Día 7: Los duendes

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Hacia la cabaña de la Dama Tapada se dirigen un grupo de bandidos, conformado por unos duendes, entre ellos podemos encontrar un del tin-tin, dos chuzalongos y cuatro kurupi, además una especie de hombre lagarto conocido como Quisquinay, viene uno solo, van en marcha de caza. Este grupo es conocido en el mundo de las criaturas mágicas, no son más que unos gandallas odiados por todos, corretean mujeres y patean a los más pequeños, son unos bastardos sin honor.

Las tres brujas amigables no están cerca y no se han enterado de la situación, pero el Kuartam-tan si y corre a máxima velocidad convertido en tigre hacia la cabaña, quiere que escapen.

- ¡Ahí vienen! Kuartam -. Grita el gigantesco tigre de color verde.

- Lo sabemos, los estábamos esperando -. Expresa Isabel.

- Ayer noté cierta actividad cerca y los estuve vigilando, al parecer quieren hacerse con nuestro amigo -. Exclama el Carbunco.

- Así que estabas aquí y lo reconociste, kuartam -.

- Es tal como dijiste, vale la pena protegerlo por un poco más -. El trio de criaturas fantásticas se dispone a pelear mientras el humano aún duerme.

El primer contacto se ha hecho, los duendes usan sus habilidades para lanzar rocas mientras que la Dama Tapada defiende con una fuerte ventisca, la pelea está a favor del trio pero los duendes no tienen honor.

- ¡Úsalo! kikiki -. Grita el tin-tin.

Uno de los Chuzalongos lanza una especie de incienso el cual debilita a la Dama Tapada, es un arma especial para ella.

- ¡Sobre ella! Kekeke -. Grita el segundo Chuzalongo quien babea de lujuria y es arremetido por el Kuartam-tan.

- Retrocede, kuartam -. Isabel regresa y ahora el gran sapo defiende.

- La única que nos daba problemas era ella, ustedes dos no son nada contra nosotros, kekeke -. A pesar de sus apariencias, los duendes tiene poder y más estos quienes pueden controlar los elementos.

Los Kurupi controlan las raíces y atacan al gran tigre y pequeño zorro, quienes hacen lo posible por esquivar, Isabel solo puede ver desde lejos, aún está mareada y débil.

Algo falta, alguien falta, es el tin-tin e Isabel lo está buscando con la mirada. En la línea de frente están los Chuzalongos, detrás de los Kurupi y en el fondo, esperando instrucciones los Quisquinay, pero su líder, el tin-tin no está por ningún sitio e Isabel teme lo peor.

La criatura de poco menos de medio metro, viste un traje de color negro, apenas y pueden ser divisadas sus distintivos, pero, aquello que lo caracteriza es su gran sombrero, cubriendo su cabeza y rostro. El tin-tin ha entrado en la cabaña, se dispone a completar su objetivo.

- Kikiki, fuiste un humano con suerte, pero ya no más, este es tu castigo por invadir mis tierra -. Con una estaca de madera, apuñala el bulto debajo de la colcha en la cama de la Dama Tapada.

- ¿Eh? -. Algo no está bien, falta la sangre.

- ¡Maldito! -. Gruñe el tin-tin ante el engaño.

- Eres muy tonto para tener tantos años, creo que me llevare esto -. El humano sale de debajo de la cama y retira el sombrero del dunde.

- Al parecer las leyendas son ciertas -. La criatura desaparece hecha cenizas, solo el sombrero queda en pie y el humano lo tiene.

Isabel quiere correr a ver cómo esta su amigo, pero no se puede mover, su cuerpo está muy debilitado por el incienso desconocido. Alguien salió de la casa, Isabel lo ve y se tranquiliza.

- ¿Lo quieres? -. El humano muestra el sombrero del tin-tin e Isabel ríe.

- No me des esa cosa asquerosa -. Exclama con alivio.

El humano se dirige al centro de la batalla y llama la atención de todos.

- Hey, duendes, aquí, miren esto -. El humano alza la mano y los duendes lo observa, es el sombrero de su líder.

- ¿Se lo quitaste? -. Están asombrados y el primer chuzalongo hablo.

- Pero, él es muy rápido -. El segundo comenta.

- Tu ¿¡Lo sorprendiste!?? -. Uno de los Quisquinay hablo, con un tono serpenteante.

El humano amenaza con quemar el gorro y todos se asustan, es su líder después de todo, nadie quiere perderlo para siempre. El tin-tin es una criatura muy rápida y ágil, difícil de engañar y la única forma de quitarle el sombrero, es sorprendiéndolo, algo muy difícil de hacer y todos los presentes lo saben, lo entienden y los dundes, entienden que pasaría si su gorro es quemado.

El tin-tin no ha muerto, solo se desvaneció, pero renacerá nuevamente de su sombrero, siempre y cuando este esté intacto, pero le toma un tiempo hacerlo.

- Váyanse de aquí, todos, menos ese curupí -. Ordena el humano y todos se van, después de unos 10 minutos, entrega el sombrero al curupí.

- No se vuelvan a acercar o las hadas tendrán que interferir -. El curupí sale despedido, esas últimas palabras serán transmitidas a todos "el amado por las hadas" será el apodo de este humano.

El grupo se reúne y ríen de alivio, tras unos minutos contemplando el cielo, Isabel se siente mejor y pueden continuar con su viaje.

- ¿Qué fue eso de las hadas? -. Pregunta el Carbunco.

- Estaban por aquí ¿No las viste? -. Todos se asombra ante tal afirmación.

- ¿No lo sabes? Kuartam -.

- ¿Qué cosa? -.

- Las hadas solo se muestran ante aquellos que ellas quieren que vean -.

- Yo nunca he visto un hada -. Exclama Isabel.

- ¿Y estas cositas que vuelan a tu alrededor? -. Pregunta el humano.

- ¿¡Son hadas!? -. Exclama atónita Isabel, quien desde el primer día las había visto.

- Así que ustedes dos pueden verlas, realmente es una sorpresa -.

- Es un milagro, kuartam -.

Todos ríen juntos por última vez y el kuartam-tan se despide, el carbunco los acompañará por un rato más.

- ¿Dónde iremos hoy? -. Pregunta el humano.

- De vuelta al frio, aunque el día está por terminar -. Responde Isabel.

- Vamos a las ollas, en una noche sin nubes es una esplendida vista, no te preocupes por refugio, conmigo lo tienes -. Exclama el Carbunco.

Los tres cruzan al mundo humano y contemplan la belleza nocturna y al estar cerca del Carbunco, el humano no siente el frio, está cálido.

- No hay necesidad de un techo, esta noche será despejada -. Replica el humano y duerme sobre el suave pasto junto a sus amigos.

Amado por las hadas y otros másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora