa cálida y amable el humano golpea a la criatura.

- Realmente eres raro -. Exclama el Carbunco y se acuesta en el pecho del hombre.

Ambos duermen hasta la llegada de Isabela y el Zahir. Tras unos minutos llegan con un frutas en sus brazos y descubren la adorable escena, los dejan dormir unos minutos más.

Al despertar, Isabel entrega una fruta al humano, es la primera vez que la ve y la prueba, es la fruta más dulce que ha probado nunca.

- Está muy rica -. Murmura el humano e Isabel lo escucha.

- Esta fruta tiene propiedades curativas, probablemente sobrevivas con esto -. Exclama el Carbunco.

- ¿¡Herida!? -. Grita Isabel.

- ¿¡Por qué no me dijiste que estabas herido!? -.

- Si lo hubiera hecho te habrías preocupado demás -. Menciona el humano con vergüenza.

- ¡No seas tonto! Tu vida es.... -. Las palabras de Isabel tocan el corazón del humano y este no dice más.

- No es necesario reclamar lo que está solucionado, el Zahir se dio cuenta y por eso busco estas frutas, el tesoro del Zahir -. Expresa el Carbunco.

- Muchas gracias, a los tres -. El humano sonríe dulcemente y cae rendido nuevamente.

- No te preocupes, es normal que se desmaye tras comer esta fruta, su cuerpo se está curando, aunque su corazón, es otra historia -. Las palabras del Carbunco resuenan en Isabel, las entendió.

El quinto día ha terminado con una sensación agria. Isabel llevo el cuerpo desfallecido del humano a su cabaña y el Carbunco los acompaño, ahí durmió, hasta el siguiente día.

Amado por las hadas y otros másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora